Vulnerable

1: Una vida normal.

Alguien puede decirme cómo es posible que aunque lleve más de la mitad de mi vida estudiando por lo que obviamente necesito llegar temprano a clases aun no puedo poner una maldita alarma en tiempo?? Si, si, ya sé que no siempre se amanece de mal humor pero digamos que mi temperamento no es el mejor en estos momentos, además de que desde que mi hermoso (nótese el sarcasmo) hermano pequeño llegó a nuestras vidas hace dos años ya, las noches se han vuelto bien ajetreadas para mamá, por lo que ya no es lo mismo tener que levantarse y prepararse todo yo sola, papá madruga aún más por lo que cuando bajo de mi cuarto ya él va de salida, así q ni hablar, me toca hacerlo todo y además llegar temprano a clases. Yeiiii cuanta emoción!!!!!

 Bueno de lo que si me alegro es saber que este, finalmente, es mi último año en la universidad, pude escoger algo que me apasiona, las ciencias naturales, para terminar siendo ambientalista, aun no tengo bien definido a que empresas u ONG aplicaré, quisiera apuntarme primero en algún voluntariado de ayuda humanitaria y luego descubrir que hacer, pero bueno ya tendré tiempo para eso, en estos momentos solo puedo pensar como coordinar mis movimientos para que mientras cepillo mis dientes termine de entrar mis queridas converse negras en mis pies.

Si, esta es mi aburrida realidad, tengo 23 años y aún vivo con mis padres y mi hermano pequeño, no tenemos grandes herencias ni familias ricas perdidas, solo nosotros para mantenernos, pero nunca nos ha faltado nada, gracias a sus esfuerzos y a mis trabajos de medio tiempo, no creerían que sería una completa vaga cierto?

No hay novios, exnovios agresivos o alguna historia trágica, si, lo siento, ya lo dije, totalmente normal y corriente esta Heather Simmon del siglo XXI, lo más cercano a aventura que he hecho se puede decir fue cuando Laura mi extrovertida e increíble mejor amiga me invitó a robar los gnomos del jardín de su vecina cuando teníamos 10 años, pues decía que era una bruja y los gnomos guardaban su dinero. Y hablando de brujas….justo me está llamando.

*llamada entrante Lau*

-Heath estas lista para tu último año?- ese chistecito con mi nombre nunca me gustó pero como ella misma dice que soy muy volátil pues bien, me he acostumbrado.

-Sí, claro, estoy súuuuper emocionada- nada en mi tono indica emoción y ella mejor que nadie lo sabe.

-Heath por favor, por favor, no hay nada de qué preocuparse, solo de encontrar un chico lindo que nos acompañe la noche del baile de graduación y listo- era en serioo!!! Recién estábamos en septiembre y ya pensaba en el fin de curso?

-Lau, algún día cambiarás? Primero necesitamos salir de todos los exámenes, que los profesores no son santos de nuestra devoción que digamos, y lo más importante nuestra tesis de grado, y entonces preocúpate por ese dichoso baile- la escuche bufar como tantas veces hacía ante mis respuestas calculadas.

-por qué siempre tienes que arruinar la diversión? Sabes mejor q nadie q las notas no son problemas y menos para ti q lo único q haces es comer libros..-

-oyeee, tampoco exageres – aunque no era mentira, pero eso no tenía por qué saberlo ella.

-ok, ok, amorcito, ya, deja lo amargada para los exámenes, ahora prepara ese lindo traserito tuyo q en 15 paso por ti, te quiero, mua- y, colgó, sin siquiera darme tiempo a responder.

Cada mañana era la misma repetición, Lau pasaba en su auto y juntas íbamos a la universidad, su familia estaba mejor acomodada y al ser hija única pues llevaba todas las de ganar, ella estaba estudiando derecho, pues si, leyes se le sobraban. Ser rubia natural con 1.68 m y buena delantera como solía decirle, hacía que nunca le faltaran pretendientes, pero aunque hablara de mi afición por los libros, su afición por los eventos snob eran lo suyo así que siempre estaba lista para una ocasión especial, por lo que novio novio, no, aun no llegaba el indicado.

Ya estaba terminando de desayunar, tratando de hacer el menor ruido posible para que mi pobre madre pudiera dormir algo más, antes de llevar a Luke a la guardería y después ir a trabajar ella. Saqué un pequeño espejo que acostumbro llevar en mi mochila, y acomodé mi revuelta maraña de cabellos, mi pelo siempre ha sido castaño ahora mucho más oscuro que cuando pequeña, al igual que mis ojos café, 1.65 m de pura naturalista, piel blanca con mejor retaguardia que delantera, como suele devolverme Lau cuando hablo de ella, y listo, no les dije? Soy lo más corriente que pueden encontrarse! No suelo maquillarme en exceso, solo para evitar que se noten mis ojeras o en ocasiones, las marcas de la sábana aun en mi cara cuando a Lau le da por llegar más temprano de lo normal.

Ya estoy levantando la mochila del sillón de la sala cuando siento mi celular nuevamente, indicándome de que ya la señorita “baile de graduación” acaba de llegar. Guardo mi almuerzo, porque digamos que la comida de escuela nunca ha sido mi favorita y salgo rápido cerrando mi chaqueta pues aunque estemos a principios de septiembre en Chicago siempre hace muchísimo viento por lo que el aire de la mañana es bastante fresco. Entro al auto corriendo y le doy un pequeño beso en la mejilla a mi mejor amiga a modo de saludo, a lo que esta responde con un efusivo abrazo y un beso bien tronado en mi frente, haciéndome reír como siempre, recordando así porque es que nos soportamos, mientras ella pone en marcha el auto y yo comienzo a buscar en la radio alguna estación con una buena canción que me suba el ánimo hasta que lleguemos.




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