Vuelta a los orígenes

Cap. 20

Ryan fue a recoger a Kate a la puerta de su casa, ambos al verse se rieron por el aspecto que llevaban, iban muy tejanos los dos. El médico se había puesto una camisa con unos vaqueros, nada del otro mundo, aunque había que admitir que la camisa le quedaba muy bien ya que remarcaba sus músculos, pero el punto sureño se lo daba nada más y nada menos que el sombrero cowboy que llevaba en la cabeza. Por su parte Kate había optado por ponerse un vestido con estampado de flores, era sencillo, con la falda con un poco de vuelo y de tirantes ya que hacía calor, en los pies llevaba unas botas con tacón de madera ancho y corto, y como colofón final, había cogido un bolso de piel marrón con flecos, eso sí, con tachuelas a un lado, ese bolso había sido la última moda hacía un par de meses en NY.

_ Te veo muy tejana -le dijo Ryan sonriente-.

_ Si no puedes con ellos, únete, o camúflate por lo menos.

_ Creo que hemos tenido al misma idea.

Ambos se rieron y el chico le ofreció el brazo para que Kate se cogiera, lo cual le pareció muy tierno a la chica. Fueron paseando hasta la feria, era igual que todos los años, al fondo del todo había un escenario con música, había arriba un grupo con una cantante, un banjo, un par de guitarras, un piano, un chelo y una batería. A un lado habían unas mesas con un pequeño bar-restaurante para que la gente cenara y tomara bebidas, algo que muchos hacían en exceso. Los niños estaban corriendo arriba y abajo en la entrada, que es donde estaban los puestos con juegos de los de tiro al blanco y todas esas cosas, y detrás de esto habían unas pocas atracciones pensadas principalmente para niños, como un laberinto de paja, el túnel de los horrores (al cual se accedía con tractores), un toro mecánico (al que subían más adultos que niños) y un par de atracciones de feria como una pequeña noria y un saltamontes. 

Entraron tranquilos al lugar, pero Kate no pudo evitar sentirse nerviosa al notar que todo el mundo la miraba, se giró y vio como se iban haciendo grupitos de gente que hablaban sobre ellos en voz baja, nadie del pueblo se esperaba que Ryan y ella fueran juntos, entre otras cosas, porque Ryan era como el soltero de oro del pueblo en estos momentos.

Si embargo el médico estaba feliz, había buen ambiente y Kate había accedido a ir con él, le gustaba mucho la chica y estaba feliz por ello. Se fijó en su forma de andar, se le notaba un poco incómoda, pudo notar que era porque todo el mundo hablaba de ellos, pero supuso que simplemente era por la sorpresa de verles juntos, no se esperaba los malos pensamientos que tenían los pueblerinos acerca de la pobre chica. Él no podía apartar su vista de ella, sus rizos rubios se movían con gracia por su espalda y sus hombros, le gustaba su pelo, le recordaba al color del trigo. Sus piernas eran largas y estilizadas, pero no estaban demasiado morenas como las de la mayoría de chicas de por ahí, no entendía esa obsesión por estar tan morenas que tenían las jóvenes del pueblo. El vestido bailaba al compás de sus caderas, y mostraba un pequeño tatuaje que llevaba en el hombro, no se había dado cuenta antes, era algo curioso, tenía la sombra de un pájaro volando, de la pata llevaba un hilo el cual parecía roto, era sencillo pero bonito, supuso que simbolizaba algo para ella.

_ Se te ve muy contento -le dijo ella con tal de decir algo y destensarse un poco-.

_ Me gusta esto.

_ Es imposible que te guste esto –dijo Kate entre risas-.

_ ¿Por qué no? Hay comida, bebida, música, juegos, la gente se divierte, tengo una chica guapa cogida de mi brazo...

_ Esto es country, no es música.

_ Vamos, te guste o no eres tejana, el country corre por tus venas, vaquera.

Con una sonrisa le puso su sombrero, le venía enorme, pero con un ligero toque de manos Kate se lo arreglo y puso en la posición perfecta, tenía un don especial. Empezaron a pasear, todo estaba tal y como lo recordaba, sonrió al ver los puestos de feria donde colgaban decenas de peluches, todos ellos de colores y tamaños diferentes. Recordó todos esos años en que era pequeña y su padre jugaba hasta conseguirle uno, en esa época ella adoraba esta fiesta. Su acompañante vio la cara de felicidad que tenía al ver los muñecos y malinterpretó su rostro.

_ Va, seguro que te consigo algún peluche –le dijo alegre mientras la llevaba a la parada de tiro al blanco cogida de la mano-, no soy un experto con la escopeta ya que nunca he cogido un arma real, pero prometo no parar hasta conseguirlo.

¿En serio cree que a una persona adulta le puede gustar eso? Pensó Kate, pero le sabía mal, al pobre chico se le veía emocionado con el tema, pero no quería llevar a casa otro muñeco atrapa polvo.

_ Mejor vamos a tomarnos algo, me muero de hambre, creo que si no meto algo de comida en mi estómago me voy a desmayar.

Se acercaron a uno de los locales que habían puesto con comida, no era nada del otro mundo, pero a la gente le gustaba. Conforme avanzaban se iba escuchando más alta la música, la orquesta estaba tocando un tema country, como siempre, es lo normal Texas, en este caso era una versión bastante animada de la canción de Dolly Parton, Jolene. Kate notó que su acompañante le pasaba el brazo por el hombro mientras andaban, antes de que intentara bajar más la mano y tocarle alguna zona que no debiera decidió cogerle la mano, lo cual el médico se lo tomó como un gesto afectuoso.

Se sentaron y pidieron algo de comida, no era lo que Kate solía pedirse, pero una noche era una noche y se moría de hambre por lo que se pidió una hamburguesa. Como la pidió sin ningún tipo de salsa le quitó el pan y se puso todas las cosas separadas, haciendo una improvisada mini ensalada con la lechuga, cebolla, los pepinillos y tomates que llevaba la hamburguesa. Acto seguido se puso a darle el pan en forma de miguitas a los pájaros que tenía alrededor, formándose al momento todo un grupo de pajaritos felices por comer, a lo que luego se sumaron unos niños pequeños con sus padres que veían animados la escena y les intentaban dar de comer ellos también con las migas que les daba Kate. Ryan la miraba contento, le gustaba lo que veía, no era solo una chica guapísima, además era dulce y por lo que parecía ahora le gustaban los niños. El pan se acabó y empezaron a comer, él se había pedido un costillar, el cual estaba perfecto.




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