Volviendo a amar

018: Pocas cosas se curan con amor. O quizás nada lo hace

“¿Un paso más es un paso menos? 
¿O solo es una forma de comienzo?” 
–SNBrito.

—¿Y qué opinas?

—Es tu decisión, Cris —señalo, caminando a la entrada del instituto —. ¿Cómo te sientes tú? ¿Quieres darle una oportunidad? —Escucho que deja salir un quejido, anotándose indecisa.

—No lo sé... —Musita, golpeándose la cabeza. Me río, mirándola.

—Entonces dile que no. No estás lista para que las cosas vuelvan a ser igual —indico —. Las citas y salidas se pueden posponer —declaro.

Nos detenemos en la entrada y ella se gira hacia mí, profundizando más en lo que habló con Joshua el viernes en el receso. Según tengo entendido, la invitó a salir y todavía no se decide en afirmar o negar la proposición. Estoy a punto de responderle, pero escucho que alguien grita en nuestra dirección.

—¡Chicas! —El grito se hace más fuerte, cuando vemos a Karen correr en nuestra dirección. Su aspecto es deplorable: está manchada de lodo y nos mira totalmente furiosa —. ¿¡Será que pueden decirle al pendejo que me hizo esto que me deje en paz!? —Ruge, como si no estuviésemos demasiado cerca de ella para entenderla.

—Wow, tienes que calmarte un poco. No te oyes muy bien —indica Cris, buscando una manera de calmarla.

—¿¡No me oigo muy bien!? Pues si no quieren escucharme peor, van a tener que ayudarme —su tono de voz no parece gustarle a la rubia, porque la veo tomar su ropa entre sus manos, acercándola hacia sí.

—No estamos en un mejor momento y no me tiembla nada para hacer algo indebido, así que por favor, cálmate. Eres una buena chica, Karen —la muchacha parece asustarse un poco, terminando de bajar la guardia.

—De acuerdo, solo...

—¿Quién te hizo esto? —Demanda, soltándola para limpiarse con un pañuelo que saca de su mochila.

—Christopher... No saben cuánto lo odio. ¡Solo quería ser parte del equipo! —Vuelve a exclamar, a lo que río, consiguiendo una mirada de reproche de su parte —. Se burló de mi tamaño, mi acento, mi nacionalidad y luego me puso una práctica para empujarme en un momento de despiste —continúa, de manera frustrada.

—No fue intencional —una voz nos interrumpe y todas volteamos a ver al susodicho que parece estar manchado con el lodo también.

—¿¡Ah no!? ¿¡Y qué fue eso, entonces!? —Lo escucho suspirar.

—Son las técnicas que se usan en el deporte. No puedes sensibilizarte, no hay lugar para la ira o la indignación —explica —. Y no te empujé, evité que tuvieras una contusión en la cabeza; un balón iba a golpearte —Karen guarda silencio, mirándolo con molestia, a la vez que Cris y yo nos quedamos expectantes de lo que pase. Sí, estamos llegando tarde a clases, pero esto no es nada aburrido.

—Igual ya no quiero continuar —masculla, después de un largo rato en silencio —. Hasta luego, chicas —y sin más, corre a lo en dirección a los bañadores.

Christopher me da una mirada de resignación, para luego comenzar a alejarse en la misma dirección que ella, aunque no me parece que tenga intención de incitarla a unirse al equipo de fútbol americano para mujeres.

—Tendrán un largo camino por delante —emite mi mejor amiga, retomando el camino a las clases —. Y no, definitivamente no asistiré a la cita.

Me río, abrazándola mientras que ella se burla de lo sucedido.

Cuando la clase está terminando, una nota cae en mi dirección, pero no puedo saber quién la ha enviado. Apenas he leído las cartas de apoyo que dejaron en mi casillero para que ahora empiecen a hacer esto.

—¿Qué es? —Miro a Cris un momento, comenzando a abrir la nota.

En el papel se encuentran impresos los dígitos del número de teléfono de Arthur y un mensaje claro: si necesitas que finja que soy tu novio, aquí está la confirmación. Dejo salir una risa, pasándole el papel a mi amiga que parece estar impaciente.

—¡Diablos, señorita! —Exclama, para que solo yo pueda escucharla —. Ahora sí que nada los detiene —se burla. Le doy un pequeño apretón.

—Un paso más da comienzo a algo nuevo, ¿no? —El timbre resuena en ese momento y nos levantamos para salir de allí.

Cristián sonríe en mi dirección, mientras que vamos a la cafetería por el receso. Estoy segura de que está feliz de verme de mejor ánimo, el fin de semana lo pasé con ella y en la noche volví a casa; a pesar de haber tenido dos días geniales en los que ella me hizo olvidar casi todo, recibí la noticia de que mi cita con el doctor se había pautado.  Llegaba el momento de investigar más a fondo para entrar en los tratamientos que requería.

No he querido contarle. Esta mañana pasó a buscarme en su auto como me prometió en la despedida y comenzó a contarme sobre lo que estuvo hablando con su ex novio. Arruinarle la mañana con mi noticia sería egoísta, ambas estábamos pasando situaciones distintas y si era sincera conmigo misma, me importaba más escucharla hablando de lo que él planeaba hacer ese día.

Después de tener lo que vamos a comer, nos sentamos en una mesa e invitamos a Karen para que nos acompañe. Al parecer, su humor ha cambiado, así que Cristián no tiene intenciones de calmarla a su manera; en lo que ellas están hablando, saco el teléfono para registrar el número que me pasaron de forma anónima, aunque me hago una idea de quién pudo haberlo enviado a mi dirección.




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