Vuelta a los orígenes

Cap. 7

Kate y Luke se bajaron del coche del médico, la semana pasada habían cenado en casa de los padres de él, y después del maravilloso banquete Luke convenció a la diseñadora para ir el fin de semana siguiente a la casa que tenía su familia en medio del campo, ambos adoraban ese lugar. Siendo pequeños pasaban ahí prácticamente todos los fines de semana, en verano disfrutaban del sol y la piscina, en primavera de los paseos por el campo ya que todo estaba florido y era maravilloso, al igual que en otoño, que los tonos anaranjados y marrones creaban una estampa digna de película. Pero la época favorita de ambos para ir era el invierno, ahí pasaban las navidades todos los años, era maravilloso, podían jugar con la nieve, calentarse en la chimenea, recoger piñas, e incluso hacer patinaje sobre hielo (bueno, básicamente era hacer el tonto sobre el hielo, porque ni tenían patines) en un lago cercano que como prácticamente no tenía nada de profundidad era perfecto para eso ya que no había peligro. 

Comenzaron a andar por el maravilloso bosque que rodeaba la casa, no se escuchaba ni un alma, solo el sonido de algunos animales que andaban o volaban por ahí, como algunos pájaros, unas cuantas ardillas que saltaban de árbol en árbol o algún que otro cervatillo muy a lo lejos, aunque éstos nunca se dejaban ver por miedo. 

_ Estar aquí da gusto, siempre hace tan bueno, nada que ver con el calor sofocante que hace en el pueblo -dijo Kate mientras cerraba los ojos y respiraba el olor a árbol y hierba mojada, podía notar como una suave brisa le rozaba la cara, ese lugar era el cielo-.

_ Sí, aquí la temperatura siempre es un poco más baja en verano, los árboles la regulan. 

Entraron a la casa y Luke se fue directo a la terraza de la parte trasera, por su parte Kate fue directa a la cocina para coger un vaso de agua, tenía la garganta seca. El médico dejó las bolsas que habían traído con comida en el primer sitio que encontró y se puso a limpiar la piscina, estaba llena de hojas. Sacó los objetos de limpieza y empezó a recoger las hojas con la red, así podría poner el cloro ya y en un par de horas bañarse. Normalmente la piscina estaba limpia, pero sus padres se habían ido de viaje y él hacia mucho que no subía por culpa del trabajo y Rebeca con su locura de la boda, por lo que desgraciadamente al llegar se la encontró sucia. Al salir Kate a la terraza se encontró que Luke había dejado todas las bolsas de comida encima de la mesa que estaba al lado de la piscina, lo cual no le gustó nada.

_ Lucky, ¿por qué no comemos mejor en la mesa que da más hacia el bosque? -le dijo chillando porque no lo veía-.

_ ¿Ya tienes hambre? Todavía es muy pronto.

_ No, pero como he visto aquí las bolsas...

_ Ah, no te preocupes, simplemente las he dejado ahí para ponerme a limpiar la piscina.

Vio como salía de la garita con los productos de limpieza y se puso nerviosa, no, no quería bañarse. Se reprendió a si misma, al aceptar venir con Luke a la casa solo pensó en lo bien que se lo pasaban de críos y adolescentes ahí juntos, en ningún momento recordó que había una piscina.

_ Luke, no hace falta que la limpies, no te preocupes, a mi no me apetece bañarme.

El médico hizo una mueca, algo andaba mal, no sabía qué era, pero había notado un tono de angustia en su voz, de golpe estaba intranquila, lo podía notar, pero no entendía la razón.

_ ¿Y eso? Con el buen día que hace el agua estará súper buena. 

_ No me he traído bañador.

_ Por ahí hay algunos de mi madre y de la tuya, seguro que alguno te va.

_ De verdad que no me apetece, preferiría que andáramos los dos por el bosque y todo eso.

_ De acuerdo, pues me libro de limpiar la piscina.

Luke dejó los trastos no muy convencido, simplemente había cedido porque notaba a Katherine incómoda, pero no entendía por qué, a ella siempre le había encantado bañarse en la piscina. Por un momento supuso que sería por algún defecto físico que le quería ocultar, a lo mejor llevaba alguna quemadura grande en el vientre o alguna cicatriz y le daba vergüenza que la viera, lo cual era una tontería teniendo en cuenta que era médico y para él el cuerpo humano ya no tenía ningún misterio. Por su parte Kate volvió a respirar tranquila al ver que su amigo dejaba de limpiar esa "fosa del horror y la tortura", como la estaba llamando ella ahora en su mente. Se metió dentro de la casa para tranquilizarse un poco, se había puesto muy nerviosa y notaba que empezaba a latirle demasiado rápido el corazón y le costaba respirar. Se sentó en el sofá y comenzó a respirar lentamente tapándose una de las fosas nasales tal y como le había explicado su psiquiatra, poco a poco notó como se iba relajando y las pulsaciones se ralentizaban.

_ Tranquila Kate, no vamos a meternos a la piscina, tranquilízate -se dijo a si misma en un susurro para intentar relajarse y dejar de temblar-.

_ Katherine, ¿todo bien?

_ Sí, todo bien, no te preocupes, ¿te apetece que demos un paso?

_ Un segundo, guardo la comida en la nevera y te enseño un sorpresa que te tengo preparada.

_ ¿Qué tipo de sorpresa? ¿No tendrá nada que ver con la piscina no?

_ ¿Qué? No, ya lo verás.

Salieron de la casa y empezaron a andar hacia la pequeña edificación de madera que tenían cerca, ahí sus padres tenían todas las herramientas de jardín y la maravillosa sorpresa que le tenía guardada a Katherine. La chica miró hacia arriba, el sol estaba cogiendo fuerza, se puso sus gafas de sol de último modelo y se echo la mano a la frente para que le hiciera de visera, le costaba mirar hacia arriba por el resplandor del sol, pero se estaba tan bien ahí...

_ Hay alguien que te está esperando -dijo Luke corriendo un poco a la construcción de madera para abrir la puerta, la verdad es que le hacía mucha ilusión-.

_ ¿Es quien yo creo que es? -preguntó Kate con una sonrisa de oreja a oreja-. ¿Rayo?




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