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CAPITULO 5. TIANELA

Cuando Tian eligió su carrera, lo hizo porque su corazón le indicaba que eso era lo correcto. En ese momento él estaba seguro que era a lo que quería dedicarse toda su vida.

Pero casi a mitad de su carrera, comenzó a cuestionarse muchas cosas alrededor de su vida, entre ellas, si el camino que estaba eligiendo era el correcto.

Así que se tomó un tiempo para pensar y reflexionar. Tian decidió darse de baja un semestre y retomaría al siguiente, cuando estuviera preparado y hubiera regresado su motivación.

Cuando decidió volver, tuvo que realizar un par de papeleos administrativos. Regresó renovado, se veía fresco y motivado. Estaba satisfecho de haberse dado ese tiempo, para pensar y aprovechó para visitar algunas ciudades nuevas.

Los chicos de administración de empresas junto con los chicos de producción editorial, en ocasiones hacían servicio social dentro de su facultad ayudando con el papeleo escolar y la organización de documentos de las demás facultades.

Esta fue la coincidencia perfecta para que Ela y Tian se conocieran...

La primera vez que se encontraron fue en una sala de debate que organizaba el consejo estudiantil. Tian estaba recolectando y llenando los requisitos que le faltaban para su reinscripción. Debía esperar a que el debate finalizara dentro de la sala para que alguien pudiera atenderle. Así que después de un largo rato de esperar, decidió entrar a la sala manteniendo un perfil bajo para tomar asiento. Pretendía quedarse como espectador hasta que el debate finalizara. No sabía cuál era el tema que se estaba exponiendo y tampoco le importaba.

Cuando Ela vio la puerta abrirse y la luz entrar por la rendija de la puerta que se abría, giró su mirada inmediatamente, pues era su turno de hablar y ella estaba realmente nerviosa. Tian fue como una especie de salvador que distrajo a los demás mientras ella tomaba una bocanada de aire y exhalaba antes de empezar a hablar.

Tian no pudo pasar desapercibido por Ela, no pasó desapercibido por nadie en realidad. Él no contó con que la sala iba a estar en total silencio y casi medio oscuridad.

Al terminar el debate, Ela buscó inconscientemente con la mirada a aquel chico que le había dado accidentalmente un respiro cuando ella lo necesitaba.

Pero al parecer el chico ya no estaba.

Ela se olvidó de aquella escena y siguieron pasando los días. Una semana después mientras ella acomodaba papeles, alguien del otro lado de la ventanilla golpeó el vidrio delicadamente.

Ela subió la mirada y se dio cuenta inmediatamente que era aquel chico desconocido de nuevo.

: -¿Hola? ¿Te puedo ayudar?

Tian le explico el trámite de reinserción que estaba realizando y después de unos minutos hablando y solucionando las cosas, Ela le preguntó

E-¿Eres tú el chico que interrumpió el debate la semana pasada, no?

Tian despreocupado soltó una carcajada y le dijo con un aire de sarcasmo

T-También puedes agradecerme que te ayudé...

Ela se sorprendió pues no pensó que él la reconocería, o que siquiera la hubiera podido notar.

E-Jaja gracias, no lo necesitaba en realidad, pero vamos a decirte que sí.

Ela y Tian compartían muchas cosas en común, entre ellas que ambas eran perspicaces y juguetones.

Así poco a poco comenzaron a mantener contacto a pesar de que era difícil encontrarse en la facultad por las distintas áreas a las que pertenecen y sus distintos horarios, comenzaron a tener la suerte de coincidir muy seguido. A Ela le ponía nerviosa su presencia por alguna razón, le agradaba que él siempre se veía seguro y despreocupado, le gustaba la ironía con la que siempre hablaba y que cada que tenían algún momento para saludarse o platicar por corto tiempo, él le hacía soltar una que otra carcajada.

Los encuentros casuales comenzaron a ser cada vez más frecuentes hasta que un día, Ela le pidió su número con el pretexto de pedirle ayuda cuando tuviera algún problema con su computador.

Después de esto, comenzaron a hablar cada vez más frecuente e incluso quedaban de verse en la entrada de la escuela los días que llegaban a coincidir en horarios.

Durante este tiempo, Ela continuaba cerca de Wat, sabía que no estaba haciendo nada malo, pues nunca habían puesto en claro la relación, además de que Tian y ella solo comenzaban a ser amigos.

Ela era despreocupada con esas cosas, no buscaba el amor, solo quería salir y conocer a las personas. Nunca se detuvo a pensar si podría lastimar a alguien o si se podría lastimar en algún momento a sí misma.

Un par de veces Wat veía de lejos a Ela con Tian, no sabía quién era ese chico al que nunca había visto antes. Y porque Ela se veía tan feliz cuando estaba con él.

Tian por su parte, parecía sonriente cada que veía a Ela, pero con él nunca se sabía. Quizá sólo la veía como una amiga nueva. Lo cual a Ela le causaba un gran misterio e intriga, no sabía nunca que esperar de él y eso le llamaba la atención.

Así se mantuvieron unos meses, hasta que un día al comienzo de un nuevo semestre, Ela se dio cuenta que tomarían un taller extracurricular junto con Wat y Tian.

Al inicio ella estaba muy emocionada, por fin tendría más tiempo para convivir con Tian y verlo más días a la semana de los que hasta ahora se veían.

Conforme pasaron las semanas y Ela convivía más con Tian, comenzó a notar que, por primera vez en su vida, ella se sentía diferente respecto a un chico. Ella nunca se quería comprometer, pero ¿por qué cada que se le acercaba aquel chico con cabello quebrado color café claro, ella se sentía como si quisiera experimentar todo con él? Quería pasar el mayor tiempo posible con él, no sabía cómo acercarse cada vez más como su instinto se lo pedía sin que se viera abrumadora. No sabía por qué, pero comenzó cada día a desarrollar unas ganas desesperadas por verlo y por charlar con él, aunque fuera solo por un momento.




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