Sueña una dulce pesadilla (Drama/Ciencia ficción)

—¿Cuánto tiempo lleva así? —pregunta un científico mirando una paciente tiesa sobre la camilla.

—Mucho, —responde su colega, un doctor— casi cuarenta y ocho horas para ser precisos. Fue capaz de crear esta máquina, ¿cuánto tiempo habrá puesto?

—Como dijiste, mucho...

Parque Lamaze

Veo a mi hijo correr y jugar, cierro los ojos y ya no está, pestañeo y vuelve a aparecer. Me mira y me sonríe, el sol se proyecta en mis ojos negros al reflejarse sobre su cabello rubio. Sus escasos cuatro años me atraviesan, espero verlo crecer mucho más.

En la mañana desayunó con goce, por eso sé que será fuerte, lleno de energía sin mencionar la felicidad a mi lado.

Otros quieren jugar con él pero se siente incómodo, se esconde detrás de mis piernas como si estuviera asustado, es tímido. Me mira con sus hermosos ojos avellana mientras pide volver a casa en mis brazos, pero está grande, así que lo obligó a caminar hasta que estemos por llegar. Caminamos comiendo golosinas, a unos metros de la puerta lo alzó.

No quiero despertar nunca de esta pesadilla, lo veo y lo siento, está aquí. Su aroma a bebé, su calor, su amor. Nos acostamos en la cama, acarició su pelo, lo estrechó con un brazo. Veo por la ventana y las estrellas no dejan de parpadear como los segundos que cada vez suenan más fuertes, sé que se acerca el final.

—Me tengo que ir —susurro a su oído.

—No te quiero dejar, mami. —me mira y siento que me dice— Me gusta no estar más enfermito, pero acá estoy muy solito, te extraño mucho.

—Ya sé mi amor, —lo beso en la cabeza— pero ya me voy a levantar, y aunque no me dejen, te juro que voy a volver para estar más tiempo con vos. Vamos a ir a la playa, al campo, a donde quieras, todos los lugares que nos faltan por ver. Te amo.

Laboratorio Constanti

—¡Está despertando! —grita el científico— Traigan ayuda para asistirla.

Los paramédicos hacen su entrada en grupo, rodean a la mujer con cientos de artefactos. El doctor sujeta al científico obligándolo a salir del cuarto de pruebas.

—No hay que hostigar su mente —dice a su colega— luego de ese interminable viaje, seguro lo sintió como si fuera el doble de tiempo.

—Su invento es brillante, pero poco útil de la forma en que lo maneja, y peligroso. ¿Qué tenía en mente cuando creó un aparato para dormir? Debió enfocarse en el insomnio, hacerlo con máximo de doce horas, no mínimo de cuarenta y ocho.

—Eso es porque no pensó en venderlo, solo en usarlo. Y estoy seguro que la próxima vez lo configurará para más horas.

—¿Por qué? ¿Qué persona cuerda quisiera dormir tanto?

—Ninguna, una madre que pierde a un hijo, jamás vuelve a estar cuerda.