Angelo estaba detrás de Joe cuando este impactó su puño en la mandíbula de aquel matón para luego derribarlo y presionar su cabeza contra el suelo.
— Dime para quien trabajas - Ordenó Joe presionando fuerte al matón del cuello. Angelo nunca lo había visto así, tan frío y cruel, pero no podía culparlo, ellos mataron a su hermanito, ellos se lo buscaron.
— Non mi spaventa, ¡stronzo! - grito furioso el matón.
—¿Que dijo? - preguntó Joe a Angelo y maldiciendose para sus adentros por no estudiar el maldito idioma.
—Dice que no lo asustas - contesto Angelo omitiendo ( por el bien de aquel matón estúpido) la parte del insulto.
Al escuchar la respuesta de su amigo Joe se levanto arrastrando consigo al matón, cuando este por fin se levantó, Joe lo agarro del cabello y golpeo su cabeza contra el espejo haciendo que este se rompiera en mil pedazos.
—Te lo repetirse una vez mas - susurro en su oído sangriento - dime para quien trabajas.
—Non - escupió el matón y esta simple palabra Joe la entendió a la perfección.
—De acuerdo - sonrió malicioso - no digas que no te lo advertí - murmuro Joe para después arrancar un pedazo de vidrio que colgaba de lo que quedaba del espejo - sabes, no me gusta para nada esa mirada que traes...
—Tal vez tengas que quitarle los ojos - sugirió Angelo entrando en el juego - Vuole strappare gli occhi apertia - advirtió en Italiano al matón.
—Tienes razón amigo...- Joe se acerco al hombre con el vidrio a centímetros de su ojo izquierdo.
—¡Non! - volvió a gritar el hombre completamente aterrado - ¡Vito Marcelo!
—¿Vito Marcelo? - Joe volteo la cabeza en señal de confusión.
—Se quien es - asintió Angelo recordando.
—Muy bien - Joe se acerco al matón intimidándole - el avión esta a punto de despegar, nosotros nos iremos pero tú te quedas aquí si quieres seguir con vida, ¿entendido?
—Si - asintió con miedo el matón.
—Perfecto - Joe sujeto la cabeza del matón y antes de que Angelo o el mismo hombre se dieran cuenta, Joe rompió el cuello de este.
—¿Y eso? - pregunto Angelo estupefacto.
—Solo soy yo siendo precavido - sonrió satisfecho - venga hermano, ayúdame a sentarlo en el cubículo - Angelo no tenia palabras para lo que acababa de presenciar, aquel ruido seco del hueso quebrado era imposible de olvidar, pero de todas formas no se enojo con su amigo al respecto y lo ayudó a ocultar el pesado cuerpo sin vida.