When She Was Obsessed

SEGUNDO INTENTO

¿Cuándo se supone que inició mi obsesión por Loann Cooper? 

No lo sé. No puedo hablar de años, meses, días, ni horas exactas. Ni siquiera estoy segura de por qué, de entre todos los chicos de la facultad, Loann Cooper me atrae de formas antinaturales. Solo recuerdo la fiesta de bienvenida y el preciso instante en el que justo en medio de la pista de baile, intentaba acoplarse con un cigarrillo en la mano y gesto sombrío al clan de universitarios eufóricos. También la recuerda a ella, a la cucarachita que siempre cuelga de su brazo. 

En ese entonces yo cursaba el primer ciclo de Medicina y él el octavo semestre. Yo aún no tenía la popularidad y fama de ahora. Por fama me refiero a que los hombres de esta facultad todavía no habían detectado que era una rubia despampanante. No, yo era solo una simple estudiante a la cual le habían organizado, como todos los años, su fiesta de bienvenida a la gran universidad de Jhonson Smith. 

No sé qué ocurrió, no sé si fueron sus hipnotizantes ojos azules, o la forma en como su cabello castaño y ondeado caía sobre su frente, o esa sonrisa perfecta y deslumbrante que mata a cualquiera y arranca un suspiro, lo que me hizo embobarme con él. Solo puedo afirmar que Loann Cooper tiene ese tipo de atractivo que le hace completamente justicia a la palabra. Su belleza atrae, es casi como un imán que te mantiene en un campo magnético que es imposible romper. 

Espeluznante. 

Mis pensamientos hormonales y desenfrenados acerca del irresistible físico de mi chico frío, son interrumpidos por algo no menos bello. 

Su trasero. 

Loann Cooper se encuentra en el umbral de la puerta de mi aula. Listo para asistir al taller en que estratégicamente me he inscrito para poder observarlo con más detenimiento. Su perfecto perfil está a solo escasos metros de mí. Posible solo porque escogí el primer asiento de la primera fila de la primera columna, también elegido estratégicamente solo para poder tener una mejor vista de sus cualidades desde este ángulo. 

Sí, toda una pervertida. 

 El profesor River le hace una señal para que ingrese al aula y me preparo para recibir la gloriosa vista. Me muerdo el labio inferior y apoyo mi mentón en una de mis manos apoyadas en el pupitre. Podría besarlo nuevamente. Sí, yo podría hacerlo por qué no, pero probablemente él me terminaría de odiar y no quiero eso. Debo ser más inteligente y cautelosa. 

— No sé quién es más idiota. Si yo por seguirte como idiota a esta clase, o tú por perder tu tiempo como idiota con otro idiota.

La voz de Larry a mis espaldas provoca que blanquee los ojos. Giro un poco solo para que vea mi perfil y mis ganas de estamparle un golpe en la nariz. 

— Puedes irte si eso quieres —mascullo. 

— Oh, genial. Encima de idiota desagradecida. Eso me hace más idiota aún. Gracias, gané la batalla de idiotas. 

Pego mi cuerpo al espaldar solo para crear un espacio más cerrado entre Larry y yo. Es de esos momentos que es necesario hacerlo entender del por qué estoy aquí. 

— ¿Recuerdas mi lista?

— ¿La lista de los que parecían tenerla más grande? 

— ¡No! —exclamo, logrando llamar la atención de uno de mis compañeros de al lado—. La lista de hombres que no se han resistido a Defne Prinsloo. 

— ¿Y eso qué? No me digas que Loann Cooper es tu siguiente objetivo porque entonces serían aún peor. Llevas siguiéndolo desde que empezamos la universidad y lo único que has logrado es esa mirada que acaba de darte justo ahora...  — giro de inmediato y busco con la mirada sus bellos ojos. Los encuentro, pero estos están opacados bajo unas cejas rectas muy densas y negras que le dan un gesto colérico y casi iracundo. Si la mirada matara, Loann ya me hubiera descuartizado, quemado y arrojado a un acantilado. 

— Si claro, Defne. No creo que un poco tiempo logres que esa mirada cambie a una de amor. Solo date cuenta, rubia. Él te odia.

¿Qué es odio? ¿No es acaso un sentimiento igual de apasionado que el amor? 

— Ya sabes lo que dicen de las personas que se odian. 

— Sí, yo creo que te desea, pero... te desea ver muerta, mujer ¿acaso estás ciega? 

— Muerta de placer —digo mirando hacia su pupitre. Y bueno... efectivamente Loann no parece estar interesado en mí sexualmente. Veo en Loann una cierta antipatía muy mínima hacia mi persona. Lo cual, puede ser comprensible ya que hace tan solo unas horas generé una pequeña riña entre él y la cucarachita de su novia. No obstante, como dice el dicho: A Defne nadie lo quita lo bailado. 

— Mira Defnecita, no quiero ser pesimista, pero... ¡Oh por todos los cielos ese es JC Ojitos de cielo!  — susurra Larry en mi oído.

Javier Collie, o más conocido por Larry como JC "Ojitos de cielo", uno de mis ex novios y el amor platónico de mi mejor amigo. Lo conocí a tan solo una semana de ingresar a la facultad. Él en ese entonces lucía demasiado ardiente y deseable para mí, ya saben el chico más atractivo del aula. Asistimos a una fiesta organizada en casa de una chica de mi grupo, nos besamos e intentó tocarme el trasero, no lo dejé. Después de eso, tuvimos un par de citas y finalmente decidí ser su novia. Solo estuvimos un mes y luego lo terminé porque no podía quitar sus manos de mis pechos y siempre quería tocar mi entrepierna. Asqueroso.




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