Cassie
—¿Y eso qué es?
Tyler me regaña con la mirada y me callo. Ya sabe que pregunto todo. Mi personalidad sigue siendo la misma.
—Deberíamos hablar con la policía y asistente social—sugiere Tyler—. Puedes pedir Dexter quedarte con el bebé mientras averiguan quien es. Las asistentes sociales están desbordadas y no tendrán problemas en que se quede contigo si pruebas que puedes hacerte cargo.
—No puedo hacerme cargo. Tampoco quiero dejarlo a la deriva.
—No puedo averiguar nada teniendo el nombre del bebé. Y desde ya te digo que esa acta de nacimiento es falsa.
Dexter y yo compartimos una mirada.
—¿Qué? —pregunto—. ¿Podría ser un bebé robado? Mira si lo robaron y lo dejaron en el estacionamiento porque se vieron en aprietos.
—¿No podemos ir al hospital donde dice que nació y averiguar algo?
—Sí, supiéramos en qué hospital nació, Dex. En la base de datos no hay nada según su foto. Con un nombre sin apellido es complicado.
—¿Y qué hacemos? Necesita ver un doctor.
—Puedo llamar al pediatra de Safira y pedirle que venga. Ella hace visitas a domicilio porque es un parto llevar a mi hija al médico.
—Llámala. —pide Dexter.
—Debemos buscar la identidad del bebé. No podemos quedarnos con lo que dice una nota—exclamo y me acerco al bebé, Safira está sentada observándolo—. Parece sano y bien alimentado. ¿Lo estás cuidando, Safi?
Mi sobrina sonríe.
—Sí, no quiero que le pase nada. ¿De quién es?
—De Dexter. —respondo.
Safira mira en dirección a su padre y a Dexter. No voy a explicarle a una niña de cuatro años de donde salió el bebé.
—Hay que hablar con la policía—vuelvo a sugerir—. Ellos pueden solicitar una muestra de ADN e ingresarla a la base de datos para encontrar su identidad o la identidad de sus familiares.
Los dos hombres me miran.
—¿Y si esos familiares no son buenos? —cuestiona Dexter.
—Las asistentes sociales no entregarán al bebé sin asegurarse de eso—comenta Tyler—. La policía tampoco.
—Está bien—accede Dexter—. Algún policía amigo de Theo. Llama a la pediatra.
—Yo puedo hablar con una antigua amiga de la Universidad que trabajaba como abogada en la corte familiar. Tal vez no pueda asesorar y ayudar.
Mi hermano hace a un lado la computadora y se levanta con el teléfono en la mano para llamar a la pediatra, yo busco mi celular y le marco a Tracy esperando que siga teniendo el mismo número y trabajo en el mismo lugar que hace un año cuando hablamos la última vez.
La pediatra dice que puede pasar en un rato, mi ex compañera me dice que pase a verla mañana y hablamos mejor en persona.
Nada más queda ponerse en contacto con un policía y hacerle la prueba de ADN para saber quien es.
—Deter, tú hijo acaba de hacerse popo o se tiró un gas muy maloliente. —exclama mi sobrina agitando la mano en su rostro.
Dexter enarca una ceja mientras ahogo una carcajada.
—Él no es…
—Hay que revisarlo—lo interrumpo y me arrimo a Dexter—. ¿Acaso quieres explicarle a una niña de cuatro años la situación? —musito en voz baja—. Puede decirle a sus amigas que te encontraste un bebé y los padres querer indagar. Gente chusma que se mete en los asuntos de otros, hay de sobra y son como las cucarachas que salen de las alcantarillas.
Él suspira y se arrima al bebé dando dos pasos hacia atrás.
—¿Qué tenía esa leche para que se pudriera de nuevo? —pregunta.
—¿Dónde está la mamá del bebé? —inquiere Safira.
El bebé nos mira con ojos muy abiertos y moviendo sus pies y manos. Necesitamos buscarle ropa. No lo podemos tener desnudo.
—Murió—responde Dexter y golpeo su hombro—. ¿Qué dije?
Me giro hacia mi sobrina.
—Su mamá se fue al cielo. Por eso tu papá y yo lo estamos ayudando.
Ella asiente.
—Yo puedo ayudal también—se arrodilla en la silla—. Tú dime que hago, Deter.
—¿Deter? –cuestiona este.
—Sí. —Safira sonríe y con eso se compra por completo a mi ex amigo.
No estoy segura de que volver a ser amiga de él sea buena idea. Mis sentimientos son fuertes y no puedo negarlos como en el pasado, mucho menos fingir que no pasa nada y luego romper mi corazón cuando lo vea con alguna mujer.
Tal vez lo de Candy no funcionó, pero es joven y guapo, otra mujer aparecerá en su vida en cualquier momento y tengo la mala suerte de que las palomas me consideren un buen baño para defecar y de seguro esa mujer aparece mientras retomamos la amistad.
Lo ayudaré con el bebé y seguiré adelante con mi vida, tal como lo tenía planeado.
Busco los pañales y se los paso a Dexter, este los observa como si fueran de otro planeta.
Editado: 15.10.2022