-Una mañana como todas las otras gobernaba el bello estado de Vermont en 2012, con los enormes árboles abandonando sus tonos para teñirse de colores cálidos al igual que los pastos; el otoño llegaba y la naturaleza lo recibía con brazos abiertos, esperando el nuevo comienzo.
Lástima que no todos los veían así...
Esa mañana, en la High School de Montpelier, había un pequeño niño de tes morena como el café y cabellos azabaches como el carbón que veía el cielo con tristeza profunda en sus ojos marrones como la corteza; contrario a la alegría de muchos compañeros suyos, quienes hacían con entusiasmo dibujos de sus expectativas de futuro, algo que notó su maestra de inmediato.
—¿Todo bien pequeño Liam? ¿No tienes ideas?— Pregunto con dulzura al niño de 12 años, agachándose para intentar verlo sin éxito.
Aquel chico se veía perdido, con la mirada fija solamente en el follaje inmenso del bosque Stowe, mientras sostenía de forma vaga un pequeño garabato de su familia: madre, padre y su persona. Debido a su silencio algunos otros niños comenzaron a susurrar entre ellos.
"¿Otra vez viendo la ventana?"
"Que raro es"
"Debe ser porque perdió a su papá"
"Hmp, quizás sus padres ya no lo quieren"
Eran algunos de los susurros de los jóvenes a su alrededor, a pesar de que oyó los regaños de la maestra hacia sus compañeros, el joven Liam no pudo evitar agarrar con ambas manos la hoja y romper el lugar dónde estaba su padre. Luego ignoró a cada persona presente tapando sus oídos, negándose a escuchar a nadie más.
Aww...
Es tan difícil perder a alguien...
¿Verdad?
¿Pero debías ocultar tu corazón en una cúpula de cristal?
Así como las flores crecen y los árboles cambian de hojas, ese pequeño creció y creció, moldeado por la pérdida y frustración, una semilla torcida por algunos pocos que lo llevó a olvidar aquellos los que intentaron regarlo. Entonces llegó el 2017, aquel niño se llamaba "Liam Adams", quién acababa de cumplir sus 19 años uno de los últimos días de febrero, pero él se mantenía impasible ante los intentos de su madre para celebrar esa fecha.
Decidió encerrarse en su cuarto, para no ver y oír a nadie más...
Recostado en su cama de colores tan apagados como su mirada, Liam solo se colocó sus audífonos para no oír las protestas de su madre a fuera para que saliera; duró así unos minutos hasta que su progenitora se fue, por lo que se retiró los audífonos para ver la televisión y así calmar su mente intranquila. Entonces vió algo no esperaba ver después de tanto tiempo.
Dos jóvenes habían desaparecido los últimos días...
En el mismo lugar que su padre...
No podía creerlo, había vuelto a pasar, aquellos sucesos que llevaba años siguiéndolo, regresaban. Así que con rapidez se acercó a una mesita de noche y sacó de una gaveta algunos periódicos del 2009 que tanto le costaron encontrar gracias a su madre, junto esos pedazos de papel estaba una foto de su padre. Está vez no se quedaría callado, deseaba saber que sucedió.
El cielo se tornó de los bellos tonos naranjos, con suaves brisas que se filtraban por las ventanas; Liam y su madre estaban cara a cara sentados en una mesa, en sus manos sostenía la foto de su padre y el periódico que hablaba de las desapareciones del 2009.
—¿Y Bien? ¿Si sabes qué sucedió?— Cuestionó el moreno hacia su madre, llenó de frustración, ignorando por completo la tristeza en el rostro de su madre y el pastel de cumpleaños en la mesa que era comido por las moscas.
— Cariño, sabes que no lo sé... Tu padre — Respondió entre balbuceos— Liam, por favor no te metas en esto, sabes que es peligroso y no quiero verte lastimado— Advirtió con mucha preocupación intentando tomar su mano, Pero el joven se apartó y fue a su cuarto, encerradose nuevamente.
El no deseaba un "no", estaba harto de eso, no sólo quería la verdad, quería acabar con esa tristeza que mantenía su mente inquieta, Pero por ahora sólo se resignó a descansar. Cuando anocheció, se alistó para dormir y cayó rápidamente en los brazos de Morfeo, siendo acariciado por una suave brisa intrusa en su habitación, debido a las ventanas que se abrieron por el viento.
Paz antes de la tormenta...
Oh querido Dios, dime...
¿Porqué incluso mi mente me traiciona así?
Aquella noche no pudo dormir como deseaba, su mente fue sacudida por imágenes horribles y desagradables: sangre por todos lados, pasillos desolados y tan borrosos como una catarata, cientos de manchas negras en los suelos brillantes y una figura de brillantes ojos azules que lo acechaba en las sombras.
La bruja de Montpelier...
Así la apodó...
Así siguió todas las noches, regresaba de su trabajo o la universidad lleno de cansancio, Pero los sueños en vez de dejarlo descansar, lo paralizaban del horror y muchas veces despertó en medio de la noche queriendo vomitar debido a tanta sangre; incluso si Liam no podía verlo bien, sabía en su corazón que esos líquido eran sangre, sin poder cerrar los ojos por el recuerdo de esos ojos celestes viéndolo de reojo.