Wade

Capítulo 24

Elizabeth
— ¿Qué tienes planeado, Wade? — preguntó Axel mientras enrollaba espaguetis con su tenedor. Abrió la boca y se metió el tenedor del tirón, segundos después tiró de él y estaba completamente limpio—. No podemos seguir así. Los demás esperan instrucciones.
— No podemos simplemente quedar con ellos y matarnos los unos a los otros — opinó Adam cruzándose de brazos. Era el que más había comido de todos nosotros, pero aún así tenía el ceño fruncido y aveces miraba muy mal a Wade —.
Wade se encontraba presidiendo la mesa. Estaba callado, y aveces parecía que no nos estaba prestando  atención. Jugaba con su comida una y otra vez sin cansancio.
No nombró más a su abuelo. Ni tampoco quise volver a entrar en esa habitación. Wade se había negado a qué remodelaran de nuevo la habitación. Era de su abuelo, y él quería mantenerla así.
Esa fue la única conclusión que saqué de todo lo que me había contado.
— Wade, te exijo que vuelvas al planeta Tierra —bramó enojado Adam. Este seguía estando un poco resentido conmigo, por no haberle contado que no era virgen. Wade ni si quiera lo miró, y esto lo cabreó —. ¿En qué piensas? ¿En Elizabeth, desnuda? Te voy a rajar, maldito capullo.
Los cubiertos de Wade cayeron al plato haciendo un sonoro sonido. Dejé de respirar durante unos segundos.
No era el mejor día para él, pero para Adam tampoco.
— ¡Adam, ya basta! — exclamó Seth levantándose de su silla. Adam se mantenía sentado mirando con desafío a Wade. Este último pasaba de él — ¡No es el momento para ponerte en modo sobre protector!
— ¡Pues que deje de comerse a Elizabeth con la mirada! — chilló en respuesta. Abrí mis ojos sorprendida. No me había dado cuenta de que Wade me miraba cada dos por tres. Mis mejillas comenzaron a arder y Adam levantó su dedo índice señalándome —. Hoy dormirás en mi habitación, junto con Diane.
Diane que se mantenía comiendo sus espaguetis como si nada, rodeo los ojos cansada. Sabía cómo era su hermano, y era imposible llevarle la contraria.
Sabía de sobra que Diane prefería dormir sola en una habitación, pero Adam siempre había tenido miedo escénico a que su única hermana de quedara con un chico que no era él.
— No eres nadie para decir con quién tiene que dormir — habló por primera vez Wade. Abrí mi boca sorprendida. Mientras tanto, Adam se ponía rojo de la furia que sentía —.
— ¡Soy su hermano! — aclaró señalándolo con su dedo índice, como minutos antes me había señalado a mi —. ¡Tú le has quitado su inocencia!
Lo odiaba. Odiaba cuando se ponía en este plan. Era más que obvio que Wade no me había quitado la virginidad, pero para él la inocencia era totalmente diferente a eso.
Para él la inocencia era sonreír con cualquier tontería.
Pero, ¿quién sonreiría estando en mi lugar? No tiene lógica alguna, pero para Adam Evans claro que la tenía.
Por primera vez en toda la noche, Wade sonrió. No con esa sonrisa ladeada, una que hacía relucir todos sus dientes.
Era hermoso, eso estaba claro.
— Elizabeth, si no te importa, me gustaría que durmieras conmigo esta noche. — pidió. Amaba cuando decía mi nombre y no se equivocaba a posta. Hacía que mi corazón saltara de la alegría y quisiera correr a sus brazos. No sabía si me lo estaba pidiendo por llevarle la contraria a Adam, o si realmente quería pasar la noche conmigo —. Si tú quieres, por supuesto — añadió —.
— ¡Claro que no quiere, anormal! — rugió Adam levantándose de la silla de golpe. Seth que aún estaba de pie, se acercó alarmado a este —. ¡Quieres quitarme a mi mejor amiga guión hermana! — exclamó con dramatismo. Este era uno de los principales defectos de Adam: que todo se lo tomaba a pecho.
Realmente a él le daba igual con quién durmiera, lo que a él le preguntaba es como me podían tratar.
Y también era extremadamente celoso.
— Me iré a mi habitación — bufó Wade derrotado. Aguantar a Adam era bastante difícil y más estando en esta fase. Lo que siempre hacíamos Diane y yo era huir, no culpaba a Wade por hacerlo —. Te esperaré en mi habitación, Elizabeth.
Después de escuchar unos cuantos insultos de Adam, se marchó. Mi apetito se había esfumado al ver el comportamiento tan infantil que había tenido mi mejor amigo con Wade.
Seth se volvió a sentar y al fin pudimos comer en paz. Axel conversaba con Diane de algo divertido mientras Adam intentaba meterse en la conversación, ni éxito alguno. En cambio, Seth había dejado de comer y se encontraba con su celular.
Estaban todos tan ocupados que cuando me levanté de la mesa para irme, nadie se dio cuenta. 
Subí las escaleras que llegaban hasta las habitaciones y golpeé dos veces en el cuarto donde había estado durmiendo Wade todo este tiempo. Gritó un 'pasa' y abrí la puerta.
Se encontraba descalzo y sin camiseta. En medio de la habitación, observando a la nada. Llevaba unos pantalones negros de deporte, que se ajustaba a sus piernas y a su hermoso trasero.
Observarlo así era mejor que veinte mil kilos de chocolate cuando estás en tus días.
Wade se acercó a mí, cerró la puerta y echó la llave. Comencé a moverme para llegar a la cama, pero Wade me cogió por la cintura y me estrechó contra él.
Era más alto que yo, así que se tuvo que inclinar para atrapar mis labios con los suyos.
No entendía está reacción de su parte, pero no podía evitar devolverle el beso con tanto deseo como él.
Me alzó y enrrollé mis piernas en su cintura, pegándolo más a mi. Notaba el calor y la suavidad, sus manos acariciándome por todo mi cuerpo. Arañe su espalda y él ahogó un gemido.
Mordió mi labio inferior y comenzó a caminar conmigo en brazos hasta la cama. La habitación estaba algo oscura, pero él sabía perfectamente donde pisar.
Me recorrió el cuello a besos, y consiguió que perdiera el hilo de mis pensamientos. Ya no me preocupaba Edler, ya no me preocupaba nadie.
Besó mi hombro mientras tiraba del tirante del sujetador.
— Wade — susurré cuando mordió mi cuello —.
— Sin compromisos — murmuró este en respuesta. Sus manos se encontraban en mi trasero pegándome más a él. Sus labios habían bajado por todo mi cuello y se había parado en mi clavícula, acariciándola con su nariz. Esperaba una respuesta por mi parte —.
Y yo no sabía que decirle. Podía decirle que si, y era lo que deseaba.
Pero también estaba la otra parte que decía que no. Que era una estupidez. Que el jamás me querría de la manera en la que yo le quería.
Porque era cierto, le quería.
Se había ganado un hueco en mi corazón sin que me diera cuenta. Se había metido poco a poco hasta que podía decir con firmeza que Wade Hall me importaba.
— Sin compromisos. — accedí volviéndolo a besar. Quizás me arrepentía, pero quizás no. No me gustaba quedarme con la duda de saber qué pasó, me gustaba vivir el momento.
Y en este momento solo estábamos él y yo.



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En el texto hay: mentiras, risas, amor

Editado: 13.06.2018

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