Vórtice: Crónicas de Horror

VOCES DE DEVASTACIÓN

Lunatic of God's creation no resist

hear the voices of devastation.
Deicide

 

LOS redoblantes de la batería retumbaron en la sala de la casa. El doble drum le dio fuerza a la canción y el instrumento cambió de ritmo cuando el bajo sonó poderoso, seguido de un solo de guitarra desgarrador. La velocidad del ritmo aceleró como si fuera un golpe de adrenalina musical, y cinco segundos después se detuvo repentinamente. Se hizo una pausa. En tres segundos volvió la música pesada de Nergal Incubo adueñándose de las bocinas conectadas al ordenador. Roban Skosberg, el vocalista de la banda, vociferó unos versos con voz profunda y gutural:

Sé que estás escuchando las voces de devastación.

Obedece la voz de tu interior y asesina a tu amigo.

Agarra el cuchillo afilado y destroza su corazón

escuchando la voz de la devastación.

¡Es la voz de Satán que manda!

A Ana se le puso la piel de gallina. Una extraña sensación le recorrió el cuerpo al escuchar aquella música. Nunca le gustó el Death Metal, a ella le gustaba el Punk y el Grunge en la época del bachillerato cuando conoció a Miguel, pero ahora prefería las baladas y la música romántica. Música de acuerdo a mí edad, decía. Pero con Miguel la cosa era distinta. A él le gustaba el ruido y las letras que suelen tener esas bandas. Ellos compartían muchas cosas, pero no sus gustos musicales.

—Pensé que cenaríamos cuando sacaras la basura —le reprochó Ana a su esposo mientras se acariciaba la barriga con la palma de la mano. Tenía ocho meses de embarazo.

—Sí, amor. Lo sé —respondió él ajustando el ecualizador en la pantalla del ordenador.

—Igual no vienes al comedor por escuchar ese escándalo. La cena se está enfriando.

—Está bien, preciosa. Solo deja que termine de subir el archivo a mí blog de descargas y seguido estoy contigo.

Miguel sonrió para sí mismo. Sabía que el estado de Ana la ponía con un humor de perro. Ella se dio cuenta de cómo se agrandó la sonrisa de él. Salió de la habitación sobreactuando un disgusto.

—¿Podrías poner algo agradable al oído humano para variar? —preguntó resignada entrando en la cocina.

Miguel manipuló emocionado el mouse del ordenador. Aquella producción de Nergal Incubo era un producto poco común. Era la grabación más codiciada y legendaria dentro del mundo del Metal, ya que nunca salió al aire luego de ser grabada. Fue el único trabajo de esa banda metalera de mitad de los 90 y él lo tenía allí. Un disco de música que muchos dudaban de su existencia. Se decía que quien escuchara “Voces de Devastación” se volvía loco y asesinaba a todo aquel que estuviera cerca.

Sé que estás escuchando las voces de devastación.

Obedece la voz de tu interior y asesina a tu amigo.

Roban Skosberg se inició en los 80 con la banda Muerte Mórbida en el Bay Area de la ciudad de San Francisco. En esa etapa lanzaron dos producciones: “Death Metal Total” en 1982 y “Adictos al Metal” en 1984. Ninguno de los discos tuvo buena acogida ante el público metalero de la época y las ventas fueron prácticamente nulas. Roban culpó a sus productores por el total fracaso mercadológico de la banda y decidió abandonar el sello discográfico.

No se volvió a saber más de Skosberg. Muerte Mórbida pasó a ser una de las peores bandas de la escena. A nadie le interesó ocupar el lugar que su cantante había dejado. Con el tiempo quedaron en el olvido.

Cinco años después, Roban apareció en las oficinas de Road Drummer con una nueva proposición y otra banda llamada Nergal Incubo, lista para tocar.

A los ejecutivos de Road Drummer les encantó la nueva propuesta que traía el ex Muerte Mórbida, y enseguida se pusieron manos a la obra. Grabaron varios temas que fueron calando alto en el gusto de los oyentes. Canciones como: “Vómito es la Sangre del Cordero”, “Puta, te masturbas con la cruz” y “Profanando el cuerpo de Dios” alcanzaron las primeras posiciones de las listas metaleras de súper éxitos en todo el mundo. Nergal Incubo estaba en la gloria, convirtiéndose en la banda más influyente en la historia del metal. En menos de seis meses culminaron con la grabación de todas las canciones que compondrían su primera producción musical, Todo el material estaba listo. Los ejecutivos y la banda se acomodaron en sus sillas para escuchar el más grande disco que jamás haya grabado esa disquera. Dejaron rodar la música y el sonido que emanó por las bocinas fue asombroso.




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