—¡Ella va a matarte, lobo ingenuo! ¿Qué otro destino vas a teneral lado de alguien como ella? —un silencio largo sucedió entre ellos—. Las aves no saben nada de su vida, como si nunca hubiera existido, hasta ahora. Sabes lo que eso significa, que alguien poderoso ha estado ocultandola sin que ella sea consciente, y la va a terminar utilizando para obtener lo que desea, incluso a tí, que vas a desaparecer causando que todos tus esfuerzos por sobrevivir sean en vano.
La chica del cabello negro tosió tratando de votar lo que estaba atrancado en su garganta, pero no lo logró, así que optó por calmarse mientras trataba de respirar correctamente. Cuando fue capaz de hacerlo se levantó del pasto y observó con ojos apagados el lugar donde se encontraba, la fascinación que había sentido antes por el paisaje había desaparecido y con ella la lucidez que tenía su juvenil rostro.
Su pierna dolía y transpiraba el ardor típico en una quemadura, era bastante molesto pero la chica ni se inmutaba, parecía demasiado abatida como para estar preocupada por nimediades, así que sin siquiera cogear caminó hasta donde estaban el hombre de armadura rojiza y un lobo gigantesco de color negro.
—¿A qué te refieres cuando dices que no tengo líneas? —preguntó directamente al llegar al frente de ellos, con una presencia imponente decidió ignorar todo lo demás que había escuchado.
La verdad era que había estado despierta la mayoría del tiempo pero sin ser capaz de moverse, era por eso que llegaron a pensar que ella había estado todo el tiempo inconsciente cuando no había sido así.
El hombre quedó sorprendido unos segundos hasta que negó con la cabeza. Su ánimo parecía haberse evaporado igual que el de ella.
—No puedo decírtelo —susurró Sr. Dazztel severo.
—¿Por qué?
—¿Por qué quieres saberlo? —sus cejas rojizas se juntaron—, de nada te va a servir, solo te traerá más problemas y estoy totalmente seguro que eso no es lo que necesitas ahora. Tan solo mírate —con un ademán elegante señaló todo su cuerpo—, parece que hubieras envejecido de una manera drástica cuando solo estás cansada.
El silencio se hizo entre ellos dos y las miradas no se apartaban una de la otra; naranja contra una explosión de primavera.
—Ya te lo he dicho antes —continúo diciendo—, eres débil y el mundo terminará devorándote tan rápido que cuando te des cuenta ya será demasiado tarde —la pelinegra no dijo nada, no se veía capaz—. Ahora vete, antes de que termines llevándote más problemas entre las piernas.
El esbelto hombre se dió la vuelta y miraba a los lejos pensativo, quizá llegando a conclusiones desastrosas.
—¿Débil? —preguntó la chica en un susurro con una nota extraña que hizo que el experimentado caballero se detuviera grirándose hacía ella con peligro bailando en sus ojos—. ¿Qué pasará con todo aquel que me vuelva a decir así?
—No todos pueden pensar que eres el trasero del mundo, Nixten —la tensión se podía sentir en el aire y el lobo era el más consciente de ello, así que se mantuvo tranquilo contradiciendo todos esos miedos que ella sentía hacía él—. Aquí, allá, en todas partes hay gente tan llena de poder que caerías de rodillas —se señaló—. Yo, y a quién quiera que hayas conocido en tu corta vida no tiene ese alcance, porque si hubiera sido así no estarías con esos pensamientos tan instintivos y estúpidos.
—Pensé que tú eras poderoso —fue lo que dijo después de un largo silencio en el que parecía no haberlo escuchado.
—Pensaste mal —alzó un hombro y de manera natural llevó su mano a la empuñadura de su exquisita espada—. Yo soy alguien fuerte. ¿Poderoso? Ni siquiera un poco. La diferencia es... abismal —pasó de manera hipnotizante su lengua por uno de sus labios—. Cuídate, niña inocente.
En un parpadeo se convirtió en un ave de cabeza blanca y cuerpo café que emprendió el vuelo para perderse entre la llanura y regresar con las demás aves, para ser una más de ellas, para tratar de olvidar ese deseo incidioso que acabó de rechazar.
Aunque era una lastima que no lo hubiera dicho antes, ya lo había prometido, ya estaba hecho. Ella no se retractaría.
Una sonrisa divertida apareció en el rostro pálido de la pelinegra que llegó a convertirse en una pequeña risa.
—Mentiroso —bufó caminando hacía la puerta que ahora tenía una célebre frase que la hizo reír de nuevo.
El lobo se posicionó a su lado y con su frente tocó su mano haciendo que ella lo mire extenuante, movió la cabeza de forma afirmativa mientras dejaba caer esa mano en la cabeza del lobo para acariciarlo levemente.
—Nunca lo estaré —le respondió al lobo—, pero tampoco me quedaré aquí esperando un momento preciso. Así que, lista o no, allá voy. —Estiró la mano y antes de que llegara a hacer contacto con la puerta esta se abrió dejando ver nada más que cientos de enredaderas—. Después de todo, ¿qué es lo peor que puede pasarnos? —se encogió de hombros—. Hemos estado al borde de la muerte por envenenamiento, la cual es una forma cobarde de asesinar. O eso decía mi maestro. Aunque también decía que los cadáveres hablaban. —¿Será cierto? Su cara se arrugó con duda, dió un par de pasos junto con el lobo y de inmediato resintió el cambio extremo de temperatura, suspiró—. En fin... ella decía muchas cosas.
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Dato curioso; aquí no se dice maestra solo porque es mujer, bueno, al menos en algunas partes... Así que sí, el maestro que tanto menciona Nix es una mujer y alguien muuuuuy especial 😅
¿Quién es? Ya lo descubriremos 😏
Bueno, espero que lo hayas disfrutado y nos vemos a la próxima, por aquí, en el mismo canal XD😂😂😂
Oooh, se me olvidaba, estamos a un capítulo de terminar esta primera parte... Y las cosas van a ser un tantito diferente en la segunda. ¿Imagínate? Hasta quizás ya conozcamos a nuestro segundo protagonista 😌