Íbamos en uno de los carros de la mamá de Liam, su chofer nos llevaba al lugar que le había indicado, él era muy fuerte y su aspecto me recordaba a un gorila que vi en una película de Disney "Kerchak" ese gorila que no quería a Tarzan, pero en fin su fuerza era muy útil, porque a pesar de Liam no era una pluma él lo levantaba con facilidad.
Llegamos frente a la entrada de una fábrica abandonada, esta fábrica era de unos amigos de mis padres, pero ya no vivían en la ciudad.
— Y ¿este es un lugar especial para ti? — preguntó Liam confundido. Y no lo culpaba la fachada de la fábrica estaba desastroza, pero lo mejor estaba adentro.
— No juzgues algo solo por su portada. — Liam rodó los ojos —Puedes entrar en la siguiente puerta— indique a Kerchak (como no sabía su nombre, decidí bautizarlo así)
Kerchak obedeció y entramos, al principio sólo se veían escombros pero después de unos metros de empezamos a subir una colina, el paisaje ya era diferente. Árboles frondosos rodeaban el camino y se notaba que el aire movía sus hojas de un lado a otro. Llegamos hasta arriba de la colina y nos detuvimos.
Baje del auto y respiré profundamente, quería llenar mis pulmones de oxígeno puro. Le indique a Kerchak a donde debía llevar a Liam mientras yo cargaba las cosas que servirían para el pícnic.
Llegamos hasta uno de los árboles más grandes, su troncó grueso y áspero, pero con una copa inmensa, el cual proporcionaba una gran sombra. Se ubicaba en lo más alto de la colina y una de sus ramas un columpio se mecía por las olas de aire que se producían.
Coloque una cobija debajo del árbol y Kerchak posicionó A Liam en la cobija, quedando su espalda apoyada en el gran troncó del árbol.
Despedí a Kerchak y me quede a solas con Liam.
— ¿Qué te parece? — pregunte a Liam, mientras sacaba algunas cosas de la cesta.
— Pues tenias razón, no es bueno juzgar algo por su portada, pocas son las cosas que me han impresionado en la vida, y esta es una de ellas. ¿Cómo es que conoces este lugar?
— Los dueños son amigos de mi padre, y ellos tenían una fábrica, pero decidieron quitarla y quedarse con la propiedad, cuando venimos a esta ciudad ellos nos invitaron en varias ocasiones, el lugar me encantó y desde entonces vengo por lo menos una vez al mes, en realidad los últimos meses no he venido.
— Nunca había visitado un lugar así, ni siquiera antes del ... — Liam se quedó callado y sabía que se refería al accidente, aún le afectaba demasiado — Pero bueno— continúa — que traes para comer, mi estómago anhela comida.
— En realidad no se que trae la canasta, solo pedí a Ana que prepara comida para un pícnic y ella hizo todo. Así que para lo dos será una sorpresa— me acerqué a la canasta y quité el mantel que la cubría, lo primero que vi fueron unos sándwiches los cuales venían en bolsas plásticas. Fue lo primeros que saqué y se los mostré a Liam.
– Perfecto, Ana sabe cuanto me encantan los sándwich que ella prepara. —Cuando los termino de sacar veo una caja plástica, la saco y destapo. Era un pie de queso. — ¡Oh por Dios! Eso tiene que ser pie de queso, mi favorito— Ana sabía muy bien los gustos de Liam, por eso le había pedido que me ayudara y no me equivoque ya que Liam estaba más que contento.
— Por último un par de jugos de naranja, los cuales también supongo son tus favoritos. — Liam dio un asentimiento. Vi nuevamente en la canasta saqué los platos, cucharas y un cuchillo para partir el pie de queso, también dos botellas de agua y pequeños manteles. Vi un recipiente plateado tipo spray, el cual no tenía ni idea de lo que era.
— ¡Genial! Ana no se le olvidó de la crema batida, me encanta sobre el pie de queso — Yo solo negué — ¿No te gusta la crema batida? — Preguntó Liam
— Si me gusta, pero no es de mi agrado, cada vez que como mis manos se ponen pegajosas y no me gusta esa sensación. — Nunca me ha gustado sentir mis manos pegajosas, no se si alguna vez les haya pasado cada vez que comen un dulce o pastel.
— Pero hoy me vas a acompañar a comer crema batida y te aseguro que no sentirás tus manos pegajosas — Esa personalidad de Liam me encantaba, un chico amable, un chico sin máscara alguna, con un rostro relajado con esas actitudes me sería muy difícil olvidarle. — ¿Me puedes alcanzar un plato? — Tomé unos de los platos mas pequeños y se lo alcancé.
Liam tomo la crema batida y la movió con su mano de arriba abajo y luego la distribuyó en el plato. — ¡ Ven acércate! — Me pidió Liam, así que obedecí. — Te voy a mostrar lo deliciosa que es la crema batida. — Esas ultimas palabras sonaron de forma sarcástica, lo cual me indicó que era mala idea, pero de igual forma de acerqué.
Vi el plato en las manos de Liam y después su rostro. Una gran sonrisa se marcaba en su rostro, una sonrisa genuina, no lo había visto sonreír y realmente se veía guapo. Sus dientes blancos y perfectos adornaban su boca y era lo mas hermoso que había visto.
Pero de pronto su rostro se borró de mis ojos y lo único que ví fue oscuridad, y entonces sentí en mi cara una espuma.
Liam había manchado mi cara de crema batida y su risa sonaba y hacía eco en la colina. Su risa era como un canto de ángeles, si su sonrisa me había encantado, su risa me había hipnotizado. Y aunque estuviera enojada por lo que había hecho hacía unos segundos, su risa me tranquilizaba y me contagiaba, por lo que hice lo mismo "reírme".
Me quite crema de mis ojos para poder ver a Liam, y realmente fue un error. Su rostro angelical con esa bella sonrisa y rayos de sol que resplandecían su rostro, me daban la vista perfecta de sus ojos. Con sus brazos sostenía su estómago, ya que sus actos que ocasionaban mucha risa.
Cuando salí de mi ensoñación del rostro de Liam, tome el spray de crema batida y lo presione. La crema batida cubrió por completo el rostro de Liam y entonces fui yo la reí a carcajadas.