Cassie
Miro mi reflejo en el espejo, acomodo mi cabello y me detengo a la mitad. ¿Por qué acomodo mi cabello?
«Porque pareces que recién te levantas, Cass», responde mi otro yo mental.
Luzco así porque recién me levanto. La diferencia de horario me trastornó un poco y mi reloj biológico todavía no se acomodó.
Me alejo del espejo, sirvo café para recargar baterías y espero a que Dexter aparezca para que lo ayude en no sé qué.
No quería saber nada de él, mucho menos verlo con Candy hasta que me enteré de que ellos terminaron hace tres años y nunca llegaron a casarse.
Dexter canceló la boda un mes antes de que se llevara a cabo. Nadie supo el motivo, no lo dijo.
Tyler me comentó que creía que Dexter había decidido casarse por algo que nada tenía que ver con el amor, pero no podemos saber que era. Sea lo que haya sido no fue suficiente para llegar al altar.
Una parte mía se alegra de que no se casara, ella no era buena para él. Otra parte me dice que no tengo motivos para alegrarme.
Mejor no toco ese tema y me quedo en lo seguro.
El timbre suena cuando le doy un trago a mi café, me dirijo a abrir con calma. Tomo aire y lo exhalo antes de abrir la puerta y encontrarme con Dexter con la camisa manchada con algo y llevando un bebé dentro de una silla.
Tyler no me dijo que Dexter fuera padre. ¿Acaso tuvo un hijo con otra mujer? De Candy seguro no es. El bebé es lindo.
—¿Quiero saber quién es el bebé y por qué luces como basura?—él suspira y entra sin esperar invitación—. Claro, pasa, estás en tu casa. —digo con ironía.
Dexter deja al bebé sobre la mesa.
—No es mi hijo—aclara antes de que diga algo—. Lo dejaron abandonado en el estacionamiento de la compañía con una nota y un certificado de nacimiento. Mi madre me dijo que lo llevara al hospital y que ellos lo revisarían y llamarían a la policía y a servicios sociales—agarro el papel que me extiende—. Ahí dice que la familia de la madre no son buenas personas y no quise dejarlo al azar.
Leo la nota y observo al bebé dormido. Es muy lindo.
—Lo correcto sería hacer eso. ¿Seguro no eres el padre?
—Estoy muy seguro.
—Huele mal.
—No huelo mal. Me vomitó encima, pero no se siente.
Miro a Dexter que está estresado. No lo recordaba estresado, pues siempre fue muy tranquilo.
—Hablaba del bebé. Necesita un cambio de pañal y probablemente tenga hambre.
—Está bien. Todo tuyo.
Me cruzo de brazos y lo enfrento.
—¿Acaso tengo cara de Mary Poppins? No fui yo quien se llevó un bebé ilegal.
—No sé quién es esa y no es bebé ilegal. Tiene acta de nacimiento con el nombre, aunque no figura el apellido. Y no podía dejarlo ahí expuesto a las altas temperaturas de esta época del año.
—Está bien, ve a la farmacia y compra pañales, un biberón, leche para bebé y…—Dexter me observa como si hablara en chino—. Iré yo. Tú quédate con el bebé.
—¡¿Qué?! No, no sé qué hacer. Me duele la cabeza de tanto escucharlo llorar—agarra al bebé—. Iremos juntos.
—Es un bebé, no una bomba radioactiva.
—Eso lo dices porque no lo escuchaste llorar. Me niego a quedarme a solas con él.
Pongo los ojos en blanco y agarro mi bolso negándome a discutir. Hombres. El único que zafa es Tyler.
—Bien, vamos.
—¿Irás en pijama?
Miro mi atuendo de mini short y remera de tiras de color rosa viejo. No parece pijama.
—Obvio. No voy a cambiarme para ir a la farmacia a un par de cuadras, solo para complacer a gente sin vida propia que necesitan criticar a otros para sentir que tienen un propósito y no admiten que no tienen idea de nada. Tú estás vomitado y el bebé huele a podrido por causa del pañal sucio. Creerán que somos padres primerizos que no tienen idea de que hacer y no quieren admitirlo ni pedir ayuda. Algunos nos considerarán demasiados orgullos para aceptar que no tenemos idea de nada—arruga el ceño—. Me gusta crear historias… Ya, vámonos.
—Con un sí bastaba. Había olvidado que te gustaba extender las respuestas.
De camino a la farmacia varias personas no miran raro y tengo ganas de decirles que se metan en sus asuntos y nos ignoren.
Menos mal que no me importa lo que las personas piensen y Dexter no se percata de nada por estar con la atención en el bebé, seguro rogando que no despierte.
Llegamos a la farmacia y vamos directo al sector de bebés, agarro un canasto y coloco algunas cosas. Un biberón, leche para bebé, productos de higiene.
Observo a Dexter por encima del hombro que mueve la sillita del bebé evitando que se despierte.
Su cara de pánico me da risa y el único motivo por el que lo ayudo es por sus intenciones buenas. Otra persona lo habría entregado sin importar lo que dijera la nota.
Editado: 15.10.2022