*2*
Llego a la habitación que me han indicado, es donde se alojará mi mamá, abro la puerta e inmediatamente noto como esa araña de siempre abraza su dedo anular, mi mejor amiga, quien también está en la habitación, sonríe y mi madre suspira al verme. Gracias a la araña que mi amiga trae consigo todos los días al atender a mi madre, es que puedo tener pocos minutos en los que hablar con quien me trajo al mundo.
—Coral —dice mi amiga con dificultad respiratoria, extiende un papel hacia mí y lo recibo dudosa—. Yo no me puedo quedar aquí y de hecho tengo que irme del pueblo por un tiempo, pero con esto puedes entender mucho, no lo leas en voz alta y solo has todo lo que ahí indiqué.
—No entiendo —susurro anonadada, pero mi amiga me señala que no diga ni una sola palabra.
—Confío en ti, Maeve —dice Danae que le pasa una caja con otra araña similar a la de mi madre—. Has lo del papel ahora. Suerte, a ambas.
—Pero, Dani —mi amiga besa mi frente al tiempo que me abraza, luego la veo salir.
Leo el papel con las instrucciones justas, miro mi reloj en la muñeca y decido que lo mejor es hacer todo ahora, la curiosidad pica en mis dedos y mi cabeza no deja de pensar que algo más hay aquí. En silencio, tal y como dicen las miles de advertencias, es que me muevo por la habitación y vacío la primera maleta grande que encuentro, la acerco a la cama de mi mamá y cómo puedo es que tomo a quien me dio a luz entre mis brazos y guardo su delicado y magullado cuerpo en la maleta. Una vez cerrada la maleta es que la arrastro por el pasillo hasta el ascensor, es un viaje que me pone los nervios de punta, siento que algo va a salir mal si es que no me doy prisa.
Llego al piso seleccionado en el papel y busco la puerta que dicen, entro y lo primero que hago luego de cerrar la puerta es abrir la maleta, de donde mi madre sale como si nada, como nueva y como si no llevara años tan enferma que está postrada. Me abraza y no lloro nada más porque el shock es mayor.
—¿Qué pasa? —pregunto notando que aquí ya puedo hablar.
No me dice nada, simplemente va a una caja de cristal que se encuentra en una mesa justo al medio de la sala, deja a su araña en el centro del rectángulo vacío y busca la araña que mi mejor amiga le pasó en esa cajita del mismo tipo pero más pequeña. Guarda a ambos arácnidos en el mismo espacio y luego de unos segundos están se acercan e interactúan de una manera un poco extraña, es un tipo de duelo que me causa escalofríos porque le tengo una fobia terrible, pero las tolero porque por alguna razón aparente es que sana a mi madre.
—Soy una bruja —dice la mujer de cuarenta y dos años, si estaba en shock por todo lo demás, ahora es peor, no me dejan salir de una y ya me dicen otra—. Hay otra más y ella me causa mi mal, si Danae no hubiese visto como mi araña me picaba, jamás hubiese descubierto la solución a mi mal.
—Mamá, no estoy entendiendo nada.
—Esto vas a hacer, escúchame bien Coraline porque de esto depende todo —dice ella ignorando lo anonadada que me encuentro, nada como escuchar que mi madre es una bruja y que hay otra que la maldijo—. Para el 28 los huevos de esta araña se abrirán, cuando eso pase vas a separar a cada una y las guardarás en estas cajitas más pequeñas —me señala donde están las cosas esas iguales en donde Dani tenía a su araña mascota, luego me tiende un papel—. Irás a este lugar con las treinta arañitas, es una araña por bruja, si no te sientes preparada, entonces solo vas con Deli y le pasas las arañas a ella, dijo que se pondría una corona para que la identifiques. Ese dia no hables con nadie, de hecho fuera de aquí no puedes decir nada de lo que yo ahora te estoy diciendo.
—Más les vale me expliquen luego —insisto antes de que pueda decir algo más.
—Eso es obvio. Cuando pasemos del 30 al 31, te ocultarás aquí y traes a tu padre contigo.
—Imposible, a Evan no.
—Bueno, traes a quien quieras menos a Syvil.
—Entiendo. Pero, estás bien —ella sonríe y me abraza, su calor corporal hace que me den ganas de llorar.
—Lo sé, fuera de aquí ni una sola palabra, Coraline. Para el 1° de noviembre sabrás toda la verdad —afirma y suspiro queriendo que ese día llegue tan pronto como sea posible.
—¿La araña de Dani murió?
—Un pequeño sacrificio —dice ella viendo en la misma dirección que yo—. Ahora llévame a esa habitación en la que me dejaron y en silencio.
Me alejo y vamos a la maleta, mi madre besa mi mejilla y se mete dentro del rectángulo que luego cierro rápidamente. Vuelvo a hacer el mismo recorrido de antes recorriendo el castillo, cuando llegamos a la habitación es que me toca levantar el cuerpo de mamá que nuevamente está dolorido, me alejo notando que su araña le recorre el pecho, pensar en que luego habrán treinta de ellas me hace temblar.
—Permiso —miro hacia la puerta y veo a Jarek en la puerta—. Lo siento por la intrusión, han dicho que bajes a cenar, hola Señora Maeve.
—Hola, Jarek —suspira mi madre con dificultad y esbozando una pequeña sonrisa.
—Voy —susurro, beso la mejilla de mi madre y me acerco al chico que mantiene la puerta abierta para mi.
Con ese chico jamás me he llevado bien, pero tampoco mal, es que tal vez ambos nos somos indiferentes porque no tenemos nada en común, a mi no me va ni viene saber de él o compartir de más, pero sé y muchas veces me han dicho que para él no soy santa de su devoción, simplemente soy muy rarita.
Llegamos a un hermoso y amplio comedor, no está ni comparado a la típica decoración, esto es un mundo totalmente diferente al que imaginaba, es medieval y muy antiguo pero bien conservado, en una punta logro identificar a mi padre y luego veo a Josiah, quien señala la silla frente a la que él está, me obliga a sentarme al lado de su hijo.
—Nada de política en la mesa —dice Syvil liderando a la gente que trae la comida.
—Que aguafiestas, Syvil —sonrío viendo la mueca infantil por parte del Alcalde Josiah Nils.