Vuelta a los orígenes

Cap. 38

Katherine esperaba a sus padres con el coche estacionado en la estación de trenes, sus progenitores habían insistido en coger el tren que les llevaba del aeropuerto al pueblo, por lo que ella simplemente estaba en la estación esperándoles intentando en todo momento no ponerse a llorar. Vio como bajaban y fue corriendo a abrazarles, venciendo en ese momento sus emociones y poniéndose a llorar entre los brazos de sus padres.

_ Hija, ¿qué te pasa? -le preguntó Marie asustada-.

_ Nada mamá, simplemente es que hace mucho que no os veo y me alegro mucho -mintió la chica-.

Esa no era la verdad, se sentía destrozada, la noche anterior había vivido un sueño, después de tantos años Luke y ella se habían besado, pero esa mañana al despertase abrazados el médico se había arrepentido de todo y se había ido de la casa diciendo que todo había sido un error, que él se iba a casar al día siguiente y lo que había pasado no debió de suceder, destrozándose a ambos por dentro. Ella simplemente bajó la cabeza y soportó todas esas emociones con una mirada triste y sintiendo como su corazón se partía en mil pedazos.

Ayudó a sus padres con las maletas y fue todo el camino simulando una sonrisa mientras les hacía preguntas y ellos le contaban mil anécdotas de su viaje, el cual había sido maravilloso. Al llegar vieron las maletas en la puerta, por lo que suponiendo lo que pasaba se quedaron con cara de desilusión y el corazón encogido.

_ Katherine, ¿qué hacen aquí estas maletas? -preguntó su padre-.

_ Me han llamado del trabajo, no puedo quedarme más tiempo, esta misma noche debo volver a New York, es una urgencia -volvió a mentir, simplemente no sentía fuerzas de seguir un día más ahí-.

_ Pero acabamos de llegar, pensábamos que estarías unos días con nosotros -le dijo su madre con los ojos llorosos-.

_ Ya lo sé, yo también, pero no puedo negarme, me estoy jugando mi carrera mamá. Aún así tenemos unas horas, podemos disfrutar del día de hoy, hasta las cinco no tengo que coger el tren para el aeropuerto.

_ Podemos acercarte nosotros con el coche al aeropuerto -se ofreció su padre-.

_ No, prefiero despedirme en casa, quiero poder abrazaros y llorar sin sentirme culpable porque la gente me esté mirando, en el aeropuerto podría reconocerme alguien y no quiero salir en la prensa.

Ambos cedieron y pasaron lo que quedaba de día juntos, comieron en familia y tras un rato viendo fotografías del viaje se despidió y fue camino a la estación, cogiendo el autobús que le dejaba en la misma puerta.

Unos minutos después de partir Luke se encontró con la pareja al salir de casa de sus padres, por lo que decidió acercarse a saludarles, aunque le extrañaba no encontrar a Katherine con ellos.

_ Marie, Joseph, ¿qué tal? -les preguntó dándoles un abrazo cariñoso a cada uno-.

_ Hola Luke, íbamos a ir a saludar a tus padres antes de ir al restaurante, no se nos olvida que esta noche es la cena de compromiso antes de tu boda.

_ ¿Cómo os ha ido el viaje? 

_ El viaje de en sueño, ha sido como una segunda luna de miel, bueno, creo que todavía mejor.

_ Entonces, ¿por qué esa cara tan triste?

_ Es por Katehrine Marie, se ha tenido que volver ya, acaba de irse a la estación para ir al aeropuerto, esperábamos que se quedara unos días más, pero al final no ha podido ser.

Luke se quedó blanco al escucharlo, sintió como si todo el mundo se le viniera encima, sabía que con lo que había pasado esa misma mañana no debía sentirse así, pero no lo podía remediar. Sin si quiera contestar fue corriendo a por su coche y condujo a máxima velocidad a la estación, rezando por llegar antes de que se subiera el tren.

Al llegar a la estación la encontró tirando de su maleta, quedaban pocos minutos para que el tren se fuera, por lo que se alegró de haber conducido como un loco y de hasta haber aparcado en un sitio que estaba penalizado y por que el que posiblemente le pusieran una multa.

_ ¡Katherine, Katherine! -gritó desesperado mientras iba hacia ella-

- Luke, déjame por favor -le dijo mientras andaba camino al anden-.

_ ¿Dónde vas?

_ Vuelvo a mi casa -le respondió la chica llorando-.

_ Esta es tu casa.

_ No, aquí es donde nací, nada más, mi hogar está en New York.

_ Katherine Marie, no te puedes ir, por favor, nos quedaba un último día juntos, no puedo hacer todo esto sin ti.

_ Y yo no puedo ver como te casas, no me pidas que esté ahí, no seas tan egoísta.

_ Por favor, quédate, te necesito.

_ No Luke, no puedo.

_ Sé que no aguantas a Rebecca pero...

_ No es solo eso -le interrumpió chillando-, no puedo ver como te casas con la persona que me arruinó la vida.

_ Cuéntame lo que pasó, dímelo, a lo mejor con eso.

_ Ella... ella... -Kate suspiró intentando que se le deshiciera el nudo de la garganta-. ¿Qué más da eso ahora? La cuestión es que ella siempre va a ganar, consiguió arruinarme la vida, que me fuera de este pueblo... y ahora va a casarse con el hombre que amo, contra ella siempre voy a perder.

Luke la miró sin poderse creer lo que había dicho, le había dicho que la amaba.

_ Ya esta bien Luke, olvídame y déjame seguir con mi vida igual que tú vas a hacer la tuya, es lo mejor para ambos. Solo deseo que sea muy feliz, de todo corazón te lo deseo.

Con esas palabras se subió al tren mientras Luke le suplicaba que no lo hiciera, pero ella sabía que era lo correcto, no podía quedarse para ver como se casaba con Rebecca, eso la hundiría todavía más.

Tras ver como el tren se iba Luke se quedó parado en la estación llorando, viendo como se iba así Katherine, como se alejaba de su vida otra vez. Al cabo de un buen rato fue a casa de Amanda corriendo, necesitaba saber lo que había pasado, saber los motivos de la primera partida de Katherine, no podía seguir con esa incertidumbre. Llegó y llamo corriendo a la puerta, aporreándola hasta que la madera empezó a temblar.




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