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CAPITULO 4. WATELA

Cuando Ela y Wat se conocieron a principios de la carrera, inmediatamente conectaron por alguna razón. Ela era una chica extrovertida que adoptó a Wat quien era el más introvertido de la clase y todo el tiempo trataba de hacerlo parte del grupo. Siempre quería incluirlo en todos los planes con sus amigos, trataba de arrastrarlo a todos lados incluso en ocasiones en contra de su voluntad. Ela empatizaba mucho con él por alguna razón, nunca quería que se sintiera solo.

La primera vez que Ela vio a Wat, le pareció realmente atractivo, era justo lo que a ella le llamaba la atención en un chico, alto, guapo, serio y reservado, distante y callado, eso le parecía muy atractivo, para ella, eso hacía ver a los chicos interesantes. Ela amaba molestar a Wat, siempre que tenía oportunidad buscaba la manera de sacarlo un poco de sus casillas de una u otra manera, le parecía de lo más tierna la forma en que se enojaba.

La primera vez que Wat vio a Ela, le pareció una niña normal, nada fuera de lo común, incluso pensó en ella como una persona ruidosa y distraída, en ocasiones un poco desaliñada y un poco molesta. Pero cuando Ela se acercó a él, y comenzó a hacerlo parte de sus rutinas, él poco a poco comenzó a desarrollar una extraña sensación en su corazón hacia ella. Quería rehusarse a la idea de que esa niña ruidosa y molesta podría llegar a gustarle. Por mucho tiempo mantuvo la idea de ver a Ela como solo una amiga real.

Aunque él trataba de mostrarse serio y reservado, solo bastaba la presencia de Ela para que su expresión facial cambiara por completo. Wat estaba muy agradecido con ella, aunque nunca se lo dijera, por haberlo hecho parte de su vida casi a la fuerza, por ayudarlo a salir de aquella burbuja y por arroparlo haciendo que se sintiera incluido por primera vez en mucho tiempo.

Ela por su parte, veía a Wat como un buen amigo también. Aunque había en él algo que le gustaba, simplemente deseaba conservarlo como una especie de crush o amor platónico. Ela jamás tomaría la iniciativa de realizar algún movimiento que pusiera en peligro la amistad que habían estado formando desde hacía ya un tiempo. Además de que, como ya sabemos, Ela no tenía ninguna intención de buscar alguna relación seria. Por lo cual sabía, que, si en algún momento se llegaba a dar algo entre ellos dos, probablemente ella terminaría rompiendo su corazón en algún momento.

Un viernes después de clases, fueron a una fiesta con otros amigos de la universidad, Ela como de costumbre llevó arrastrando a Wat, quien era una persona que raramente tomaba, fumaba o salía de fiesta. Ese día todos bebieron mucho, incluso la fiesta se salió un poco de control, Wat era quien más estaba sobrio, pues a comparación de Ela quien había bebido mucho, estaba a un ligero paso de no poder mantener el equilibrio por sí sola.

Cuando todos comenzaron a irse a casa, sus amigos le pidieron a Wat que por favor llevara a Ela a casa, ya que le quedaba de camino. Wat la hubiera llevado a casa, aunque no se lo pidieran sus amigos, siempre lo hacía. Siempre se aseguraba que ella llegara siempre sana y salva. La quería demasiado como para dejar que algo le sucediera.

Cuando por fin estaban afuera de su casa, Wat se dio cuenta que Ela ni siquiera tenía la condición para bajarse del carro que los llevaba, así que se bajó con ella, mientras ella decía un par de cosas aleatoriamente e incluso iba molestando al chofer soltando una que otra broma. Cuando estaban en la puerta de su casa, Wat también mareado tomó el teléfono de Ela para llamar a su mamá para que saliera a abrirles la puerta. Wat tenía acceso a muchas cosas en la vida de Ela, la contraseña de su teléfono era solo una de ellas, pero también tenía acceso a convivir frecuentemente con su familia, la mamá de Ela conocía perfectamente a Wat y confiaba en él, así que generalmente Ela nunca era regañada si era Wat quien la acompañaba.

Mientras esperaba a que su madre atendiera la llamada, Ela permanecía casi de pie recargada en su hombro, mientras Wat la sostenía con una mano por la cintura.

La mamá de Ela respondió después de 3 intentos y le pidió a Wat que por favor acompañara a Ela un momento mientras ella terminaba de vestirse pues se iba saliendo de bañar.

Wat sentó a Ela en la orilla de la banqueta y mientras él se acomodaba junto a ella, ella lo miraba fijamente, todo pasó en cuestión de minutos, pero en realidad parecieron horas, por la forma en que, de un momento a otro explotaron cientos de emociones, sensaciones y sentimientos.

Ela se acercó a Wat mientras continuaba diciendo palabras al azar, Wat mareado no sabía qué hacer, si alejarse o permanecer estático en su lugar. Finalmente, en un arranque repentino y después de verse varios segundo a los ojos, Ela se inclinó a besarlo...

Después de unos segundos en los que sus labios estuvieron unidos, y Wat mantuvo sus ojos abiertos mostrando una gran sorpresa. Se escuchó abrir la puerta de la casa. Inmediatamente Wat alejó a Ela y se levantó. La mamá de Ela no se dio cuenta porque venía realmente distraída y apurada, y porque Wat supo ser astuto y actuar rápidamente.

Durante ese fin de semana, ninguno de los dos escribió. Wat recordaba todo perfectamente. Ela no tanto, ella sabía lo que había pasado, aunque no sabía con detalles cómo fue que sucedió exactamente. No sabía quién había besado a quien, ni sabía qué conversación habían tenido antes de eso, solo recordaba el impacto del ruido de la puerta cuando se abrió mientras ella abría los ojos y Wat la alejaba bruscamente de su cara.

Al lunes siguiente, cuando se encontraron, hicieron una especie de acuerdo silencioso indirecto, en el que ambos fingieron que no había pasado nada y no tocaron el tema en un par de días.

Hasta que un día, Wat no pudo más y tomó la iniciativa. Ambos se encontraban sentados en el pasto, habían tenido una pesada clase de 3 horas y se fueron a relajar un rato entre los árboles mientras esperaban a que sus amigos salieran de clase para poder ir a comer juntos.




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