Vuélveme A Amar

Capítulo 13 «Hacerlo juntos»

Capítulo 13
«Hacerlo juntos»

Astoria se mantuvo en silencio mientras caminaba de un lado a otro, sus pensamientos eran un remolino de dudas y emociones revueltas. Marcus estaba en silencio, su mente estaba plagada de miedos e incertidumbre, ¿qué fue lo que pasó realmente y quiénes eran los implicados?

—Astoria, no puedes seguir evitándome. Esto también me afecta a mí —dijo Marcus con firmeza, rompiendo el silencio.

Astoria se detuvo y lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y enojo. Su pasado estaba amenazando con salir a la luz, todo lo que ella deseaba enterrar, todo el dolor que cargó, todas las cicatrices que escondió, todo saldría a la luz.

No quería, no soportaría mostrarse vulnerable.

—¿De verdad cree que es una buena idea entrometerse en esto, Marcus? —dijo con un tono cargado de frustración—. Ya es bastante complicado como para añadir más personas al problema.

Cuando hablaba de «problema» se refería en realidad a su vida. Tenía miedo de permitir que él se acercara una vez más a ella, que todo volviera a repetirse. Tenía miedo de enamorarse y tener el corazón roto una vez más. No quería tener que agacharse a recoger cada uno de sus trozos.

Marcus se levantó y se acercó a ella, pero mantuvo una distancia entre ambos. Sabía que las emociones de Astoria, por más que intentara ocultarlas, estaban a flor de piel. No quería hacer las cosas más difíciles para ella.

—No es cuestión de entrometerme. Tengo derecho a saber qué pasó con nuestro hijo y por qué nos alejamos. Esto no es solo tu lucha, Astoria. Es nuestra.

Ella desvió la mirada, luchando contra las emociones que la embargaban. Sabía que Marcus tenía razón, pero el miedo a abrir nuevamente su corazón la paralizaba.

—¿Y si al final eso solo nos lastima más? Y si… ¿Se descubre algo que has querido olvidar con todas tus fuerzas? —susurró, apenas podía escucharla—. Ya he perdido tanto…

Marcus dio un paso más, sus ojos estuvieron fijos en los de ella. Sentía cómo la imponente mirada de Astoria se transformaba lentamente en una vulnerable, no le gustaba verla de esa manera, hacía que su corazón se estrujara.

—No puedo cambiar el pasado, Astoria. Pero puedo luchar por descubrir la verdad. Y si esa verdad nos duele, al menos sabremos que lo intentamos juntos. Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que ocasioné sin saber.

Astoria sintió que sus defensas amenazaban con caer. La sinceridad en los ojos de Marcus era notoria. No quería, no soportaría mostrarse débil otra vez, ¡¿Por qué él tuvo que aparecer otra vez para revolver y arruinar todo lo que ella logró?!

—No sé si puedo confiar otra vez… no… no quiero que todo vuelva a repetirse —admitió, su voz salió quebrada—. ¿Y si todo termina peor de lo que ya está? ¿Y si vuelvo a quedar completamente sola?

Marcus alzó una mano y la colocó suavemente sobre el hombro de Astoria, aunque estaba de más decir que él deseaba acariciar su mejilla.

—No hay garantía de que no va a llegar a doler, pero prefiero enfrentar el dolor con la verdad que vivir con mentiras y dudas. Necesito saber qué pasó realmente, no solo esa noche, sino cómo perdimos a nuestro hijo. Sé que no lo dirás y no quiero que lo hagas, quiero descubrirlo por mí mismo, para asegurarme de que nunca vayas a alejarte de mi lado, Astoria. No quiero perderte, no otra vez, no lo soportaría.

—Está bien —dijo finalmente—. Vamos a hacerlo, juntos. Pero prométeme que si en algún momento esto se vuelve demasiado, nos detendremos y si es necesario, me dejarás ir.

Marcus asintió con seguridad, estaba aterrado y al mismo tiempo emocionado de tener a un poco de su Astoria de vuelta.

—Lo prometo. Lo haremos juntos, paso a paso.

Ellos decidieron comenzar su investigación desde el lugar más obvio: el departamento de Marcus. Querían revisar todos los dispositivos electrónicos y mensajes en busca de cualquier pista sobre el origen del montaje, además del montaje mismo.

—¿Tienes tu celular de ese entonces? —indagó Astoria con un tono de voz esperanzado.

Esa era quizá la manera más sencilla de acceder a esos montajes. Él asintió y rápidamente corrió a buscar en una caja su dispositivo. Estaban a punto de entrar a la galería cuando el timbre de la puerta sonó.

—¿Esperas a alguien? —preguntó Astoria, levantando la vista de la pantalla.

—No, no esperaba a nadie —respondió Marcus, dirigiéndose hacia la puerta.

Cuando abrió, Erika estaba allí, con una sonrisa radiante y una apariencia de inocencia que recordaba demasiado a la antigua Astoria. Llevaba un vestido ajustado y el mismo perfume que Astoria usaba en la antigüedad, perfume que invadió rápidamente el espacio.

—Hola, Marcus —dijo Erika con una voz melosa—. Pensé que sería bueno pasar un rato juntos, como en los viejos tiempos. Has estado tan ocupado, que deberías relajarte un poco —susurró acercándose más a su dirección.

Marcus frunció el ceño, sorprendido por su visita, mucho más su descarada cercanía. Le fue claro muchísimas veces de que no le agradaba para nada que invadieran su espacio personal. Era un espacio que estaba reservando únicamente para Astoria cuando ella estuviera lista.




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