Wallas

Capítulo 5

 

Wallas

 

Bien, después de hablar viene el beso

 

[…]

 

Sheryl Winston. La reencarnación perfecta de mi tatarabuela Cecile Winston: Fría, calculadora, guapa, manipuladora, coqueta, adinerada, con un afán de querer tenerlo todo.
Esa es mi prima.

 

- Son como dos niños peleando por un juguete recién adquirido - dice la pelirroja interrumpiendo mi intento de charla con mi hermano

 

Y viéndola aquí enfrente de mí me hace pensar en las cosas que hice con ella.
Se pone las manos en la cadera y las menea.

 

- ¿Hit me dejas a solas con Wallas? - ordena

 

Su fría mirada se dirigen a la rubia quien silenciosamente se pone al lado de mi hermano.

 

- ¿Debes ser tú la huérfana? - pregunta socarrona

 

Los ojos de Emma cambian al instante y su mirada se vuelve glaciar.

 

- Si

 

- Los dejo solos - dice Hit tomandola del brazo. Emma parece sorprenderse con el acto pero no replica - necesito de la señorita Foster

 

- Bien

 

Ambos desaparecen por el umbral que conduce a la sala y con mala gana miro a mi prima.

 

- Mi tía organizará la reunión de cada año antes de navidad

 

- ¿Y? - pregunto dándole otro mordisco a mi sándwich

 

- Pues eres el primogénito - responde obvia - debes hacerte cargo tú - me apunta con su dedo acusador

 

- Esta bien

 

Me aparto de ella a una distancia prudencial.

 

- ¿Qué te ha dicho mi madre?

 

- Lo de siempre, que me haga cargo de lo que tú te niegas a hacer

 

- Bien pues, te dejo a ti la organización

 

Mi respuesta parece no haberle caido muy bien. Su respiración comienza a ser pesada y sus ojos son dos cuchillos con filo. En cualquier momento puede lograr cortarme las venas si ella lo desea.

 

- Wallas, lo haré - dice apoyándose sobre una estatua de mármol - pero quiero algo a cambio

 

Enarco una ceja.
Me seria más util dejar que ella se haga cargo de todo pero esas cosas a mí no me van. Por lo que no me queda de otra que aceptar su oferta.

 

- Hay chicas alrededor tuyo como perros hambrientos - mueve sus manos en dirección al suelo como intentando dibujar lo que ella intenta explicar

 

- ¿Y?

 

- Mañana enviaré las invitaciones a todos ¿Alguien en especial? - pregunta cambiando el tema. Yo niego. - ¿Emma?

 

Yo termino mi alimento y le presto más atención.

 

- ¿Qué tiene que ver ella? - pregunto logrando que las cejas bien depiladas se arquen

 

- La hermana René asistiría y con ella sus amparadas. Emma está entre ellas. Pero es empleada tuya

 

- ¿Quieres decir que si va a ir como invitada o como personal de empleadas? ¿No?

 

Ella asiente gustosa.

 

- Deja que asista con su protectora y sus amigas - divago en el ademán de querer irme

 

- ¿Porqué tanto interés en la chica? - pregunta

 

Creo que este tema ha dejado de ser del baile.

 

- Mamá me hizo prometer que evitara que salga enamorada de Hit - respondo restandole importancia

 

- ¿Desde cuándo eres tan obediente?

 

Sus uñas larga se adieren a mi brazo cuando de una zancada llega a sujetarme con firmeza. Los ojos de Sheryl han dejado el verde para ser reemplazado por el negro de la ira.

 

- ¿Y sí tu te llegas a enamorar? - pregunta sin prestarle atención a su agarre impotente

 

- Si eso pasa, no me queda de otra que aceptarlo

 

Me libero de su agarre y ella parece querer flaquear cuando lanza una mirada fría. Sus ojos estan algo rojizos y cuando confirmo que no es a mí a quién mira encuentro a Hit y a la rubia torpe detrás de nosotros.

 

- ¿Interrumpimos algo? - pregunta Hit con una sonrisa que deja ver más que malicia

 

- Nada en absoluto - responde Sheryl

 

Me hace a un lado y camina hacia los intrusos. Agita su cabellera con su mano y gira hacia la sala.

 

- Deseo hablar con la señorita Emma, ¿Hit?

 

- Vale hermano - responde mi pelirrojo hermano mirándole a Emma como si ya hubieran acordado una especie de trato de confidencialidad

 

Este, al igual que nuestra prima, desaparece por el umbral hacía la sala.
Simplemente quedamos Emma y yo en un silencio que no deseaba que sea silencioso.

 

- ¿Qué desea señor Wallas? - pregunto cordialmente

 

Mi respuesta fue tan idiota como poco pensada:

 

- Hágame un sándwich

 




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