Welcome to the mafia

Capitulo final

Sicilia, Italia.

                        Mansión Nicollo

                         05: 20 am

—Mio Capo - se acercó Belucci emocionado - ¡Lo logramos! hemos desactivado la bomba...- calló de inmediato en cuanto sus ojos posaron en el cuerpo inerte de aquel anciano.

—Bien hecho, Belucci - Joe sonrió desganado y se acercó a su hermano. - llama a los exterminadores, necesitamos que limpien este desastre.

Mike trago saliva y observo con incredulidad  la expresión fría de su hermano.

Los demás comenzaban a entrar en la sala con la misma expresión de desconcierto.

—¡Antonio fue una gran persona! - exclamó con impotencia - merece un entierro digno...

—¡No lo merece! - gritó Joe asustando a todos en la sala. - llama a los exterminadores...

—¡Hazlo tu mismo! - la ira en los ojos de Joe ahora se mostraba en todo su esplendor.

—¿Me estas desobedeciendo? -bramó golpeando la mesa con furia -¿Te atreves a desobedecer a tu Capo?

—¡Tú eres mi hermano! ¡Carajo, Joe! Solo escucha lo que dices...

—Mike - interfirió Angelo - solo haz lo que te pidió - le rogó con la mirada, aún tratando de asimilar la traición y muerte de su querido mentor.

—No haré una mierda - gruñó - no seré parte de esto.

—¡Entonces largate! - Joe tomó a Mike del cuello - si no quieres ser parte de esto ya no tienes nada que hacer aquí.

—Joe, sueltalo - Jade se acercó lentamente y tomó su mano. - vamos, dejalo, es tu hermano.

Después de un largo minuto, Joe soltó a su hermano, quien no tardó en jadear en busca de aire.

—Lo siento...

—¡Vete a la mierda! - escupió Mike saliendo de la sala.

La sala quedó en silencio, los sicarios susurraban entre ellos,todavía conmocionados por la muerte de Antonio. Temiendo aún mas a su jefe, pues a excepción de Camilo, quien se encontraba preparando las furgonetas, ninguno sabía que aquel anciano se había suicidado.

—Capo - Martín se acercaba nuevamente a su jefe - es la hora.

—Bien, Angelo - llamó - ¿crees que puedes convencer a Mike de volver a los monitores? lo necesitamos - admitió con derrota.

—Tranquilo - Angelo palmeó su espalda pasando por su lado - iré a hablar con él.

—Los demás ya saben - volvió a hablar dirigiéndose a sus hombres - cada uno de ustedes irán con sus líderes y acataran sus órdenes.

—Si, Capo - gritaron al unísono.

—Ustedes, líderes - sonrió - espero que no me fallen, quiero a sus escuadras intactas, ya conocen la misión.

—Si, Capo - gritaron esta vez los líderes.

—¡Cuando los sicarios de Vitto Marcelo escapen hacia el predio, comenzara la cacería! - todos rugieron en vítores - andando, muchachos, ¡Quiero a Vitto Marcelo con vida!

Los líderes marcharon con sus escuadras hacia las furgonetas, excepto los líderes de la triada de Huang- Liu.

—Ustedes irán detrás  de la escuadra de Mackenzie - dijo Joe. Mackenzie les traducía todo - se enfrentaran con los Yakuza - los líderes sonrieron con malicia.

Los Yakuza eran sus rivales favoritos.

*****

Veinte minutos mas tarde, la primera llamada llegó.

—Capo - habló Lautaro - ya entramos, ninguna baja todavía.

—Perfecto, Iremos en camino. - Joe cortó la llamada y regresó a la sala.

—Seguimos nosotros - sonrió con malicia.

—¡Genial! - exclamó Jade - por cierto, Joe, te ves guapo...

—Todos nos vemos guapos - bufo Andrew - ¿Podemos irnos ahora?

—¡Larguemonos de una maldita vez! - vociferó Víctor, tironeando del brazo a Jade.

—Angelo...

—Tranquilo, Joe - lo interrumpió su amigo - ha aceptado, se quedará monitoreando todo y estará custodiado por mis hombres.

—Gracias amigo. - Angelo asintió y juntos se dirigieron a la planta baja.

—Ustedes irán en las furgonetas negras- ordenó a las escuadras - nosotros estaremos adelante.

—¿Que pasó con la limusina? - chilló Jade. - hasta me vestí para la ocasión - replicó señalando su hermoso vestido azul de gala.

—Estas hermosa - suspiro - pero debemos camuflarnos, ellos ya saben que ayer llegamos en limusina, seríamos el blanco perfecto si repetimos la acción.

—Entiendo - resopló.

En cuanto subieron a la furgoneta, comenzaron a colocarse sus chalecos y a seleccionar sus armas. Andrew cortó el largo vestido de Jade.

—¡Por dios! - gimoteo - ¡Es un vestido de Chanel!

—Ahora puedes correr mas ligera -Andrew sonrió satisfecho observando su trabajo.

—Te odio - susurró tomando un chaleco antibalas.

—¡Por fin te dignas a usarlo! - se burló su amigo señalando el chaleco.

—Si, bueno, finalmente nos casaremos - dijo con emoción - así que ambos juramos mantenernos vivos para dar el sí.

—Felicidades - soltó Joe con sinceridad - me alegro por ustedes, si Andrew se porta mal contigo, ya sabes, estaré aquí con los brazos abiertos.

—Eso no pasara, amigo - escupió Andrew con la mandíbula tensa.

Todos rieron a excepción de él, pues sabia que las palabras de Joe eran verdaderas.

Él jamas se rendiría hasta tener a Jade.

—Estamos a cinco minutos - avisó el chofer.

Jade guardó dos granadas en sus bolsillos, una daga en su cintura y llevaba una pequeña pistola en su mano.

Andrew guardó una pistola 9 mm en su cintura y llevaba consigo un enorme bate de béisbol con clavos incrustados.

—La llamo "Trituradora de cerebros" - bromeo.

—Eres un enfermo - se burló Víctor, guardando en sus bolsillos pequeños explosivos de humo - llevaré esta conmigo - sonrió satisfecho levantando una metralleta AK-47.

—Perfecto - palmeo Joe - hora de bajar - dijo cuando la furgoneta se detuvo.

—No has guardado nada - señaló Jade. - ¿Que es lo que tramas?

—Usaré mi daga, mis hombres me protegerán...

—¿Y si no lo hacen?

—Creeme, lo harán - aseguró poniéndose su chaleco antibalas - recuerden apretar el botón inferior del chaleco.

—¿Para que? - replicó Andrew.

—Para que nuestros francotiradores no nos vuelen la cabeza - explicó fastidiado - el chaleco emite luces UV que solo nuestros francotiradores pueden ver.



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En el texto hay: contenido para adolecentes

Editado: 21.09.2020

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