( NO TE DEJES LLEVAR POR SU BELLEZA, PODRÍA SER ENGAÑOSA )
CAPÍTULO UNO: LA AMENAZA DE JAMES HOOK
EL TERRIBLE SILENCIO QUE SE PRESENTABA EN LA CLASE DEL PROFESOR JAMES ERA TERRIBLE NO SOLO PARA WENDY SINO PARA MUCHOS. Aquello se debía al tedioso examen que estaba en las mesas de cada uno de los alumnos del último año con respecto a la materia de Literatura Universal.
La pelirroja, además de sentir los nervios de punta, no podía dejar de sentir la constante mirada de su maestro en su examen. Odiaba cuando hacia eso pues pensaba que estaba viendo todos los errores que había cometido tan solo en la primera parte de aquel pedazo de papel.
A su lado se encontraba su compañera, Jane; una chica morena con ojos mieles y cabello rizado. Wendy podía notar como estaba a punto de entrar en crisis durante el examen aunque eso le pasaba por no querer estudiar cuando más debía de hacerlo.
─Ayúdame.─escuchó decir a la morena. Wendy le dio una rápida observación a su maestro antes de ir al rescate de su amiga. Le dijo con la mirada que le preguntara antes de que fuera tarde.─¿Quién escribió Fausto?─la pelirroja rodó los ojos antes de responderle correctamente teniendo en cuenta de que ella se lo había dicho antes de que tomaran el examen.─¿Rimas y Leyendas?
De repente, una voz interrumpió el silencio del salón─¿No viste entre sueños por el aire vagar una sombra?─comenzó a decir a lo alto captando la atención de muchos. Aquel acento inglés que pronunciaba cada palabra con delicadeza y armonía ponían los pelos de punta a la pelirroja. Sintió como el color abandonaba su cara y como sus manos comenzaban a temblar.
Observó a su profesor caminar hasta donde ella se encontraba en el medio del salón. En su mirada podía leer decepción y en sus gestos podía sentir la pasión al pronunciar cada palabra escrita por el autor español. ─¿Ni sintieron tus labios un beso que estalló misterioso en la alcoba? Pues yo juro por ti, vida mía...─Llegó hasta donde estaba ella posiblemente esperando a que terminara el poema. Jane la miró con lástima y ella sintió ganas de soltera un bufido.─que te vi entre mis brazos, miedosa; que sentí tu aliento de jazmín y nardo y tu boca pegada a mi boca.─James Hook, profesor de literatura de último año se encontraba frente a frente a Wendy Darling.─Nunca lo creí de usted, joven Darling.─la pelirroja bajó la mirada decepcionada de ella misma.─Entregueme su examen.─ella quiso reclamarle pero las palabras no le salían, estaba nerviosa. Era una de las mejores alumnas pero eso era algo que al inglés no me importaba pues si algo no toleraba era este tipo de cosas durante su examen.─La espero después de clases. Espero que pueda aprobar el que le tocará.─dijo antes de tomar el papel y seguir vigilando.
Wendy sintió la mirada de muchos sobre ella pero aquello era lo de menos. No podía creer lo que le había pasado.
─No puedo creer que te dejarás atrapar─le comentó Jane luego del examen. Wendy la miró confundida en lo que entraba un par de libros en su casillero.─Debiste de defenderte, no sé.
La pelirroja la observó confundida.─No es mi culpa que no quisieras estudiar. Fue por ti que me quitaron el examen─le reclamó furiosa en lo que cerraba su casillero y se dirigía a la siguiente clase.
─No te obligué a ayudarme─contestó ella con simpleza. Wendy se aguantó las ganas de gritarle frente a todos.
─Debiste de asumir la responsabilidad también.─dijo Wendy después de calmarse.─Ahora tengo que hacer otro examen sabrá quién cuán difícil es.
─Eso no son problemas míos─.dijo la morena antes de irse por el pasillo.
Wendy se aguantó las ganas de lanzar una maldición contra ella y prefirió ir a su aula de Trigonometría.
Siempre era lo mismo con aquella que decía ser su amiga. Primero actuaba como alguien que te quería, luego se iba, pedía ayuda y cuando era la pelirroja quién la necesitaba, decía que no le necesitaba. Era exasperante.
Caminó con paso rápido a su clase con el temor de llegar tarde cuando chocó con alguien haciéndole caer al suelo y solo por un segundo agradeció llevar el pantalón del colegio el día de hoy.
Recogió sus libros del suelo y, con ayuda de una mano, se paró. No pudo reconocer la cara de su ayudante pero sí de quién la golpeó y supo de inmediato que aquel que la tiró al suelo ni se molestó en notarla.
─Gracias.─dijo ella en lo que acomodaba sus libros.
Observó unos ojos castaños tirando al verde y un cabello marrón frente a ella. Era alto, mucho más que ella, y tenía un cuerpo algo trabajado pudo notar a pesar de la ropa. Una cicatriz estaba presente en el lado derecho de su cara junto a unos labios y mejillas rosadas que adornaban esta misma. Era un chico lindo.