We only seek revenge

CAPITULO UNO: DESAPERCIBIDO

—¿¡Por qué demonios se demoran en contestar!?—se preguntó con desesperación, sintiendo un gran temor que recorría todo su cuerpo y sus manos temblaban inquietamente. Estaba escondiéndose en un rincón de la casa, llorando en silencio sin emitir ni un sonido por el miedo de que aquella persona lo encontrara.

—Central telefónica, ¿cuál es su urgencia?— el teléfono sonó después de unos segundos, haciendo un mínimo alivio a la persona que llamaba.

—Necesito reportar un asesinato, deben acudir de inmediato—tartamudeo con el aliento tembloroso, apenas dejando salir la voz por miedo a que esa persona llegue. Al oír la puerta dar un leve chirrido, sus ojos se abrieron de par en par y miró con espanto a quien se acercaba, soltando por completo el teléfono—¡Espera, te pido perdón, perdóname! ¡Dejame ir, no te haré más nada! ¡Te lo ruego!—suplicó con el llanto quebrándole la garganta. No tenía salida, solo pudo arrinconarse contra la pared.

A aquella persona no le importó sus súplicas y se acercó sin prisa, casi con calma, comenzando a apuñalarle repetidas veces. En la sala solo se escuchaban los gritos desgarradores, los golpes secos de las apuñaladas y el leve eco que se perdía entre las paredes. El teléfono seguía sonando, insistente, con la voz preocupada del operador al otro lado pidiendo respuesta, pero ya nadie podía contestar.

"Ya al verlo sin vida sentí un extraño alivio, ya había terminado. Sabía que la policía llegaría tarde o temprano, quizá buscando mi nombre, mis huellas, mi sombra sobre el crimen. Pero no me importó. Antes de desaparecer y ocultarme en cualquier lugar por el tiempo que fuera necesario, corté los cables del teléfono con una calma inquietante y me marché sin mirar atrás. Aún así, esto no era el final, apenas el inicio de todo. Esto sería el comienzo de una generación donde nosotros solo buscamos venganza."

—Te estoy diciendo que todos los días son los mismos y ya no sé qué hacer—comentó Darla con estrés ante la situación— Ya no lo podemos seguir ignorando, esto ya ha llegado muy lejos.

Gavriel, que había llegado del trabajo con la ropa manchada de polvo y cansancio, la discusión lo agobiaba más—¿Y qué quieres que hagamos al respecto? Si esa maldita escuela no nos va a ayudar para nada—respondió con un tono brusco.

Darla negó con la cabeza, intentando mantener la voz firme y mostrandose preocupada—Pues no vamos a esperar que la escuela actúe por cuenta propia, tendríamos que cambiarla de escuela—opino—eso sería mucho mejor.

—Si hacemos eso tendríamos que mudarnos y para eso no podemos—mencionó Gavriel, irritado pero resignado—Sabes que gano poco y apenas puedo mantener esta casa o pagar la escuela.

—¿Y entonces qué hacemos?—preguntó Darla, levantando mínimamente la voz—¿Dejamos que soporte todo el acoso?

Gavriel encendió un cigarro sin mirarla, como solía hacer cada vez cuando ya no le quedaban argumentos—Pues no hay de otra, Darla —contestó directamente sin ninguna preocupación, minimizando el tema ya que eso le parecía mejor—Igual después lo supera, seguirá su vida como si nada.

Su hija menor, Eunice, escuchaba toda esa conversación detrás de la puerta de su habitación que se encontraba en el piso de arriba. Ella no podía evitar sentirse un poco molesta por la decisión de sus padres y que estuvieran de acuerdo ambos.
John, el hijo mayor, permaneció en silencio mientras veía la acción de su hermana. Aunque él estuviera sentado sobre su cama, lograba escuchar aquella charla y aún así no sentir lástima por Eunice.

—Eres una dramática, no es nada lo que te han hecho—opinó John con disgusto hacia ella—Siempre causas molestias.

Luego de eso, John apagó la lámpara y se recostó, deseando dormir sin cargar peso emocional alguno. Eunice volvió a su cama sin emitir palabra, apretando las sábanas como si pudiera contener así toda la furia que sentía.

A la mañana siguiente, antes de que saliera el sol, Darla los levantó para asistir a la escuela. John bajó con rapidez, animado por el simple deseo de ver a sus amigos en el recreo. Eunice, en cambio, se demoraba en ponerse los zapatos. Su madre la regaño al notar su intención, y Eunice no tuvo más opción que obedecer.

—Tengan un buen día—les deseo Darla desde la puerta, con una sonrisa débil pero correcta.

John entró a la escuela aún con la sonrisa fresca de su reciente despedida, avanzando con ligereza hacia su aula, ansioso por reencontrarse con sus amigos. A unos pasillos de distancia, Eunice caminaba sin prisa, con pasos medidos. No había inseguridad en su semblante, mantenía el rostro sereno, la postura erguida y una calma inalterable, como si nada pudiera sacudirla.
En el salón donde pertenecia Eunice, un grupo de amigas conversaban entre ellas.

—Tenemos que ir sí o sí, para nada me perderé la fiesta de Matthew—comentó Nicole con una sonrisa entusiasmada— Me voy a poner linda, un gran vestido y un lindo peinado.

—¿Te enteraste que él ya tiene novia, no?—preguntó Britney, hundiendo la cuchara en una taza de leche tibia.

—¿Y qué pasa con eso?—cuestionó Nicole—Será mío, ya lo verás.

Stephanie suspiró, acomodándose los rizos cuidadosamente sujetos con horquillas—Igual intenta que la novia de él no se entere—aconsejó—Dicen que esa chica es una desquiciada.

—Sí, eso lo sé —respondió Nicole—Pero si eso llegara a suceder, pensaría cómo solucionarlo.

—Oigan, oigan, ya llegó la rarita—comento Evelyn con la voz baja, inclinadose discretamente con una sonrisa.

—¿Ya está aquí?—Scarlett buscaba con su mirada a todos los alrededores a Eunice y ya al ver su presencia, sonrio con malicia—Al fin llegó, tengo que arreglar unos temas pendientes con ella.

—¿De qué temas hablas?—preguntó Nicole.

—Ya sabes, lo de ayer—contesto—Lo que paso ayer fue poca la paliza que recibió, hoy la tendrá bien merecida.

—¿Pues qué esperamos?—rió Evelyn—¡Vamos!

Las cinco se levantaron de la mesa al mismo tiempo y caminaron hacia donde Eunice estaba sentada. Ella, absorta en su dibujo, parecía ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Solo cuando sintió las presencias de ese grupo levantó la mirada, encontrándose con las mismas sonrisas maliciosas y expresiones burlonas reflejadas en cada rostro.



#548 en Thriller
#258 en Misterio

En el texto hay: #muertes, #acoso, #asesinato

Editado: 27.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.