Voracidad

35. Las primeras lágrimas.

Lo recuerdo.

Lo recuerdo... hemos estado juntos por tanto tiempo...

Nix trataba de sonreír para su padre y por todas las memorias que tenían juntos, aunque no la estuviera viendo. Le temblaba la barbilla y sus manos eran un lío de nervios que trataba de controlar en vano. Nazareth... su querido padre estaba muriendo y todo pasaba demasiado rápido. Con tanta prisa que no creía que le esperara algo bueno.

Contuvo un sollozo y depositó en su mano un tierno beso.

¿Por qué está pasando esto?

¿Por qué ahora?

Es muy pronto.

Aún no hemos tenido suficiente tiempo..

Por favor, Izard, por favor...

Las lágrimas escaparon y esta vez no encontró fuerzas para contenerse, pero era mejor así, ¿para qué se contendría? Necesitaba esto, por Izard que lo necesitaba o no sería capaz de mantenerse en pie después.

El maltrecho cuerpo de su padre estaba cubierto de cobijas y le dejaban ver con claridad como su pecho subía y bajaba. Él todavía estaba aquí con ella y hablarían cuando no estuviera tan agotado. Sí, eso harían. Dejó con suavidad la mano en la cama y se acercó a dejarle un beso en la frente.

Por favor, por favor, espera por mí...

Se secó las lágrimas y sin pensarlo más respiró hondo y salió para encontrarse con los dos hombres que estaban tan preocupados por ella. Se mordió el labio inferior para controlar el temblor que indicaba que estaba a punto de llorar. Ren le dió un abrazo que por un momento la tomó por sorpresa y que después correspondió con fuerza, olvidando que podría lastimarlo. Estaba bien, ella estaría bien... tenía una familia, una pequeña familia que se quedaría con ella por siempre.

Cuando Ren la soltó su pareja le tomó la mano con seguridad y le dió un pequeño beso. Una sonrisa desecha se formó en su labios y agradeció que no la envolviera en su lazo, porque no podría soportar perderse la realidad del dolor que estaba sintiendo. Si fuera así no lo superaría jamás y se rompería cada vez que él se alejara de ella.

No deseo depender de nuestra unión.

Nunca...

Caminaron uno al lado del otro, guiados por Ren ya que ella en realidad no sabía que hacer primero. Odiaba la desorientación que nuevamente estaba sintiendo y todo debido a lo imprudente que había sido, quizá hasta sería culpa de ella que su padre estuviera tan desecho, pero también podría ser que habría estado sumida en los delirios más de lo estimado. O podría ser que ninguna opción fuera cierta.

Se estaban dirigiendo a unas de las partes solitarias de la mansión y ella podía sentir como esta era más fuerte aquí. Seguramente era por eso que los Cambiaformas de la manada de Erema no se atrevían a cruzarla, incluso la alfa misma. A decir verdad ni ella conocía este lugar.

Oh...

Las paredes y los espacios abiertos se sentían cargados de una magia un tanto extraña... aunque ella no sabía mucho de eso. El mármol descolorido y antiguo daba la sensación de estar viendo una pintura. Subieron las escaleras que llevaban a otra un piso más arriba que se conectaba con lo que parecía ser una torre de vigilancia increíblemente alta.

Subieron más y más escalones hasta a la cima desde donde se veía todo Witeeler o... todo lo que había sido Witeeler. La antigüedad hermosa ahora no era más que una cantidad de escombros algo exagerada. Los campos que tenían la mayoría de las grandes casas estaban desechos y cada cosecha tenía un desastre diferente. Sus ojos sorprendidos a la final viajaron a la fuente de agua que le daba vida a toda la población, incluyendo a la mansión.

No, no, no... ¿cómo puede ser posible?

Esto significa que no es solo un saqueo, no, definitivamente no parece ser algo tan sencillo.

—¿Qu...? —susurró mirando a Ren.

—Ya te lo había dicho —dijo con una nota desesperada—, se me es más fácil decirte que no está pasando.

—Pero, pero... —abrió los ojos aún más—, tú siempre has podido ofrecer una respuesta.

Él suspiró y volvió a pasar su mano por el cabello.

—¡Esta vez no puedo! No sé cómo explicarlo... ¡yo! —gritó frustrado—. ¡No lo sé! ¡No lo sé!

Ella atrapó sus hombros y lo miró a los ojos con decisión.

—Está bien, Ren —murmuró suavemente—. Está bien. Algo o alguien está bloqueando tu habilidad, eso es lo que pasa. Lo único que pasa.

—¿Y si no es así? ¿Y si la he perdido?

—No ha pasado nada de eso —sonrío un poco—. Tengo buenas corazonadas, ¿lo recuerdas?

—¿Qué? —preguntó más tranquilo y ella alzó una ceja mientras lo soltaba—. No lo sé, Nix, digo, no creo que tus recuerdos concuerden mucho con los míos.

La pelinegra bufó y nuevamente pudieron suspirar y concentrarse en un solo problema a la vez. Mantener la cabeza se estaba volviendo todo un proceso.

—Creo saber que es lo que está impidiendo que utilices ese don tan especial —informó Zem viendo con atención uno de los lugares donde salían las Nebulosas—. Aunque hay algo que no me queda muy claro —los miró con un gesto de horror—, ¿qué son esas cosas tan desagradables que se pasean por todos lados?



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En el texto hay: fantasia, romance, magia

Editado: 22.06.2023

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