Vuelta a los orígenes

Cap. 11

Luke y Kate se dirigieron hacia un restaurante cercano, no era nada del otro mundo, el típico bar-restaurante de pueblo tejano, pero por lo menos se comía muy bien y estaba cerca del negocio de los padres de Kate. Nada mas entrar todo el mundo se giró para mirar a la pareja que entraba, al ver a Luke nadie dijo nada, pero cuando entró su acompañante todo el mundo comenzó a hablar en voz baja criticando a la diseñadora y opinando sobre su falta de moral al aparecer por ahí con un hombre prometido. 

El local no había cambiado nada de lo que recordaba la chica, mesas oscuras y paredes llenas de marcos mal colgados, todos con antiguas fotos del pueblo y algún recorte del periódico local en el que había salido el restaurante o alguno de sus propietarios. Era el típico negocio que había pasado de padres a hijos, y como en el pueblo la tradición era lo más importante, en ningún momento nadie había cambiado nadad, ya que para ellos mantener la esencia original era la clave del éxito. 

Kate y Luke se sentaron en una mesa y empezaron a mirar la carta en silencio, ella directamente solo miraba lo que tuviera menos calorías, pero todo lo que veía o estaba frito o rebozado. Por su parte el médico miraba a todas partes, conocía el menú de memoria y sabía perfectamente lo que se iba a pedir, siempre que venía pedía lo mismo ya que era su plato favorito y la señora Evans (la propietaria y cocinera del local) lo hacía a la perfección.

_ Lucky, ¿de verdad que no te buscarás un problema por estar aquí conmigo?

_ ¿Yo? ¿Por qué?

_ ¿Ves la mesa del fondo? Está sentada Lurlynn, y te podría jurar que con quien está hablando por teléfono ahora mismo mientras nos mira es Rebecca, tu prometida.

_ Que haga lo que quiera, simplemente estoy comiendo con mi mejor amiga, tiene que entenderlo y confiar en mí, esa es la clave de una pareja, yo no me opongo a que ella salga con sus amigas o sus amigos. 

_ A lo mejor tendrías que hacerlo un poco -dijo en voz baja mientras se tapaba la cara con la carta del restaurante-.

Tras un rato mirando la carta escucharon la puerta volver a abrirse, por ella apareció Ryan, que nada más ver a la pareja de amigos se acercó contento para saludarles. Luke durante unos segundos puso mala cara, le apetecía estar solo con su amiga y ya le molestaba todas las personas que estaban observando, lo último que le apetecía era que encima se sentaran para entablar conversación con él.

_ Hola chicos -dijo amable el médico-.

_ Hola Ryan, ¿qué haces aquí? -preguntó con curiosidad Kate-.

_ Venía a por la comida, hoy estoy agotado y no me apetece cocinar.

La camarera se acercó para ver si ya se habían decidido, era una chica joven, de poco más de dieciocho años, la hija de los dueños. El pelo castaño lo llevaba recogido en una coleta con una cinta que acababa en lazo, dándole un toque gracioso al simple recogido, la falda del uniforme estaba un poco más corta de lo normal, ya que acababa de subírsela un poco al ver entrar a los dos médicos, en especial a Ryan. Sus ojos color miel eran vivos, se le notaba dulzura y alegría en la mirada. Numerosas pecas acompañaban en la nariz y las mejillas a su clara piel, las cuales hacían que tuviera un aspecto más juvenil que la realidad, ya que aunque parecía una alumna de instituto ya tenía casi veinte años.

_ ¿Ya sabeis lo que queréis chicos? -preguntó alegremente moviendo la cabeza, lo que provocaba que se le meciera la coleta de un lado a otro-.

_ Yo quiero unos espaguetis con salsa y con muchas albondigas de carne por favor, tu madre ya sabe de sobra como me gustan -dijo Luke sonriendo ampliamente-, para beber coca-cola.

Kate no pudo evitar reírse al escuchar a su amigo, seguía pidiéndose lo mismo que cuando era pequeño, era su plato favorito desde que tenía uso de razón.

_ Yo voy a querer una pechuga de pollo a la plancha, sin aderezo, solo limón y sal, de guarnición solo verduras al vapor por favor, nada de patatas ni huevos; de beber agua fría.

Luke puso mala cara al escuchar eso, le parecía que le estaba leyendo una receta de cocina más que pedir su comida, no entendía tanto detalle para solo un planto, y más un plato tan simple. Además, había quitado toda la gracia al plato, lo bueno era el aderezo que le ponía la señora Evans y la guarnición de patatas doradas con mantequilla y sazonadas con diferentes especias, era una delicia.

_ ¿Doctor Brown, que desea?

_ Yo una hamburguesa del rey con patatas para llevar, por favor. 

_ De eso nada, quédate a comer con nosotros -dijo Kate, a lo que Luke puso una mueca de fastidio que ninguno de los dos pudo ver-.

_ No, gracias me voy ya, no os preocupes.

_ ¿Que has quedado para comer con alguien?

_ No, me voy a mi casa.

_ Pues ya está, siéntate, no vas a comer tú solo.

_ Claro, quédate -le dijo Luke bastante forzado, no quería pero no le quedaba otra-, tres mejor que dos.

Ryan dudó un buen rato, pero al ver los ojos grandes de Kate y su sonrisa sincera no pudo decir que no y le indicó a la camarera que se quedaba. La chica se hizo a un lado y el médico se sentó a su lado, dejando a Luke en frente de los dos, algo que no le agradaba, no le gustaba que sus dos amigos estuvieran tan cerca el uno del otro. La chica se alegró de que se quedara, no sólo porque Ryan le caía muy bien y le agradaba su compañía, además eso callaría muchas bocas, no era lo mismo que Luke y ella estuvieran comiendo solos que lo hicieran los tres como simplemente tres amigos que se divierten.

_ ¿Cómo ha ido el turno? -le preguntó Luke a Ryan por simplemente sacar algún tema de conversación-.

_ Bien, no ha habido ningún caso grave pero no han parado de entrar en todo momento, después de que te fueras nos ha llegado la intoxicación de toda una oficina, se ve que un compañero se jubilaba y ha llevado una tarta que había hecho él mismo, pero creo que no estaba tan buena como él esperaba.




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