Vuelta a los orígenes

Cap. 2

Llegó el día de la boda, como siempre pasaba prácticamente todo el pueblo estaba invitado, como siempre decían: mejor arruinarse que quedar mal con algún vecino. Mientras se dirigía a la pequeña iglesia sonrío para sus adentros, casi todos los hombres iban con sus sombreros de vaquero y sus corbatas finas, para ellos eso era ir arreglado, las chicas con vestidos demasiado pomposos, con colores cursis y faldas llenas de capas de tul o pedrería. Kate tuvo suerte, su amiga sabía que a ella no le gustaba nada de eso, así que solo le pidió que su vestido fuera del mismo color que el del resto de damas de honor, de hecho había transigido y podía sentarse en los bancos junto a Linda, no quería estar ahí de pie en el altar llamando la atención.

La ceremonia concluyó, Kate estaba en un lado hablando con uno de sus antiguos profesores, el señor Callahan. De golpe sintió un escalofrío por todo el cuerpo, notaba una mirada encima suya y enseguida supo lo que pasaba. Nada más girarse notó unos brazos que le agarraban con fuerza y la levantaban del suelo, solo podía ser una persona.

_ Hola Luke.

Le dijo entre risas a él, a su único amigo en este pueblo, a ese querido vecino que en su día se había llevado más de una y dos palizas por defenderla cuando ya se estaba pasando de la raya algún compañero, el único hombre del que había estado enamorada.

_ Por fin te veo, Katherine Marie, como vuelvas a estar otros ocho años sin pisar este pueblo voy a ir hasta la gran manzana esa donde vives y te voy a traer de los pelos.

_ Solo Kate –le dijo cansada ya de tenérselo que repetir a todo el mundo, odiaba su nombre completo-.

_ Bueno, solo Kate, ¿cuánto te vas a quedar? Dime que me dará tiempo a verte y charlar un rato.

_ Tres meses.

Su voz sonó molesta, no porque no quisiera quedar con él, sino porque no quería estar tres meses en este asfixiante pueblo. Luke la miró contento, ni en sus mejores sueños habría imaginado eso. 

_ ¿Y eso?

_ Mis padres se han ido a hacer un crucero por Europa, fue mi regalo por su aniversario, lo que no sabía es que eso conllevaría que yo tenga que estar todo el verano atendiendo en la tienda.

Los padres de Kate tenían una pequeña tienda de antigüedades en el pueblo, era el típico sitio donde iba a comprar la gente cuando tenía que hacer un regalo. Como era el 30 aniversario de bodas de sus padres les regaló el viaje con el que siempre habían soñado, ella ahora ganaba mucho dinero y no veía mejor forma para gastarlo que en sus padres, quería de alguna manera responderles por todo lo que habían hecho por ella durante toda su vida. Ella suponía que contratarían a alguien del pueblo para que llevara esos días la tienda o la cerrarían, pero su madre le obligó a irse al pueblo y encargarse ella ya que decía que nadie más en ese pueblo sabría llevarla. Así que ahora estaba ella ahí, viviendo en la casa de sus padres, teniendo que llevar el pequeño negocio y teniendo que trabajar desde casa y enviando semanalmente sus bocetos y diseños vía online. 

Luke se acerco a ella y le dio un gran abrazo, de esos que solo él conseguía darle. La chica se quedó acomodada en su cuello aspirando su olor, había echado en falta ese aroma típico de su amigo el cual podía oler cada vez que le había abrazado para consolarla cuando lloraba por algo que le habían hecho o dicho en ese envidioso pueblo, durante muchos años esos brazos habían sido su único consuelo y la única evasión a su horrible entorno y situación.

_ Luke cariño, ¿con quien hablas?

Una chica delgada y rubia apareció en escena al ver a Luke abrazando a una desconocida. El chico se separó con una sonrisa en la cara, aunque por dentro maldecía que hubiera llegado y acortara ese contacto tan ansiado para él.

Kate se quedó boquiabierta cuando la vio colgarse del brazo de su amigo, no podía ser, ¿Rebeca estaba con Luke? ¿La odiosa animadora que la había apodado Katherine la rara y que le había hecho la vida imposible? Y sí, así es como la llamaban, se ve que no se les ocurrió un mote más creativo, pero la cuestión era insultarle, no hacía falta nada más.

Rebeca nada más verla la reconoció y puso mala cara, no podía librarse de esa chica jamás. Se quedó mirando su vestido, era rojo y sencillo, muy sencillo, dejaba ver un buen físico debajo, se quedó blanca al ver los zapatos, eran unos Louboutin, los podía reconocer por dos razones, por la suela roja y porque los vio en una película, sin lugar a dudas eran los zapatos más bonitos que había visto en su vida, lo cual la encolerizó más aún. Ahí estaba Katherine la rara, la misma chica de la que su novio había estado colgado desde que tenía uso de razón, le había costado mucho que él se fijara en ella, había ido detrás de él durante todo el instituto y después casi cuatro años, y ahora llegaba ella y volvía a ver como su chico tenía esa asquerosa mirada que nunca había conseguido que posara sobre ella.

_ Es Kate, no se si la recuerdas, iba contigo a clase.

_ Claro, como olvidarla- dijo la rubia con mala cara resoplando-. ¿Has visto a Amanda? Va preciosa, tenemos que preguntarle de dónde es el vestido, tengo que ir a mirar mi vestido de novia ahí cariño.

Rebeca sonrío maliciosamente al ver la cara que puso Kate, se le notaba que eso le había dolido, era un dos por uno, por un lado hacia daño a su enemiga, y por el otro le mostraba que Luke ya no estaba disponible. Kate cambió de expresión y se recompuso como pudo, no quería que notara que eso le había dolido, su amigo se casaba, y no solo eso, encima se casaba con la que había sido su peor pesadilla durante años. Inspiró profundo, recordando todo lo que le había dicho su psicólogo durante los últimos ocho años, a los que tuvo que ir semana tras semana, "no vale la pena, todo esta en el pasado, tu vida actual es la recompensa para todo lo que te hicieron, no hay nada que les haga más daño que verte feliz".




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