W Y H. La Guerra Comienza

CAPITULO 4 CAMINO A TRIESTE

CAPITULO 4
CAMINO A TRIESTE

Llevan un par de horas cabalgando hacia Trieste. El sol comienza a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados.

—¿Cuánto tiempo falta? —pregunta Sara, con una mezcla de impaciencia y curiosidad.

—Falta más de una hora —responde W, con voz calmada.

Sara se ve radiante, apreciando cada flor silvestre y árbol frondoso del camino de tierra que conecta ambas ciudades. Sus ojos brillan con la luz del atardecer, reflejando su entusiasmo por la aventura.

—¿Primera vez afuera del muro de Leknes, humana? —pregunta May con un tono sarcástico, sus ojos destellan con una chispa de burla.

—Ya había salido de los muros antes, pero no tan lejos —contesta Sara, manteniendo su voz serena y sin dejarse afectar por el tono molesto de May.

Por otro lado, W y May están ansiosos por llegar a Trieste, ya que no han estado allí desde hace más de cien años. La nostalgia y la anticipación se mezclan en sus corazones.

—¿Han estado en Trieste antes? —pregunta Sara, su curiosidad despertada por la conversación.

—Nosotros levantamos el muro de Trieste. Fue un trabajo que duró más de veinte años y, al finalizar, comenzamos el muro de Leknes —responde W, con un toque de orgullo en su voz.

Sara se sorprende y se siente extraña al mismo tiempo, ya que nunca se ha detenido a pensar en la gran diferencia de edad entre W y ella. Él tiene doscientos cinco años y ella tan solo veintidós.

Mientras tanto, en el laboratorio, la chica, una joven que aparenta unos 20 años al ver a H, comienza a caminar hacia él rápidamente. Su vestido negro se sacude de un lado a otro mientras ella se abalanza encima de H para abrazarlo.

Este, extrañamente, se deja abrazar pero no corresponde el gesto.

Ella lo suelta y, por su baja estatura, apenas le llega a la nariz.

—¿Qué estás haciendo aquí, Ashley? —pregunta H, viéndola a los ojos.

Ashley, con una encantadora sonrisa, le contesta:

—Pues me peleé con mamá, así que le dije que pasaría un par de años contigo. Pero al no encontrarte, me vine a estar un tiempo en el laboratorio, y pues esa es toda la historia. ¿Qué hay de ti?

La mirada de Ashley comienza a bajar y nota el agujero en la camisa de H. Alterada, pregunta:

—¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Quién te hizo esto?

H se limita a responder:

—Estoy bien.

Ashley abre unos cajones de la cocina buscando algo y saca una camisa negra. Se la da a H, quien se quita la camisa rota y se pone la nueva.

Ashley lo vuelve a abrazar y le dice con una voz tierna:

—No me asustes así. Dime, ¿quién te hizo eso? ¿Quién es lo suficientemente fuerte como para hacerte algo así?

H tampoco corresponde ese abrazo y responde:

—Unas brujar híbridas.

Ashley le pregunta si puede ayudar en algo, a lo que H le dice que necesita encontrar un arma capaz de dañar la armadura de diamante.

Ashley le dice:

—Creo que sé de algo que te puede ayudar. En mi estancia aquí me aburrí mucho, así que comencé a leer los libros que había. En uno de ellos se habla de una espada que fue capaz de matar al último portador de la armadura de diamante. No entendí hasta que leí la historia de la armadura de diamante y entonces quise investigar más.

H le pide más detalles.

Ashley le dice:

—Verás, tu padre hace siglos quería la armadura de diamante, así que trajo del viejo continente doce espadas capaces de fusionarse y formar una sola, matando así al último portador de la armadura de diamante. Pero también necesitaba la espada de diamante, que estaba enlazada con Wilson. Como no podía matarlo, decidió aliarse con él y esconder la armadura en Fort Myers, dividiendo su arma y escondiendo cada una de las doce espadas por toda la península de Yucatán.

H le pregunta a Ashley cómo es que sabe toda esa información.

Ashley, avergonzada, agacha la cabeza y contesta:

—Es que leí el diario de tu padre y sus amigos —seguido de esto, suelta una risita de vergüenza.

Pero a H no podría importarle menos.

Ashley le pregunta para qué necesita un arma tan poderosa, entonces H procede a contarle todo.

Ashley se sorprende de que H no haya muerto instantáneamente por ese rayo tan cerca del pecho. Se ofrece a ayudarle a reunir las doce espadas, pero él dice que es innecesario.

H solamente pregunta acerca de las espadas.

Ashley, con una voz llena de emoción, le dice:

—Para poder obtener la espada griega, necesitarás juntar las espadas de Zeus, Poseidón, Hades, Deméter, Hestia, Hera, Afrodita, Ares, Hermes, Hefesto, Héracles y Atenea. Al juntar esas doce espadas, se convertirán en energía pura y se fusionarán, creando una espada capaz de generar terremotos, tsunamis y otras cositas destructivas. Ay, perdón, me emocioné tanto que se me erizó la piel.

Ella le dice que lo acompañará o, si no, no le dirá dónde están las espadas.

H la mira a los ojos y solo le dice:

—Está bien, vamos.

Ashley corre rápidamente para guardar muchas cosas en su bolso y lo sigue hasta la entrada de la cueva.

H empuja la piedra con el pie para tapar la entrada de la cueva.

A Ashley se le nota la emoción por la nueva aventura y, casi tartamudeando, le dice a H que el lugar donde están las primeras dos espadas es Trieste.

Mientras tanto, W y su grupo están cerca de llegar a Trieste. Tan cerca que ya pueden apreciar los grandes muros que protegen la ciudad. Ya pueden ver las luces de las velas en las grandes casas, algunas de más de tres pisos de altura. En el centro de la ciudad, un enorme castillo se alza, rodeado por un kilómetro de bosque.

Sara mira maravillada cómo las luces iluminan la ciudad y los grandes muros.

May sonríe, sintiendo nostalgia de sus días en Trieste.

Mientras que W se siente feliz de volver a ver la primera ciudad que lo acogió.

Con mucha emoción, se dirigen a las puertas de la ciudad. Por un momento, dejan de preocuparse por el futuro y solo disfrutan lo que queda de esta caminata nocturna.




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