Liam POV
La primera ley del Karma es "Lo que damos al universo es lo que el universo nos devuelve" y a mi literalmente me lo había devuelto con todo. Para mi esto era totalmente injusto, es cierto que nunca había soportado a las personas que no podían caminar, pero tenía mis propias razones y bien justificadas.
El día del enfrentamiento con Eli en la cafetería, cuando grité aquellas palabras a aquel chico, sentí un pequeño dolor en el pecho. Nunca le tomé importancia y nunca me detuve ante mis acciones.
Lo que menos imaginé que días después yo estaría en una silla de ruedas y más aún tratando de quitarme la vida. Y para hacer esto más humillante Eli había visto todo y había salvado mi vida.
— ¡Gané! ¡Te gané otra vez! — Lucas gritaba, me había ganado nuevamente en un videojuego.
— Eres un tramposo, por eso siembre ganas — reclamé
Lucas era mi mejor amigo desde pequeño, íbamos a escuelas diferentes, ya que él vivía retirado de la ciudad.
— Yo te gano porque soy más inteligente y además no tengo a cierta terapeuta en mi mente. — Bufé ante su comentario — Por cierto ¿Cuándo regresa?
— Mañana, y yo no estoy pensando en Eli, además solo somos amigos— respondí. Le había dado permiso a Eli que faltara ya que su padre había sufrido un accidente, no me arrepentía de haberle dado el permiso, pero de cierta forma extrañaba su compañía.
Mi amigo me vio sorprendido — Creí que el nombre de ninguna chicha y amiga iban en una misma oración.
Eso era lo yo siempre decía, nunca un hombre podría ser amigo de una chica, era imposible. Pero como el karma arrasó conmigo, hasta eso me demostró
— Esto es diferente — Mencioné. Por qué si era diferente para mi. Me sentía un idiota cada vez que la trataba mal y cuando la besé me sentí aún peor. La estaba tratando como una cualquiera y ella no se merecía eso. Aunque los besos no estuvieron mal
— Eso quiere decir que no te enojas si la invito a salir.
— No, no puedes invitarla a salir — dije sin Pensar en mis palabras, habían salido de mi boca sin querer — Lo que quiero decir es que ella ahora es mi amiga y no quiero tener que golpearte si le haces algo, así que es mejor que te alejes.
Pareció no muy convencido de mi respuesta, bueno si hasta yo mismo lo dudaba.
— Sabes muy que no sigo tus órdenes, pero creo que está vez trataré de obedecerte, porque creo que es la mejor relación que haz tenido con una mujer. La vida da tantas vueltas mi querido amigo – Ahí estaba el Lucas sentimental, mi amigo era algo bipolar, en momentos parecía un un chico... normal, pero en momentos le entraba lo filósofo he iniciaba con sus discursos de moral — Me recuerdo cuando me contaste tú encuentro con Eli, tu discusión y lo enojado que estabas, que no querías ni verla y ahora es tu amiga.
Y aunque no me gustaran sus discursos morales él tenía razón, Lucas no sabía de mis encuentros con Eli y también que nos habíamos besado. Sino su discurso iba a ser peor.
— Sabes, una relación empieza así, primero con una amistad y después ....
— No voy a tener una relación Eli, una que no sea más allá de una amistad — Interrumpí a Lucas — En estas condiciones no soy buena para ella, no soy bueno para nadie
— Tu no eres igual a él, Liam y lo sabes muy bien, tú no te convertirás en un monstruo como aquel hombre que te destruyo la vida. — Las palabras de mi amigo se repetían en mi cabeza, me negaba a convertirme como un monstruo como aquella persona.
Mi resentimiento contra las personas en silla de ruedas no era por un simple capricho, tenia fundamentos muy fuertes para no estar cerca de una persona así.
Mis padres actuales no son los verdadero, ya que yo soy adoptado, pero antes de venir a esta casa yo tenía una familia, una muy amorosa. Vivíamos en pueblo lejano de la ciudad, mi casa no era tan lujosa como en la que vivía actualmente, pero se respiraba amor y alegría en cada una de sus habitaciones.
Un día un amigo de papá llegó a casa, se llamaba Santiago, el había tenido un accidente y le trajo como consecuencia ya no poder caminar, lo despidieron de su trabajo y su esposa lo había dejado. Bueno eso no lo sabía ya que era muy pequeño después lo descubrí cuando hice mis investigaciones.
Mis padres eran muy buenos y ayudaban siempre a las personas, de eso si me recordaba muy bien, desde pequeño me inculcaron a ser solidario con las personas necesitadas.
No me olvido cuando lo ví entrar en la puerta de mis casa. Yo era un niño muy curioso y cuando lo vi por primera vez me pareció interesante conocer sobre él. Se trasladaba en una silla de ruedas y de ves en cuando me sentaba en sus piernas y me daba paseos dentro de la casa.
En ocasiones lo observaba a escondidas y sus actitudes me causaban terror. Yo era un niño y nunca le dije a mis pares lo que el hacía cuando ellos no estaban en casa.
En mi inocencia creía que los adultos talvez se comportaban así, que era normal en ellos. La actitud de él delante de mis padres era de una persona amable, divertida e incluso se podía decir que cariñosa.
Pero cuando ellos no estaban y yo me quedaba solo con él, el se iba a su habitación tomaba una de las almohadas y la apuñalaba con un cuchillo, tratando de sacar su frustración y tristeza en cada uno de sus movimientos que hacia en contra de la almohada.
En una ocasión el me descubrió que lo observaba, yo corrí hacia mi habitación que se encontraba en la segunda planta, me escondí bajo mi cama deseando que el no me encontrara y en lugar de seguir con la almohada lo hiciera conmigo.
Era lógico que él no iba a poder atraparme, estaba en una silla de ruedas y no iba a subir los escalones. Pero era un niño inocente y aterrado que no comprendía en ese momento.
Los días pasaron y sus arranques de ira eran cada vez mas fuertes y yo, solo me mantenía en la planta arriba ya que me sentía mas seguro.