War Blood: La revelación Corvus

CAPÍTULO 18 - EL DESPERTAR DE HIELO

EL DESPERTAR DE HIELO

​El frío en las tierras altas de Noruega no era un frío común. Era una garra invisible que se filtraba a través de las armaduras tácticas de la Legión Lycan, una advertencia de que la naturaleza misma repudiaba lo que estaba ocurriendo en las entrañas del Castillo de Hielo. El convoy se había detenido a varios kilómetros de distancia para evitar ser detectado por los radares de Ivanov, pero la caminata forzada a través de la nieve profunda había agotado incluso a los guerreros más resistentes.

​Tony Von Corvus lideraba la marcha, con la capucha de su capa ondeando violentamente. Su mano enguantada apretaba el mango de su espada de luz, aún apagada, pero vibrando con una anticipación nerviosa. A su lado, el Comandante Garra —Bastian— mantenía la mirada fija en las torres de cristal que se alzaban en el horizonte como lanzas clavadas en el cielo.

​—El aire está cargado de estática, Tony —dijo Garra, su voz filtrada por el comunicador—. No es solo el clima. Es magia de sangre. Están drenando la esencia de la tierra para alimentar el sello.

​—Lo sé —respondió Tony, deteniéndose para observar el despliegue del Escuadrón 6 a través de sus binoculares térmicos—. Zill, ¿estás en posición? No quiero que tu arrogancia nos delate antes de tiempo.

​La voz de Zill llegó con una risita burlona a través del canal privado. —Relájate, hermanito. Mis sombras ya están bailando en los muros del oeste. Boris está tan distraído con los mercenarios humanos de Layla en la entrada principal que podrías entrar tocando la trompeta y no se daría cuenta. Pero apresúrate... el "aroma" del ritual se está volviendo insoportable.

​Tony apretó los dientes. El pensamiento de que su propia sangre, extraída por ese maldito cyborg, fuera el ingrediente final para despertar a un monstruo milenario le revolvía el estómago. No era solo una misión; era una profanación de su linaje.

​La orden de ataque fue un simple gesto de la mano de Tony. Los Lycans se lanzaron como sombras oscuras sobre la nieve blanca. El Castillo de Hielo, una estructura que parecía haber crecido orgánicamente desde la montaña, bullía con la actividad de los Valpuris de bajo rango. Sin embargo, el verdadero peligro estaba dentro.

​Al cruzar el umbral del salón principal, el choque fue inmediato. Boris apareció desde un balcón superior, sus ojos brillando con un odio renovado.

​—¡Corvus! —rugió el joven Valpuri—. ¡Llegan justo a tiempo para ver cómo el mundo que conocen se desmorona bajo el peso de la verdadera nobleza!

​—¡Cállate y pelea, Boris! —gritó Tony, activando su espada de luz. El zumbido del arma llenó la sala, iluminando los pilares de hielo con un azul eléctrico.

​La batalla se desató en múltiples frentes. Phove y Zolan arremetieron contra la guardia personal de Boris, sus armas —la maza de púas y las hachas gemelas— destrozando escudos de cristal y armaduras de cuero. Alia se movía como una serpiente, su látigo de púas atrapando los cuellos de los Valpuris que intentaban flanquear a Tony. Por otro lado, Zill hacía honor a su fama: su cañón largo disparaba proyectiles que no solo explotaban, sino que liberaban una luz cegadora que desorientaba a los vampiros, permitiendo que su equipo avanzara con una eficiencia quirúrgica.

​Sin embargo, Tony no se detuvo a pelear. Su objetivo era la Gran Cripta. Sabía que Charlotte estaba allí. Sabía que el tiempo se estaba agotando.

​Al irrumpir en la cripta, el tiempo pareció detenerse. El centro de la sala estaba dominado por un sarcófago de hielo negro, rodeado de inscripciones que brillaban con una luz púrpura enferma. Charlotte estaba arrodillada, sosteniendo el vial con la sangre de Tony sobre una muesca en la piedra.

​—¡Charlotte, detente! —gritó Tony, lanzándose hacia adelante.

​Pero ella simplemente sonrió, una expresión de éxtasis fanático. —Es muy tarde, Tony. El destino no pide permiso.

​Con un movimiento fluido, vertió el contenido del vial. En el momento en que la sangre de Tony tocó la superficie del sarcófago, un pulso de energía oscura barrió la habitación, lanzando a Tony y a los Lycans que lo seguían contra las paredes de hielo. Un grito que no era humano, un sonido que vibró directamente en sus huesos, emanó del ataúd. El hielo negro comenzó a agrietarse, liberando un vapor gélido que nubló la vista de todos.

​De la niebla emergió una figura. No era un monstruo deforme, sino un hombre de una elegancia aterradora. Lord Silas Blackwood abrió sus ojos púrpura, y la temperatura de la sala descendió de golpe. Su presencia era como un vacío que absorbía todo el calor y la esperanza del lugar.

​—Mil años... —susurró Silas, su voz cortando el aire como un cuchillo—. Mil años de silencio para despertar con el olor de perros mojados.

​Comandante Garra, viendo la vulnerabilidad de Tony, se lanzó al frente con su rifle en alto. —¡Tony, muévete! ¡Lía, cúbrelo!

​Garra disparó, pero Silas ni siquiera parpadeó. Con una velocidad que el ojo Lycan apenas podía seguir, el Ancestral se desplazó. No usó magia, no usó armas. Simplemente extendió su mano derecha. Sus uñas, que parecían normales un segundo antes, se alargaron y se volvieron negras, destilando una esencia oscura.

​Con un movimiento perezoso, Silas clavó dos de esas uñas en el abdomen de Garra. No fue un golpe de fuerza bruta, sino de precisión quirúrgica. Garra se congeló, sus ojos se abrieron de par en par mientras una mancha púrpura comenzaba a extenderse desde la herida hacia el resto de su cuerpo.

​—¡Comandante! —gritó Lía, lanzándose con su hoz expandida para golpear a Silas.

​Silas suspiró, moviéndose apenas unos centímetros para esquivar el tajo. Con un revés de su mano izquierda, rozó el hombro de Lía con una sola uña. Fue un corte superficial, apenas un rasguño, pero Lía cayó al suelo gritando de dolor, soltando su arma mientras se sujetaba el brazo.

​—Basta —dijo Silas, mirando a Tony, quien intentaba levantarse—. Joven Corvus, hoy te daré el regalo de la vida. Quiero que veas cómo tu mundo se quema. No intentes curar a tus amigos; mi esencia reclama lo que toca.




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