_ Katherine, tienes que hacer las cosas conforme te sientas preparada, no intentes hacer avances a la fuerza -le dijo Luke mientras ponía el vaso lleno de agua delante de ella-.
_ Ya lo sé, pero si no me obligo me estancaré, no puedo dejar que el miedo me venza.
Suspiró profundo y miró el vaso, hacía unos días que ya había conseguido beber agua, pero lo hacía con botellas con tapón infantil, no podía seguir bebiendo como si fuera una niña de dos años.
Cogió el vaso entre sus manos y sintió como su piel se erizaba al notar el líquido frío tras el cristal.
_ Solo un trago, el primero es el más complicado -se dijo a sí misma en voz alta-.
Con las manos algo temblorosas se lo llevó a sus labios y bebió un poco, tras esto lo dejó sobre la mesa y suspiró pesado, a cualquiera le parecería una tontería, pero para ella había sido una dura prueba.
_ Estoy muy orgulloso de ti -le dijo Luke con una sonrisa de oreja a oreja-.
_ Tus padres nos han invitado a cenar, no podía ir con mi botella, no quiero que me pregunten.
_ Lo sé, pero sabes que ellos jamás te juzgarían.
_ Aún así, me da vergüenza, prefiero que todo esto se quede entre nosotros, Amanda y el Dr. Colleman.
Con el apoyo de Luke volvió a beber hasta que vació por completo el contenido del vaso, sentía que, al igual que el agua, parte de sus miedos desaparecían con ese acto.
_ Bueno, yo voy a cambiarme de ropa, ahora mismo vuelvo.
_ ¿Para qué te vas a cambiar? Solo vamos a cenar con mis padres.
Kate miró su atuendo, zapatillas cómodas, pantalones vaqueros cortos y una camisa ancha color mostaza con florecitas.
_ Quiero arreglarme un poco más.
_ Pero si así estas preciosa -se le escapó-.
Kate sonrió algo sonrojada y fue a su habitación, decidió no arreglarse mucho, solo se puso unos pantalones largos, zapatos de tacón y una chaqueta tipo blazer, ya que empezaba a refrescar.
Se miró en el espejo y bajó corriendo, sonrió al ver a Luke tranquilo sentado en el sofá mientras miraba unos papeles. Sonrió como su estómago se revolvía, era todo tan sencillo... tan perfecto.
Negó con la cabeza quitándose la idea de la cabeza, era simplemente un amigo haciéndole un favor, solo quedaba una semana para que se casara.
_ Ya estoy, ya podemos irnos.
Luke recogió los papeles y los guardó en una carpeta para luego guardarla en su maletín. Ambos salieron de la casa y fueron a la de al lado para recoger a los padres de Luke.
_ ¿Sabes algo de Ryan? Hace mucho que no sé nada de él, me resulta extraño. Solo me manda mensajes para ver cómo estoy, pero nada más.
_ He coincidido poco con él, está algo raro.
_ ¿Raro?
_ Sí, es como si me evitara... supongo que serán imaginaciones mías.
Lo que no sabían ambos es que era verdad, Ryan estaba evitando a todos. No es que no quisiera quedar con ellos, pero se sentía culpable. Luke había sido su primera amistad en el pueblo, cuando llegó al hospital le tendió la mano e hizo que su adaptación a un lugar nuevo fuera lo más amena y cómoda posible, sin embargo él le había traicionado.
Todos los días sentía el impulso de acercarse a él y contárselo todo, decirle que Rebecca le estaba engañando, que no estaba embarazada y todo era una estratagema para que no cancelara la boda. Pero, ¿con qué cara se lo decía?, ¿cómo le explicaba que él mismo le había mentido?, que había traicionado su amistad y confianza.
Desde el día que ayudó a Rebecca se había aislado en sí mismo, no quedaba con nadie e iba de casa al trabajo y del trabajo a casa. No tenía ganas de salir a ningún sitio ni de hablar con nadie, sencillamente se sentía miserablemente por lo que había hecho.
Kate y Luke llegaron en un minuto a la casa de los progenitores de él, al fin y al cabo era la de al lado. Nada más llamar salieron en el coche camino a una ciudad cercana, cuando había alguna celebración especial siempre iban a un restaurante francés llamado Louis, por lo que Kate supuso que irían ahí.
Cuando aparcaron el coche vio que estaba en lo cierto. Los cuatro estarán y se sentaron en la mesa que habían reservado con anterioridad los padres de Luke, quedando dividida cada "pareja" en un lado de la mesa. Caroline iba con un vestido de gasa azul, sencillo pero bonito, el color le hacía resaltar los ojos azules que había heredado su hijo. A su lado estaba su esposo, Joe, que llevaba un traje oscuro con corbata a juego con su esposa, lo que hizo que Luke sonriera, su padre siempre tenía ese detalle con su madre, era una forma de decirle sin palabras lo mucho que la quería, mostrándose como una pareja hasta en esos detalles tan insignificantes. El médico se quedó unos segundos callado con una sonrisa triste en el rostro, él o iba a vivir algo así, si se casaba con su prometida era por el niño que esperaba, no porque estuviera enamorado de ella. Le dolía pensar que no viviría una historia como la de sus padres, no iba a tener ese matrimonio feliz que cualquier persona desea, pero la decisión ya estaba tomada y debía hacer cualquier sacrificio por ese bebé.
_ ¿Celebramos algo especial? -dijo Kate con una sonrisa mientras miraban la carta-.
_ ¿Hay algo más especial que estar todos juntos aquí de nuevo? -respondió Caroline-.
Todos sonrieron como respuesta y siguieron mirando la carta, aunque cada uno sabía de sobra lo que iban a pedir.
_ Luke, ¿te importa conducir tú? Así el resto podemos beber una copa de vino -le preguntó su padre sabiendo que él nunca bebía alcohol-.
_ Claro.
Notó como Katherine se tensaba, no podía beber alcohol porque estaba siguiendo un tratamiento que el doctor Colleman le había recetado, y en el fondo sabía que la chica no se sentía segura al beber agua.
_ Sí no os importa me voy a tomar una Coca-Cola -dijo cuando el camarero les preguntó las bebidas-.
_ ¿Coca-Cola? -preguntaron al unísono sus padres, no era algo común en él, siempre decía que esa bebida era veneno-.