Volví para ver si estabas pero nunca nos cruzamos otra vez

Un día zombie en Buenos Aires (Terror)

Llegué apurada a mi casa y mi marido estaba muerto en la puerta, como si hubiera intentado entrar pero no pudo. Estaba lleno de mordidas y apenas pude llorarlo. Los niños están solos adentro, no creo que me abran la puerta. Golpeé y grité por las dudas pero nada. Atraje a un par de ellos y me empecé a desesperar, no soy buena con los golpes pero si tengo que repartirlos lo voy a hacer. Así que agarré una botella que había tirada y se la rompí en la cabeza a uno. A otro le di un golpe a puño cerrado pero no pude hacer que caiga, solo que retroceda un poco pero volvía a acercarse a mí. De repente la puerta se abrió y eran mis polluelos, se notaba que recién se levantaban. Me preguntaron qué pasa pero me metí rápido junto con ellos.

—Escúchenme —dije muy seria—, pasa algo grave. Quiero que guarden ropa, comida, cosas esenciales y esperen. Hagan caso.

Y así lo hicieron. Afuera llovía pero al poco tiempo paró. Me pegué una ducha rápida y me cambié. Cuando salí encendí la tele y algunos canales de noticias mostraban el desastre. Decían que en Plaza de Mayo, entre otros lugares, evacuaban. Aparentemente lo que pasaba era solo en el centro pero se extendía a Buenos Aires. No se conoce aún el foco pero inició el capital. Creen que es una droga nueva hecha para un virus pero que fue consumida como mezcla. Me pregunto si fue en la pista de arriba nuestro en la downfalls.

Cuando los chicos ya estaban listos yo estaba en la computadora, hablé con Katty y Santy que llegaron bien a sus casas, pero ambos querían sus pertenencias que quedaron en la downfalls. Yo también. Y como donde se hacía quedaba de paso si queríamos ir a Plaza de Mayo, dijimos de encontrarnos ahí, ir por nuestras cosas y dirigirnos a la Plaza después.

Antes de salir agarré un arma que mi marido tenía guardada y llevé un cuchillo de carnicero por las dudas. No sé cómo se usa pero me vi un tutorial y no me quedó otra que tener fe. Las calles no estaban controladas del todo pero estaban mejor que cuando todo explotó. Los colectivos no andaban, los trenes tampoco, y ni hablar de los uber, por lo que fuimos muy cuidadosamente por las calles, caminamos. Parecía una película postapocalíptica, todo estaba destrozado y lleno de basura. En el camino usé todas las balas con diferentes zombies. No tenía muchas. Una vez que se me terminaron usé el cuchillo que guardé por las dudas, mis hijos tenían miedo. Me tuve que armar de valor y lo logramos, llegamos a la downfalls.

Pero para nuestra sorpresa, había una especie de domo. El edificio estaba rodeado de plástico y había hombres con trajes enteros blancos que veían por una abertura transparente. Entonces me di cuenta que tenía razón. La infección empezó en donde estábamos nosotros. Pero no podía ser, Katty dijo que cuando llegó a su casa estaba lleno de zombies. Tal vez este fue uno de los focos pero no el primero ni el único. Me estaba por acercar a uno de los hombres de blanco cuando escuché que gritaban mi nombre. Me di vuelta y eran Katty, el hermano de Katty, su perra y Santy con su gato. Los saludé, nos presentamos entre todos y fuimos a hablar con los hombres de blanco. Les dijimos que solo queríamos nuestras pertenencias pero no nos dejaron entrar, por el contrario, cuando dijimos que nosotros estábamos adentro cuando explotó todo, nos acorralaron y nos pidieron que los sigamos por las buenas. Y eso hicimos.

Nos separaron en 3 grupos y nos interrogaron. Se dieron cuenta de que estábamos bien y no ocultamos nada. No teníamos que ver con el hecho. Así que nos dejaron ir a buscar nuestras cosas escoltados por ellos. Cuando las encontramos estábamos por salir cuando de repente alguien me agarra y suplica, para mi sorpresa la conocía, era Daiu.

—¡Chicos, por favor, ayudenme! ¡Me quieren llevar!

—¿Qué? ¿Por qué? —le pregunté.

Pero aparecieron los hombres de blanco y la agarraron. Nos dijeron que nosotros nos podíamos ir pero ella no. Aparentemente, Daiu estaba en el baño de arriba cuando vio cómo una chica se inyectaba una sustancia fluorescente y casi al toque, después de desmayarse, empezó a atacar a las otras chicas que estaban en el baño. Pero nos explicaron que solo querían retener a Daiu para que diga quién era la paciente 0, para que la reconozca. La calmamos y le explicamos que nos íbamos a quedar con ella hasta que todo pase.

Por suerte no tardamos mucho, el cuerpo de la paciente 0 estaba entre las pilas de cadáveres. Una chica que conocíamos de vista que siempre bailaba raro y creíamos que andaba drogada. Nos dejaron salir a todos pero nos advirtieron que las calles próximas eran las peores. Que mientras más nos acerquemos a la Plaza, más zombies habrían.

No teníamos opción así que fuimos. Y tal como lo dijeron, las primeras calles estaban limpias, pero cuando llegamos a Bolívar, todo fue un descontrol.

Al principio solo aparecían un par y todos estábamos armados. Yo tenía mi cuchillo, Santy un palo, Katty había llevado su gas pimienta y un encendedor, su hermano llevaba un martillo y Daiu tenía dos manoplas. Ya todos teníamos nuestros documentos, celulares y dinero encima. Creíamos que íbamos a llegar a salvo. Pero cuando cruzamos Bolívar aparecieron un montón de ellos de la nada. Eran aterradores. Cuerpos muertos que volvieron a la vida, olían mal, sangraban por los ojos, pálidos, mostraban los dientes y se acercaban queriendo agarrarte para volverte uno de ellos. Tuvimos que pelear y abrirnos paso.

Los primeros minutos fueron empoderantes, los próximos, nos cansamos. Empujamos a la mayoría y se cayeron solos. Estábamos hartos de la situación que vivíamos así que vi a todos volverse asesinos despiadados. Apuntamos a la cabeza por las dudas. Daiu podía noquearlos con las manoplas, tenía una de cada lado y aunque es chiquita se hizo cargo de 4 de ellos. El hermano de Katty era el más sacado y pudo derrotar a 8 con su martillo. Yo hacía lo que podía, mis hijos se ocultaban detrás de mí, tuve que tener ojos en la espalda. A veces el cuchillo se me quedaba trabado y me costaba sacarlo. Katty me ayudó con un par, prendió fuego a algunos que caían como bolsa de rocas. Todo iba bien, hicimos más de la mitad de la cuadra hasta que de repente el gato de Santy se escapó de su jaula y él lo salió a correr. Del miedo, el gatito no sabía para dónde ir. Lo pudo agarrar pero a un alto precio. Un zombie agarró del pelo a Santy, vivímos un deja vu. Pero está vez fue más rápido, varios se abalanzaron sobre él antes que pudiéramos hacer algo. Lo oímos gritar y vimos cómo se lo comían entre varios. Empezamos a llorar pero seguimos, peleamos.




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