Voracidad

26. Por la salud II.

Pequeños trozos coloridos cayeron por toda la gigantesca habitación que era la piscina, seguido a eso Gatek dió una palmada y un siseo de sirena. En respuesta los pequeños puntos de mezclas respondieron en un brillo, lo siguiente fue tan... hipnótico que tuvo que espabilar un par de veces.

Líneas, una cantidad absurda de líneas delgadas se extendían desde los pequeños puntos, era como un sistema nervioso. Todo el espacio se llenó de ellas y el brillo azul y verde solo de intensificó. Ella de alguna manera podía comparar la imagen frente a sus ojos con el reflejo del agua contra el piso siendo atravesada por los rayos del sol.

La atmósfera se empezó a sentir pesada y el olor a mar se intensificó más de lo que ella creía posible. Fue en ese momento que se dió cuenta que se trataba de un tipo de barrera mágica. Era un reclamo de territorio. Esa era la razón por la que se sentía tan extraño el poco aire que había y la pesadez en el ambiente, todo era porque ella, definitivamente, no era un ser marino.

—¿Para qué es... todo esto? —cuestionó al fin en voz baja.

—Para que mi restauración funcione como debe ser es necesario un par —carraspeó, corrigiendo lo que iba a decir—... de reglas que le he impuesto. Ahora quiero que te acerques hasta estar a un paso de mí —alzó el dedo índice y la miró totalmente seria—. Voy a sacar las cápsulas que no he podido con el anterior método y eso significa que solo quedan las que estan en zonas de riesgo... cómo el cerebro y el corazón e incluso los pulmones, aunque este último lo dudo.

Nix se humedeció los labios resecos.

—¿Eso... que significa exactamente?

Lo cierto era que no estaba muy segura de querer saber esa respuesta.

—Puede que te sumerjas en el recuerdo dónde te apuñalaron y eso va a hacer más difícil la extracción —informó viéndose indecisa por unos instantes—... ummm, imagina al veneno como algo vivo, lleno de instintos.

—Y el principal es el de permanecer en mi cuerpo como sea, aferrandose de lo que pueda —la pelinegra cabeceó pensativa.

—Correcto, ya veo que estamos en la misma página —Gatek la miró preocupada pero ella solo sonrió animada.

—Bien —profirío enérgica—. Hagamos esto.

La sirena sonrió satisfecha y fue visible con un peso se le quitó de encima.

—Perfecto. Voy a necesitar tener acceso a tu piel lo más que pueda, así que–

—¿Me estás diciendo que me desnude? —preguntó Nix alzando una ceja.

—Si no quieres hacerlo no hay problema —murmuró como si nada y alzó un hombro—, pero me harías más fácil el proceso si me dejaras piel libre para que mi magia circule.

Ella solo asintió y se deshizo de la camisa de mangas largas que cargaba. Una abdomen delgado y lleno de algunas pequeñas cicatrices quedó a la vista, todas ella eran reconocibles, las que fueron hechas por su atacante. Eran pocas las que habían, pero justo tenían que ser las más peligrosas y grandes, esas que eran imposibles sanar de forma natural.

En el esternón había una también, bastante curiosa y que parecía haber sido hecha a propósito por el estilo limpio que tenía. Era tan pequeña y fina que Nix regularmente no se acordaba de ella y mucho menos de el porqué no se había borrado.

—¿Es suficiente así? —cuestionó sentándose en el piso, justo como le había estado enseñando Gatek.

—Sí.

—¿No voy a tomar nada esta vez para ayudarme a relajar? —se interesó recordando parte del proceso anterior.

Cruzó las piernas una sobre la otra, relajó sus hombros y juntando el dedo índice con el anular dejó caer con suavidad las manos en sus rodillas, fue entonces que empezó a respirar pausadamente.

—No va a hacer necesario —la escuchó susurrar.

No había pasado mucho tiempo y ya se sentía relajada. Era la unión del ambiente con su disposición para lo que se avecinaba. Ella estaba preparada para soportar cualquier dolor que tuviera que afrontar para estar sana.

Vagamente su cuerpo fue consciente de la cantidad de magia que se soltó gradualmente, su piel se erizó, pero debido al estado de relajación en la que se encontraba no se agitó. Su mente bagó por muchos lados llenos de niebla y escenas demasiado fugaces hasta que llegó a una dónde veía borroso y demasiado cerca del suelo. No reconoció ese momento...

El sonido era tan bajo que no lograba captarlo y ella se encontraba atrapada en sus ojos del recuerdo. Algo conocido se manifestó en su pecho, ella sabía cuál era la razón por la que reaccionaba así, pero no entendía el porqué lo hacía aquí, justo en este recuerdo dónde... él no estaba. Tenía la seguridad de eso porque ella se había grabado a fuego todo los momentos fugaces dónde lo sentía cerca.

No lo olvidaría.

Ella no lo olvidaría... ¿cierto?

Sintió que pasaron décadas en ese estado, dónde a veces solo algunas pequeñas hierbas se movían lentamente, hasta que a lo lejos unas telas azules se acercaban. Era seguro que era él por la forma en que la calidez subía a medida que seguía acortaba la distancia. Podría jurar que nunca sintió tanta calma como cuando él se detuvo delante de ella, entonces quiso levantarse y se frustró cuando no pudo hacerlo.



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En el texto hay: fantasia, romance, magia

Editado: 22.06.2023

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