Volviendo a amar

Capítulo 7

Cassie

Toco el hombro de Dexter, este ni se mueve y si no roncara como lo hace pensaría que está muerto.

Lo sacudo con fuerza y él se levanta desorientado, mirando para todos lados. Yo procuro no mirar su abdomen o algo más.

En algún momento de la noche vino a darme apoyo tras escuchar llorar al bebé y se quedó dormido en mi cama, dejando al bebé en medio de los dos. Él se justificó con que así el bebé dormiría más seguro y él estaría más cerca. No me importó, estábamos en extremos diferentes de la cama y el bebé en medio. Sin olvidar que ambos estábamos muy cansados. Así que, no tuve tiempo de tener pensamientos sucios con respecto a él y no es como si no hubiéramos dormido juntos antes, nada más que siempre fue con ropa y nunca pasó nada. Esta vez tampoco pasó nada.

—¿Qué hora es? —pregunta, sacándome de mis pensamientos.

—Son las seis de la mañana.

Él pasa la mano por su cabello, bosteza y se levanta quedando en bóxer. Ya lo había visto antes en bóxer y con traje de baño, pero ahora no paso por alto que está en mejor forma física y… Mejor dejo de mirar a donde no debo mirar.

—¿Estás queriendo saber que talle de bóxer utilizo?

Sacudo la cabeza y volteo.

—No soy ciega ni bizca y no me avergüenza admitir que miraba tu cuerpo, notando que estás en mejor forma física que antes. —él abre la boca.

¿Aún se sorprende por mis respuestas? ¿Esperaba que me negara y me pusiera nerviosa? No, mi amor, no soy de esas. Después de todo, mirar no significa que desee tocar o hacer algo más… No me importaría, alguna vez me pregunté como sería tener sexo con él, mas fue en el paso, muy pasado... Creo. Mejor de pensar en ello y pienso en pañales sucios.

Le paso el bebé sin avisar y él lo agarra. Por poco y lo deja caer.

—¿Puedes sostenerlo para que me cambie?

—A mí no me importa que te quedes así, haya tú. —exclamo saliendo de la habitación.

—¿Qué hago con el bebé?

—Eres un hombre inteligente, seguro te las ingenias.

Entro en la cocina, enciendo la máquina de café, pongo pan en la tostadora y preparo la leche de Zac. Dexter aparece un rato después, vestido con traje y con el bebé en su cadera. Me dice que lo acostó en mi cama poniéndoles almohadas para evitar que se moviera, pues se mueve bastante y se sienta solo.

—Te queda bien el bebé.

Pone los ojos en blanco.

—Necesito café. Si dormí dos horas seguidas fue mucho.

Saco las tazas y el biberón del bebé del microondas, me aseguro que la leche esté a buena temperatura echando un chorrito en mi mano y se la tiendo a Dexter, aunque Zac es más rápido y agarra el biberón llevándoselo a la boca.

Anoche se despertó tres veces. Dos veces lloró a todo pulmón y se calmó después de que le cantara una canción que aprendí con Sophie.

A mi sobrino Luke le gustaba que le cantaran y Sophie decía que yo tenía linda voz porque se calmaba conmigo y no con ella, y al parecer a Zac le pasó lo mismo.

Sirvo el café en dos tazas, pongo leche y dos cucharas de azúcar antes de darle una taza a Dexter.

—No sé si ha cambiado tu forma de tomar café. Te debo la canela…

—No te preocupes, recuerdo que la detestas—ríe—. Gracias. Sigo tomando el café de la misma forma. Oye, tienes linda voz, no te había escuchado cantar nunca. Me quedé como tonto escuchándote mientras le cantabas a Zac.

Bebo café, saco las tostadas y las coloco en un plato para luego untarle mermelada.

—Claro que canto. Le doy conciertos privados a mis muebles cuando limpio y uno especial a la ducha cada vez que me ducho—se ríe—. Hasta el momento ninguno se ha quejado.

—Gracias a tu concierto a Zac, pudimos dormir dos horas de corrido… ¿Así de cansador es tener un bebé?

—Sí, y más, ni te imaginas si se enferma. Mi hermana era un zombi en los primeros meses de vida de Luke. Si bien con Madison fue más simple porque tenía la ayuda de Ragnar y la niña dormía toda la noche. Supongo que fue diferente al ya no ser madre primeriza.

»Aun así, quiero tener hijos algún día.

—Sí, también yo.

Nos decimos nada por un rato, bebemos el café en silencio con el sonido que emite Zac bebiendo su leche.

Termino de comer la tostada y regreso a mi habitación para cambiarme de ropa. Me pongo un short de gabardina de color negro, una blusa blanca sin mangas, una camisa de lino rosa encima, me calzo los borceguíes y cruzo mi bolso por mi cuerpo.

Quería estrenar mi motocicleta nueva, pero no puedo ir en ella con un bebé.

Regreso a la cocina. Zac ya terminó su leche y Dexter está haciendo lo que hice yo, dándole golpecitos para que eructe.

—Ten cuidado, puede vomitar.

Él ríe.

—No pasa nada, puse una servilleta de tela en el hombro. Lo vi en Google.



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En el texto hay: comedia, bebe, romance

Editado: 15.10.2022

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