( UN BESO ES LA CLAVE DE TODO SECRETO )
CAPÍTULO TRES: EL BESO MALDITO DE JAMES HOOK
WENDY DARLING TOMÓ ASIENTO FRENTE AL PELINEGRO MIENTRAS TOMABA UN POCO DE AQUELLA CERVEZA QUE TODOS CONSUMÍAN. Le parecía raro que le permitieran beber siendo menor pero su maestro de aseguró en dejarle claro que aquella bebida no contenía alcohol.
La pelirroja observó a James con desconfianza debido a la mirada que el le daba. Pareciera que tratará algo contra la ella razón por la cual andaba alerta ante todo.
─¿Qué es este lugar?─preguntó ella curiosa. James rió divertido dejando salir una linda sonrisa.─Es extraño.
─Si yo fuera usted, tendría cuidado con lo que diga de qué parecen extraños.─dijo él sin dejar de lado su sonrisa.─Pueden ser un poco peligrosos.
Wendy tragó en seco.─¿A qué te refieres?
─Las personas de Nunca Jamás somos un poco ... Cómo decirlo... sensibles.
Wendy lo observó mejor.─¿Las personas de Nunca Jamás?─preguntó ella confundida. Había escuchado ese lugar en el mensaje de James a Peter.
─Nunca Jamás. Algo que está más allá de tu imaginación y de tu vista.─James se veía emocionado al hablar.─Donde los árboles cantan, las hadas bailan alrededor del bosque, las sirenas lastiman sin piedad y los aldeanos son conocidos como los más tranquilos.─Wendy analizó tratando de buscar locura en su mirada pero solo encontró los ojos que veía todos los días─¿Acaso Peter no te presentó ya Nunca Jamás?
Wendy negó.─¿Acaso se droga profesor?─preguntó la pelirroja preocupada.─Hay centros de ayuda para personas que pasan por esas cosas. Mi padre antes consumía pero gracias a Dios ya lo dejó. Creo que le vendría bien...
James pegó un golpe en la mesa que alteró a Wendy. Por conciencia observó a los lados para ver si alguien los observaba pero la gente seguía en sus asuntos.
─¿Crees que estoy loco?─le preguntó. Ya en este punto ella se había dado cuenta de que el profesor estaba algo ido de si mismo.─¿Crees que Nunca Jamás es una fantasía? ¿Un invento mío?─James se empezó a acercar a la pelirroja levantándose de su asiento. Wendy se quedó paralizada. Tenía miedo de su profesor.
─Profesor, creo que debe de calmarse. ¿Seguro que está bien? ¿Debería de llamar a la policía?─preguntó ella preocupada.
James soltó una carcajada antes de tomar el brazo de la pequeña y acercarla a ella. Wendy por el gesto tuvo que pararse de la mesa tambaleándose. Ahora lo único que los separaba era la mesa que se encontraba en sus piernas.
─Lo estaré pronto.─dijo. Con su mano acarició el cabello de Wendy y con la otra la mejilla de la pelirroja. Wendy sintió frío el contacto de James en su cara así que observó que era aquello.
James Hook poseía un garfio en su mano izquierda. Era de plata con detalles en el mango el cual brillaba como un tesoro. Wendy lo miró horrorizada y empezó a entra en pánico.
─Horrible, ¿verdad?─ella comenzó a temblar.─¿Sabes cómo pasó? Estaba peleando con Peter Pan cuando me cortó la mano y se la dio de comer a un cocodrilo.
Ella lo miró con temor y lágrimas en sus ojos. Tenía mucho miedo y lo único que quería hacer era irse a casa, lejos de todo eso.
─Suéltame.─dijo ella a la defensiva.
James se rió.─Cariño,─con su mano real tomó la cara de Wendy en sus manos y la apretó en las mejillas obligándole a verle.─quien da las órdenes aquí soy yo. Deberías de saber eso.
Wendy pisó el pie del pelinegro, lo empujó para poder ganar tiempo y corrió hacia la puerta de salida chocando con varios en el camino. El lugar a pesar de grande, estaba lleno de gente impidiendo el paso.
─No puedes correr, Darling. Te encontraré.
Wendy observó tras ella como James sacaba una espada y la alzaba en el aire logrando sacar un grito por parte de la pelirroja.
La pelirroja se acercó a la puerta y salió tras ella empezando a correr lejos del ojo azul por un largo tiempo hasta que se dio cuenta de una cosa. Aquello que veía no era Londres.
Habían árboles frondosos y altos llenos de hojas verdes aunque habían algunas amarillentas y naranjas con flores en el tronco lleno de moho.
El suelo era tierra y pasto verde junto con algunas pequeñas flores apenas visibles para la pelirroja pero, lo más sorprendente fue ver frente a ella, perdiéndose en el horizonte, un mar lleno de luz producto de la luna.
Wendy soltó un suspiro al ver la belleza del lugar. Parecía mágico aunque la magia de fue cuando escuchó a su maestro tras ella, persiguiendole.