Prólogo
«Quise una vida contigo»
Casarte con la persona que amas, es un castigo cuando ella no te ama de regreso.
Esa fue la realidad de Astoria durante un largo tiempo.
Desde que se conocieron, los ojos de Astoria se fijaron en Marcus, ese chico que se convirtió en su primer amor, ese que le permitía amarlo sin darle nada más que indiferencia a cambio. Enterarse de que sus padres arreglaron su matrimonio años después, fue un golpe demasiado bajo para él.
No la amaba.
Estaba harto de sus intentos de complacerlo.
Todas sus ideas, todo su desprecio, cambiaron cuando supo que podía perderla. El desprecio que sentía por ella cambió al intentar conocerla.
Pero la vida no es un cuento de hadas, la mujer que comenzó a amar dejó de existir, teniendo a cambio la encarnación misma de la indiferencia. Los papeles se invirtieron y ella parecía haberle arrebatado lo más importante de su vida.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?, no te imaginas lo mucho que Erika y yo nos preocupamos por ti, te buscamos por cielo y tierra, no había señales tuyas.
—Entonces no me buscaron realmente.
Marcus quedó desconcertado, no comprendía lo que ella decía; sin embargo, lo que de verdad importaba era que ya estaba su lado, ella y su bebé regresaron.
—Astoria, lo hicimos. ¡No te imaginas lo feliz que estoy de tenerte otra vez conmigo!, tú y nuestro bebé están en casa ahora.
—¿Nuestro bebé?
—Sí, descubrí las pruebas de embarazo que te hiciste —Se acercó a ella con una sonrisa.
—No hay bebé, Marcus. Ya no.
Justo ahí, todo cambió. Sus caminos se separaron sin ver el hilo rojo que aún los unía, sin saber que en un futuro sus pasos los llevarían al lado del otro.
¿Podrán sanar las heridas que se hicieron mutuamente?
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Editado: 07.11.2024