Vuelve a intentarlo

CAPITULO 17

Mi padre regresó a casa al siguiente día, mi hermano y yo lo esperábamos en la sala con un cartel gigante que decía "Bienvenido a casa" y un pastel con una pequeña vela.

Él solo tenía unos rasguños en su rostro y un brazo fracturado el cual venía cubierto con yeso sostenido por un cabestrillo.

Mi hermano y yo nos acercamos a darle un abrazo pero con cuidado de no lastimarlo. Me encontraba feliz de tenerlo en casa. Cuando nos enteramos del accidente tuve un temor de no volverlo a ver.

Mi padre, mi madre y mi hermanos eran lo más importante, no podía imaginarme una vida sin ellos.

Durante la cena no hicieron falta los chistes de Mi padre, y ni que decir de los las historias de mi madre cuando eran jóvenes y varias de sus aventuras.

Era la mejor familia que podía tener.

Después de terminar de cenar ayude a mi mamá a limpiar la mesa y dejar limpia la vajilla. Subí a mi habitación y me recosté en mi cama.

Necesitaba una ducha, este día había sido agotador, después de la escuela fui a recoger a mi hermano, decoramos la sala e hicimos la cena, esto porque mi madre estaba en su trabajo y además debía ir a traer a mi papá al hospital.

Antes de entrar a la ducha baje mis pantalones y me quite la rodillera ortopédica que tenía en mi pierna derecha.

Después del accidente con mi padre hace diez años, estuve a punto de perder mi pierna. Es por eso que tuve que estar en silla de ruedas. Yo tenía siete años cuando aquello ocurrió, fue un tiempo difícil, era una niña que solo quería salir a correr, jugar, bailar o simplemente salir a caminar con mis amigos, pero ya no podía hacer nada de eso.

Estuve aproximadamente cinco años en constantes terapias para volver a caminar, cuando creí que casi lo lograba, los médicos nos informaron que mi rodilla derecha no respondía, por qué tenía que utilizar una rodillera ortopédica, esto para que me diera el impulso para caminar, pero ya no podía hacer actividades como nadar o correr. Fue uno de los días más tristes de mi vida.

Sin embargo yo trataba cada día de ser mejor, pero todo se volvió más oscuro cuando en la escuela ya nadie quería juntarse conmigo por mi condición, me hacían bromas muy crueles.

Así que un día desesperada porque ya no podría ser normal decidí tomar un frasco de medicamentos, mi madre me encontró, me llevaron al hospital y logré recuperarme, lo intenté en una segunda ocasión tratando de cortarme las venas, pero cuando estaba a punto de hacerlo mi padre entró al baño y me detuvo a tiempo.

De lo cual ahora me arrepentía. Mis padres tomaron la decisión de venir a Estados Unidos para iniciar una nueva vida y había funcionado.

Encontré a mis amigos, aunque ellos no sabían nada de mi vida antigua y mucho menos de este aparato, nunca se los conté por el temor a ser rechazada. Después de lo que a mi me había sucedido me había prometido a ayudar a personas que pasarán por situaciones similares a la mía y fue así como me convertí en voluntaria en el centro de rehabilitación en California.

(...)

— Haz visto que Angy ahora es amiga de la O soportable Emily Smith, esa oxigenada insoportable — mencionó Sandy.

Estábamos en el tiempo de almuerzo y estábamos en nuestra misma mesa de siempre.

— Creo que ya es momento de arreglar esto — Señale. Por mi culpa Angy se había alejado de nosotros y ahora era amiga de una de las chicas más insoportables.

Me levante de la mesa y me dirigí hacia la mesa de Angy, Emily y sus amigas

— ¿Angy, podemos hablar ? – dije mientras la miraba de frente

— Chicas esta tarde ¿Que tienen planeado hacer? — empezó a hablar Angy, ignorándome completamente.

— No crees que ya somos demasiado grandes como para jugar a ignorarnos.— Dije cruzándome de brazos

— !Oh! Perdona, ha hablado la chica que ignoro por completo a su mejor amiga y no le contó que estaba cuidando a su crush. — Se crudo de brazos y su intensa mirada me indicaba que seguía enojada.

— Angy tiene razón eres una muy mala amiga — interrumpió Emily.

Lo que me hacia falta

— Podemos hablar solo tu y yo — supliqué a Angy, ignorando las palabras de Emily

— Mi amiga Emily tiene razón, tú eres una mala amiga y no quiero escuchar tus mentiras, pero de seguro solo son eso ¡mentiras!

— ¿¡Cómo puedes decir eso!? — Está vez fue Sandy la que alzó su voz detrás de mi hombro. No me había dado cuenta que Sandy, Brandon y Samuel habían llegado hasta nosotras.

— ¡No te metas Sandy!, cuando ella te haga lo mismo, haber si la sigues defendiendo, es solo una hipócrita ¡Una falda amiga!

Las palabras de Angy me herían, ella no se imaginaba lo me dolía cada cosa que pronunciaba. Por muchos años sufrí el desprecio de los demás, de mis amigos, de mis compañeros. Esto no podía estarme pasando nuevamente.

— ¿Como puedes cambiar a tu amiga por una persona que ni siquiera te conoce? — reclamó Samuel a Angy — Eres consciente que Liam ni siquiera te conoce, aún peor no siente nada por ti, crees que vale la pena perder a una amiga.

— Tú no te metas Samuel, porque no sabes nada – Angy lo vio furiosa — ¡Oh! Claro es  tú mejor que nadie conoce el rechazo, o ¿crees que no se que te gusto? Pero déjame decirte que ¡Nunca! ¡Nunca! Podría estar contigo y ¿Sabes por qué? — Angy parecía otra persona, de su boca solo salía veneno — Porque no eres ¡No serás nadie en la vida!

— Angy — grité — No tiene su ningún derecho de tratarlo así — Mi pobre amigo solo había agachado su cabeza por vergüenza de las palabras de Angy — Escúchame bien, no se que ha pasado contigo, pero cuando quieras escucharme, ya sabes dónde encontrarme.

Tomé a Samuel y lo lleve fuera de la cafetería, Sandy y Brandon nos seguían. Me movía entre la multitud de estudiantes ya que al parecer habíamos sido el centro de atención.

Cuando estuvimos lo suficiente lejos hablé — Lo siento tanto Samuel, por mi culpa tu ...




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