PRÓLOGO
( EL TENÍA DEFECTOS AL IGUAL QUE TODOS )
EN LO MÁS PROFUNDO DEL BOSQUE, MÁS ALLÁ DEL MAR DE CALAMARES, DONDE LAS HADAS FESTEJABAN EL REGRESO DE SU REINA, SE ENCONTRABA PETER PAN LUCIENDO SU MEJOR SONRISA. Hacía tiempo que no se celebraba algo tan grande en Nunca Jamás y era evidente que el rey del lugar debería de estar allá junto a los demás, celebrando.
Los árboles, adornados con luces blancas y flores silvestres, tocaban una dulce melodía junto al poderoso viento que surgía del este de la isla haciendo del ambiente perfecto junto al fuego producto de la fogata en donde se encontraban muchos danzando alrededor de este.
Peter se paró de su asiento saludando a muchos en el camino hasta que se perdió por el bosque en busca de una de las cabañas más famosas de la isla.
Tenía un aspecto poco diferente a las demás debido a las flores de invierno que se encontraban en el frente de la casa adorando el marco y las puertas de caoba; aquellas flores que solo se daban en la última estación del año gracias a las hadas del invierno pero, debido a la gran cantidad de magia que poseía la más antigua de la isla, nada que estuviera a su alrededor sorprendía al castaño.
Peter tocó tres veces antes de entrar a la casa. Estaba como siempre solía estar; acogedora. Las velas frente a los marcos de fotos de personas importantes para la bruja aún seguían ahí, las frutas en el centro de la mesa habían desaparecido dejando paso a un jarrón con cinco rosas rojas y algunos lirios pero, lo más notorio, fue el cambio que le hizo al papel de la pared dejando a la vista un color azul oscuro con estrellas simulando ser el cielo estrellado de Nunca Jamás.
Por una de las puertas salió una mujer algo vieja con un vestido blanco con bordados en tonalidades cálidas en el pecho y en el borde. Su cabello canoso estaba en dos trenzas y traía consigo unos lentes oscuros además de un bastón para su caminar.
Conoció a Anne a la edad de cinco cuando contrajo una terrible enfermedad que podía costarle la vida. Su madre, la reina en aquel tiempo, fue buscando desesperadamente ayuda de la, en aquel entonces joven, bruja del pueblo. Desde entonces la casa de ella sería el refugio del castaño cuando desea escapar de sus labores como rey en Nunca Jamás.
El castaño se acercó a ella, le ayudó a sentarse y antes de hacer lo mismo él dejó un beso en su frente.
─No te vi en la celebración.─comentó él. Anne sonrió.
─Hace tiempo que dejé de hacerlo joven Peter.─respondió ella.─¿Cómo sigues con las pesadillas? ¿Funcionó la receta?─preguntó. Peter asintió tímido. Desde hace unos meses el castaño tenía sueños extraños con varios personajes de la isla alterando no solo al joven sino también a la persona más cerca que tenía en aquellos momentos. Cada uno de esos sueños podían hacerse realidad si no tenía cuidado con sus acciones futuras.
Anne le sonrió nuevamente antes de colocar su bastón en el centro de la mesa dejando salir a la luz unas imágenes en movimiento.─Ella está esperando, Peter.
El castaño analizó lo que el bastón proyectaba. Una chica castaña se encontraba leyendo tranquila para los que parecían ser sus hermanos.─Me recuerda a tu madre.─comentó la bruja añorando a la antigua reina de Nunca Jamás. Peter la observó. Hacía mucho que alguien no mencionaba a su madre.
─Madre me mataría si supiera lo que está pasando en la isla a causa mía.─comentó Peter divertido.
─Tu madre era muchas cosas Peter, pero nunca una asesina.─el castaño se preguntó el porque ella había dicho aquello mas no dijo nada y siguió observando.─Ella tendrá que sacrificar mucho, ¿cierto?
Peter asintió dudoso. La última vez que pensó que alguien podría ser digno del poder que poseía el corazón de la isla, fracasó totalmente dejando a una persona moribunda y un caos que perduró dos semanas en el centro.
Anne puso su mano sobre la del castaño y le sonrió con ternura. Podía sentir el temor del que pareciera su hijo.
─Tranquilo, ella aceptará. Puedo sentir soledad en su corazón.
─Todos tenemos derecho a sentir que estamos solos, Anne.─dijo Peter.─¿Que podría tener ella que la hace diferente a las demás?
─Muchacho, tienes mucho que aprender de la vida─comenzó a decir la bruja.─y de las chicas.
Peter sonrió. Anne era una de las pocas personas que podía sacarle una sonrisa sincera en tiempos de desesperación.
─¿Y si se niega?─pregunta temeroso Peter.
─Tienes muchas virtudes querido. ─comenzó a hablar la bruja.─pero también posees defectos y entre ellos, es la falta de fe y esperanza.─Peter bajó la cabeza avergonzado pues siendo el rey de Nunca Jamás, era lo que más se necesitaba.─Tráela antes de que sea tarde o peor,─Peter la miró preocupado.─antes de que él la encuentre.