Wallas
Pensé en un momento
[…]
Había pasado dos días desde que Sheryl decidió inrrumpir mi hogar con invitaciones, papeles, mantos y más mantos.
Muchos adornos me marean. Y todo porque ya acabamos la semana y el próximo lunes es Navidad. Por lo que el domingo se celebra la pre navidad que es noche buena.
Me pongo una camiseta y salgo de mi habitación para encontrarme a mi hermana con una bandeja en sus manos.
- ¿Guilian, qué haces? - pregunto rascando mi nuca
- Desayunaré en mi habitación, Sheryl se ha apoderado del comedor - dice rodando los ojos
- Ya veo
- Hit está con ella ahora mismo
Asiento.
Pensar en lo que estan hablando me pone los nervios de punta.
Dejo a mi hermana y bajo las escaleras. Hay personas de un lado al otro y otras sentadas haciendo no sé qué.
Y mi prima con una taza de café humeante en sus manos.
- ¿Te gusta primo? - pregunta sin despegar los ojos de su mesa - esta mesa fue tallada por el tara tara abuelo Rogerio Winston
- No necesito un poco de historia - replico enojado cuando uno de sus empleados choca con mi hombro
- ¿Sabes que darás un discurso? - asiento con desánimo
- No me apetece realmente
- Miles de chicas te miraran
Tiene razón miles me miraran pero solo poque seré la atracción del momento.
- …Se mueren por ver como Wallas Winston habla contra el micrófono
- Eso es mentira - nadie puede ser tan obsesionado ¿No?
- Piensa en lo que quieras pero tienes miles de mujeres queriendo ser concubinas tuyas
Me mofo. Ella me mira de mala gana y yo la reto.
- Sé que visitas aquel lugar - dice de pronto
Mi cuerpo se tensa en ese instante.
- ¿Cuál? ¿Dónde solías trabajar?
Recordar todo lo que hicimos solo logra causarme estragos en el estómago.
- Te dejo Wallas, tengo cosas más importantes que atender - dice
- Buena suerte, prima
Me dirijo a la cocina sacando de la alacena una taza. Miro la isleta recordando el sándwich de Emma. Su frase era tan descarada que logra sacarme una maldita sonrisa.
- ¿Recordando algo?
Levanto mi vista para encontrarme a la persona de donde proviene la voz y el rostro de mi empleada es lo que capta mi atención.
- ¿Alguien especial supongo? - vuelve a preguntar Emma
Niego.
- Recordaba como preparar una batido - miento a la vez en que por mi mente se cruza una idea
Pero ella es más rápida que yo y se me adelanta contestando: - No me mires a mí, que los batidos me salen del asco, yo y la licuadora - hace un gesto - nunca
- Vale se lo pediré a otra
Ella deja su mochila a un lado y me doy cuenta que recién ha llegado. La recorri con la mirada. Usa los mismos pantalones rasgados pero no el modelo, sino por viejos y degastados. Lleva una blusa holgada de mamá soltera y unos zapatos como los de una película antigua. Su cabello está despeinado con varios mechones saliendo de su coleta.
Verla sería como ver a una especie en intento por ser vagabundo.
- ¿Qué me miras? - pregunta con el ceño fruncido
- No hay belleza que contemplar - interrumpe alguien
Más exactos: Sheryl
Emma se apresura en mirarla mal y para que negarlo yo también.
- ¿Interrumpo algo? - pregunta cínicamente - ¿No? Bueno mejor, tú niña huérfana ayuda a los de mantenimiento - ordena Sheryl con un ademán a querer sacar algo de la alacena
Emma aprieta los puños y los relaja para sujetar su mochila y entrar por la puerta de empleados.
Sheryl me regala una sonrisa tan falsa que cuando me da una gaseosa no logro diferenciar cual es lo artificial.
- No puedes hablarle así a mi personal - le espeto molesto dejando la gaseosa a un lado
- Soy una Winston ¿No?
Asiento y ella se acerca a medida que sus tacones golpean la cerámica del suelo. Me va acorralando poco a poco, cuando lo único que puedo sentir es la isleta atrás mío.
Sus manos suben de todo mi abdomen hasta reposar sobre mis hombros.
Su tacto logra revolverme el estómago pero no me aparto. No por que deseé sino por costumbre. Una costumbre que debo quitar.
- ¿No me apartarás, Wallas? - pregunta cada vez más cerca a mi cuerpo
- ¿Porqué debo hacerlo? - enarco una ceja y la sujeto de las caderas
Ella sonríe y pega sus labios a los míos. Primero me resisto pero le termino por seguir el beso. Ella gime en mi boca y yo le muerdo el labio inferior.
Estaba tan pérdido en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que alguien nos observaba.
Me separo de ella y volteo para encontrarme a Emma parada en ma puerta.
Sus ojos muestras confusión. La entiendo.
Sheryl es mi prima y la acabo de besar.
Emma lo sabe.
Emma lo vio.
- Dios Santo - exclama Sheryl por lo bajo sin ocultar su sorpresa