Wallas

[Prólogo]

Hacía frío, mucho frío para ser específicos.

El aire mueve mis cabellos al ritmo de un vaivén. Así que me cruzo de brazos y no dejo escapar calor. 

A medida que avanzo las calles se vuelven angostas, liberadas y totalmente repletas de personas. Para ser alguien de renombre no se te es muy reconocido que digamos. Así que disfrutando del clima cotidiano de New York decido encaminarme hacia un Starbucks cerca a la plaza. 

Pero un destello amarillo logra sacarme de mis pensamientos. Mi vista sigue a la razón de mi distracción que torpemente se molesta en hacerlo. 

Y ahí se encuentra, sola, con su cabello dorado y largo sobre la cintura, esta de espaldas y por muchas veces que la haya visto aquel año no logro quitarme su rostro de la mente. Doy zancadas con total seguridad sin saber que me aguarda. Mis manos poseen vida propia e involuntariamente le tocan el hombro. Su repentino movimiento hace que sus cabellos rocen a penas mi rostro logrando adherir en mis entrañas el suave aroma de vainilla que usa siempre.

Cuando se da la vuelta a duras a penas logro deleitarme con sus mejillas ligeramente sonrojadas por el frío, sus ojos son más azules de lo normal y su nariz y labios se ocultan tiernamente sobre una bufanda.

Sus ojos parecen estudiarme. En su mirada destalla curiosidad como la primera vez que me vio.

- Emma - musito 

- ¿Te conozco? - pregunta sacándose la prenda de su rostro 

- Soy yo, Wallas - la sujeto de las manos y las obligo a tocar mi pecho

Pero ella destroza mi corazón safándose de mi agarre como si tocarme le quemara.

- Disculpe pero no lo conozco 

Ella frunce los ojos. Desearía poder acariciar aquel entrecejo y liberarla de toda energía.

- Soy yo, Emma, soy yo - vuelvo a decirle - mirame, soy Wallas Winston

- Lo lamento mucho Wallas Winston pero no sé quién es usted, me llamo Emma Foster y estudio arte, toda mi vida parecía ser un sueño en Chicago, soy nueva en esta ciudad - dice con un ademán a alejarse - no lo conozco ni a nadie 

- ¿Y si te digo que nos enamoramos el año pasado? ¿Me creerias? 

La sujeto nuevamente de la mano. Ella intenta safarse pero la mantengo de la muñeca.

- Fuiste más que un sueño, sé quién eres, sé tus debilidades, sé - me acerco a ella y me agacho- sobre tu historia, cenicienta

Ella se separa atemorizada y una sonrisa de insuficiencia aparece por mi rostro.

- La verdad que guardas en tu interior me la has revelado...

- Creo que fue suficiente 

- ¿Esto te parece suficiente?

La atraigo hacia mi y tomo su rostro entre mis manos para besar aquellos labios. El sabor sigue tan fresco. La calidez, su tacto, todo logra estremecerme.

Quiero que vuelva a ser la chica del rocío. No sé que ha pasado durante nuestra separación, solo sé que las cosas no son como lo eran antes.

Yo me encargaré de remendarlo.

 

 




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