Voracidad

29. La Hermandad del Sol.

Nota: este capítulo está narrado por esa otra parte de Nix, a la que por lo general llamo Nixten, para que sea fácil de diferenciar.
 

El dolor la trajo a la conciencia y cuando abrió sus ojos soñolientos se encontró con el panorama que la había sacado abruptamente de ese lugar maravilloso donde se encontraba. Ellos definitivamente iban a pagar por eso. Sonrío cómo si estuviera asustada, cómo si fuera una chica inocente que no sabe porque la culpan, pero que se disculpa.

Estaba atada con magia, le habían impuesto unas restricciones que de moverse le causarían más y más dolor, aunque a diferencia de las cuerdas no la lastimarían físicamente. Tenía una marca en dónde se hallaban sus cuerdas bucales, de ahí venía el porque no pudo articular palabra en el sueño de él. También tenía otras dos que correspondían a sus muñecas y otra que se encontraba en el lado interno de su pie.

Cuando se dió cuenta de esa ubicación tan extraña todo su cuerpo se tenso y sus sienes dolieron terriblemente debido a ello. Pasó saliva y se relamío los labios, que se encontraban secos de pronto, cómo si hubiera pasado horas sin beber agua.

Papá... papá... ¿papi?

Respiraba pesado y procuraba no hacer movimientos bruscos para no lastimarse, porque cada pinchazo sería demasiado doloroso. El miedo, el miedo, sin embargo era algo difícil de manejar y ella se estaba esforzando mucho en ello, tal y como su maestro se lo enseñó.

El miedo es tan difícil de mantener a raya que solo produce más miedo, que loco, ¿no?

Si logras que no sea más grande ya estás a varios pasos de utilizarlo en tu beneficio, pero cuidado, porque hay algo peor que viene con ello... la desesperación, esa que es silenciosa y que la mayoría de veces confundes con el instinto de supervivencia.

Espabiló saliendo de su trance cuando chocaron los dedos frente a ella y la habitación que estaba levemente iluminada por los pequeños rayos de sol que se entrometían por las grandes cortinas, se vió aclarada por la luz del cuarto proveniente de las lámparas de alimentación.

Fijó sus ojos en una cabellera rizada color cobre, una media máscara con la figura de pétalos del sol hecha de oro reluciente, y unos ojos tan felinos que por un momento llegó a pensar en que era una Cambiaformas.

Ladeo la cabeza unos milímetros, preguntándose porque se le hacía conocida, lo cual era extraño porque ese rostro duro y anguloso no se lo había visto a nadie, eso sería demasiado fácil de recordar, llamaría mucho la atención, especialmente por la autoridad que parecía desprender de ella.

Oh...

Los ojos de Nixten dieron un brillo extraño justo antes de que una sonrisa macabra se posara en su rostro, dejando ver esos colmillos que sobresalían un poco más largos que los de los demás Cambiaformas, seguido pasó la punta de la lengua por ellos.

Volvió a inclinar la cabeza hacia el otro lado y emitió una risita llena de oscura diversión. Los ojos felinos se entrecerraron, y su postura recta no titubeó ni un segundo a simple vista, porque Nixten pudo verlo, cómo de manera tan imperceptible el fuerte cuerpo semi oculto por la capa granete se tensó.

—Así que... ¿a qué debo esta... amable visita, querida? —preguntó con los ojos fijos en la mujer enmascarada.

—La magia de Restricción no te afecta como se debe —dijo con dureza.

—Por supuesto que sí, querida, no ves que no me puedo parar de aquí —respondió y rodó los ojos.

—¿Sabes porque estoy aquí, Ángelus? —preguntó directa.

Nixten hizo un corto bailecito con la cabeza de un lado a otro.

—Más o menos, tal vez debas refrescarme la memoria

—¿Te ha atrofiado la memoria el encierro, señorita?

La pelinegra bufó.

—Es lo natural, sí —hizo una mueca, quitándole importancia, pero seguido su rostro portó una expresión igual de sería que la mujer de cabello rizado—. Te lo voy a decir de una vez, marchate. He tenido suficiente con sentirme como un blanco sin siquiera serlo, de estar siendo observada con cada persona que trato, ¿sabías siquiera que una de las espías trató de matarme?

La media máscara con forma de sol que solo cubría los ojos y una parte del rostro dejó ver cómo el labio superior de la mujer se crispaba.

—Era alguien que no te conocía y que te admiraba profundamente, era parte de la nueva generación —respondió con la voz pesada, culpandola—. Ganó méritos para venir aquí, pero de entrada se topó con una de las gemelas en medio de un reconocimiento de terreno, ella pensó que era la otra al principio, pero cuando la otra se acercó de la nada supo quién era la verdadera así que dejó ir una de sus flechas hacia, quién naturalmente está destinada a morir, pero no contó con que la real perdiera el control y la asesinara brutalmente.

—Espero que haya tenido un funeral decente, entonces —dijo sin quitar la mirada de la mujer que se estaba conteniendo—. Ahora ahorrarte el resto de la historia que ya me la sé y si quieres la daga ya sabes que no te la puedo entregar, ahora es mía —chistó—. Ya es hora de que te marches si es todo lo que viniste a hacer.

—Debería matarte por tu intransigencia hacia una vida como la de ella —gruñó.



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En el texto hay: fantasia, romance, magia

Editado: 22.06.2023

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