Avetrana, ciudad de Italia...
13 : 45 pm
Las calles eran angostas ...
"menos sofisticadas" que en California pensó Joe pasando su curiosa mirada por los restaurantes.
Casi toda la ciudad de Avetrana ocupaba imágenes promocionales sobre el menú principal, " pizzas y pastas" algo bastante normal, pues se encontraba en la famosa Italia.
Su estómago gruñó de hambre pero lo dejo pasar, no tenía mucho tiempo, además estaba muy ansioso por volver a reencontrarse con su buen amigo Ángelo.
La última vez que lo vio estaba siendo arrestado por robo, ese día Joe pensó que era su fin, el fin de ambos.
Angelo fue quien lo ayudo a escapar del orfanato y se encargo de cuidar de él como Joe lo hacia con Will antes que...
Antes que acabaran con su vida.
Angelo era muy importante en la vida de Joe, él se encargo de cuidarlo y también se aseguro de que consiguiera un hogar después de que lo arrestasen, Joe no sabia esa parte hasta hace unas semanas atrás cuando recibió un mensaje de Angelo preguntando si se encontraba cómodo con la familia, fue entonces cuando después de varios correos Joe supo que Angelo había sido liberado hace dos años ( ya que cuando este fue arrestado tuvo la mala suerte de cumplir dieciocho años dos días antes,por dicho motivo no le quedó otra que pasar un breve tiempo en prisión) y se había ido a vivir a Italia...sin él.
Al doblar la esquina observo estupefacto la enorme mansión y volvió su vista al papel con la dirección
- definitivamente tiene que ser una Broma -murmuró para sus adentros.
- ¡ Benvenuti in Italia fratello! - exclamó Angelo con una sonrisa enorme en la cara - ¡aprite le porte! - gritó a la gente de seguridad y segundos después las enormes puertas negras, con un pequeño rechinar, se abrieron.
- ¿Angelo?- Joe se sentía abrumado, tan solo habían pasado un poco mas de dos años desde la última vez que vio a Angelo y el cambio era bastante drástico.
Mientras se encaminaba hacia su amigo no pudo evitar poner mala cara al ver a dos hombres de trajes pasando una especie de barra metálica por su espalda y piernas, trató de ignorar las ganas de abalanzarse sobre ellos hasta que observó a su izquierda a unas señoritas tratando de ¿abrir su equipaje?
- ¡Suelten el equipaje! - ordenó Angelo - no es necesario...
- De acuerdo -Joe se volvió a Angelo con expresión irritable- ¿qué es lo que me perdí?
- No mucho - sonrió Angelo - Bienvenido hermano
Angelo se tomó un momento para observar a su amigo.
La última ves que vio a Joe lo recordaba como un niño flacucho y largo, con unos perfectos ojos grises llenos de tristeza, solo él era testigo de las noches en vela que pasaba en el orfanato para cuidar de su hermano, solo él era testigo de como su vida se había apagado desde ese día.
A diferencia de hace tres años, Joe estaba más fornido físicamente, a pesar de tener catorce años su rostro reflejaba una edad mas adulta, tranquilamente podría pasar de un joven de dieciocho años, aunque claro que eso ya lo había hecho, Angelo le había pasado documentos y pasaportes falsos para que viniera aquí.
Por otra parte, la familia de Joe creía que su hijo estaba como estudiante de intercambio.
- Ángelo - Joe dio un paso y atrajo a su amigo en un fuerte abrazo.
- Ha pasado tanto tiempo...
- Claro que si - Joe se separó de repente enojado - ¡idiota! - le dio un puñetazo en la mejilla haciendo que este se tambaleara estupefacto.
- ¿Que mierd...
- Por dejarme solo todo este tiempo - murmuró Joe tranquilo.
- Vaya - suspiró Ángelo acariciando su mejilla - supongo que me lo merecía pero tengo una muy buena explicación para todo esto.
- Y quiero oírla ahora - contesto Joe pasando la mirada por el jardín.
En una esquina había una piscina enorme y mas atrás se encontraba una casa mas chica en comparación con la mansión pero era definitivamente una casa, estuvo a punto de preguntarle a su amigo por el lugar cuando se fijo que este lo miraba con un entraño brillo en sus ojos.
- ¿Que? - frunció el ceño.
- Sabia que vendrías - sonrió Angelo emocionado - ven, vayamos adentro, deja tus cosas ahí - señaló la mesa redonda de cerámica -... enseguida mandare al sirviente para que lo lleve a tu habitación, no tienes idea de cuanto me alegro que estés aquí, ¡esto va a ser genial! - murmuraba Angelo como un pequeño niño.
Joe entendía su emoción, de hecho él estaba igual, quería ponerse al día con su amigo urgente.
Quería hablarle sobre aquel asesinato en California y sobre todo...
continuar con su venganza.