Mi corazón latía a mil por hora y sentía que en cualquier momento saldría de mi pecho. Todo mi cuerpo transpiraba y mis nervios estaban totalmente alterados, sentía que el camino hacia el hospital se hacía mas largo y que el auto no avanzaba.
Miraba a mi mamá quien iba conduciendo, quería exigirle que manejara mas rápido, pero creo que ella estaba mas nerviosa que yo. Al fin habíamos llegado al hospital y en cuanto mi madre estacionó bajamos rápidamente y nos dirigimos hacia la entrada.
Al llegar nos recibió una enfermera que nos explicó que deberíamos esperar unos minutos, mi padre había sufrido un accidente en la carretera. Se encontraba inconsciente debido al golpe.
Parecía que cada minuto eran como horas y ambas ya estábamos en desesperación. Después de unos minutos un hombre ya de edad vanzada, con lentes y una bata blanca llegó hacia nosotras. Él era un amigo de mi madre por la veterinaria.
– ¡Donovan! ¿Cómo esta mi esposo?— pregunto mi madre, acercándose al médico
— Samantha, tranquila, él supongo iba hacia su casa cuando un auto se pasó el alto, chocando automáticamente con el de tu esposo. Ese fue el reporte de la policía. Charles esta estable pero aún no ha despertado, debemos esperar el resto de la noche para ver si reacciona.
Mi mamá se encontraba muy angustiada al igual que yo. Decidimos que por el resto de la noche yo me quedaría con mi padre mientras ella regresaba a la casa por mi hermano y arreglaba sus citas con sus clientes.
Estaba acostumbrada a estar en hospitales, pero nunca me acostumbraría a tener a mi padre postrado en una cama. Jale una silla y me senté junto a él, tome su mano y lloré como cuando era pequeñas.
— Papi no me dejes — sollocé – tu princesa te lo pide. Recuerdas hace diez años cuando un camión se estrelló contra nosotros, me dijiste que nunca me abandonarías, que estarías conmigo, tiraría junto mi birrete de graduación, me llevarías al altar, serías el primero en ver a sus nietos y uno se llamaría como tú, no rompas tu promesa, papi. – Todas esas palabras se las decía mientras mi rostro se cubría de lagrimas y tomaba las manos de mi papá.
Dormí muy poco por la noche, estuve despierta esperando que mi papá reaccionara, pero nada, se me había olvidado por completo que debía ir a la casa de Liam. Mi madre llego por la mañana y yo solo fui a cambiarme, durante mi camino en el bus sentía que mis ojos se cerraban, yo creo que las personas que iban a la par me veían como una loca, ya que a cada poco saltaba en el sillón para no dormir y a los pocos minutos ellos se cambiaban de lugar.
Al fin llegue a la casa de Liam, mi cuerpo pesaba mas de lo normal y sentía que en cualquier momento iba a desplomarme en el suelo.
Dos horas Eli, solo dos hora y podrás dormir en tu cama.
Cuando estuve con Liam, lo saludé y decidí iniciar la terapia. Desde ayer el me pidió que fuera... ¡Su amiga! y no sé como sentirme con esto. Me frustraba, en un principio era lo que yo quería, era ser su amiga, pero ahora por motivos desconocidos no sé porque no me alegraba ese hecho. Acaso yo esperaba algo más que simplemente una amiga.
Mis ojos se sopesan y veía mas borroso a Liam, Estaba levantando una de su piernas y la solté, cayendo al suelo.
–Eli ¿Estas bien? – Preguntó Liam
– ¡Eh! si, solo un poco cansada, perdona no volverá a suceder, es que pase una mala noche.
— Oye, si no estabas bien no hubieras venido ¿Que ha pasado? Bueno, si es que puedo saberlo, pero somos amigos y creo que los amigos se tienen confianza en contarse la cosas, bueno eso hago yo con Lucas pero con una chica siendo mi amiga no lo sé.
¡Amigos! Cada vez que Liam repetía la palabra amigos, me decepcionaba más. Acaso él tenía que recordarme a cada rato que solo éramos amigos.
Bueno no debía culparlo, esto de tener una amiga era nuevo para él.
Liam se encontraba recostado en una colchoneta con un short y una playera azul marino mientras trataba de realizar unos masajes en las piernas de él.
— Si eso hacen los "amigos" Liam. Ayer después que llegue a mi casa a mi madre le informaron que mi padre tuvo un accidente – Una lágrima rodó por mi mejilla —así que fuimos al hospital, el esta inconsciente, pasé toda la noche con mi padre y dormí muy poco, bueno no dormí nada. — Limpie mi lagrima.
— No deberías de estar aqui, deberías estar descansando
— No puedo Liam, tenia que venir por ti, por su terapias. — Mis ojos empezaron a cerrarse de nuevo, estaba seguro que si tan solo quince minutos hubiera dormido estaría como nueva.
—¡Ey! Eli, te estas durmiendo nuevamente — Escuche a lo lejos la voz de Liam — No, no, Eli ¡Despierta!
—¡Ah! estoy despierta. — logre decir entre balbuceos.
— Ana, envíame a Agustin, rápido. — Liam replicó, mediante un teléfono.
— ¿Para que quieres a Agustin? ¿Quién es Agustín?
Kerchak entró a la habitación, así que se llamaba Agustín. él era su chofer.
— Ayúdame a subir a la cama, Eli y yo hemos terminado por hoy.
— ¿¡Qué!? no, yo no he terminado
Kerchak, que ahora es Agustin, acomodó a Liam en su cama. Me sentía mal porque debido a que me estaba quedando dormida, Liam se había enojado conmigo y ahora ya no quería seguir con su terapia.
— Liam, perdona yo no....
— Agustín te puedes retirar, gracias. — Agustín salió y gire mi vista hacia Liam. Él estaba sentado en su cama y su espalda recostada en el respaldar de la cama. —¡Ven Eli siéntate!— Dio unas palmadas en el lugar del colchón que sobraba en su cama.
Me acerqué con temor y me senté a su lado. La cama se sentía tan suave, dormir aqui sería maravilloso
¡Concéntrate Eli!
— Perdón Liam por quedarme dormida.
— Eli, no tengo nada que perdonarte, tú también tienes una vida. Soy tu amigo y te apoyaré en todo. Ahora lo que te recomiendo es que vayas a tu casa a descansar. No te preocupes por mi, yo estaré bien.