Desistir.
No puedo notar el color de sus ojos en la escasa luz del club, pero la espesa línea de cejas y la arruga en medio de estas me dicen claramente que Loann está molesto. Sus labios están apretados por un momento y su posición es rígida. Sin embargo, cuando creo que dirá algo hiriente, él toma el rostro de Lilian y deposita un beso en sus labios. Seguido de esto, la mira con preocupación y recorre con dedos amables y delicados la mancha de refresco que ella misma arrojó sobre su ridículo vestido blanco.
— ¿Qué ha pasado, Lili? — pregunta. Su voz es lo suficientemente gruesa para hacer que el cosquilleo en mi estómago se anuncie. Quisiera que no me gustara tanto o, al menos, saber por qué no puedo quitarme su imagen de la cabeza.
Lilian me da una mirada fugaz pero cargada de algo en la que yo detecto astucia.
— Estaba hablando con Defne y me he tropezado — miente.
Loann vuelve la mirada hacia mí. Ya no luce tan molesto, pero sí a la defensiva. Sé que no le cree y sé que intenta amedrentarme para echarme la culpa de lo sucedido. Aún no descubro lo que trata de demostrar Disney, pero entiendo que ella posee astucia y no un alma tan blanca como creí y creen todos.
— No me mires así, ya la oíste — me defiendo.
Odio responderme de una manera tan burda a Loann. Con él nunca ha funcionado actuar como la chica deseable de Jhonson Smith. Él es del tipo de chicos que ve más allá de un buen maquillaje y ropa provocativa.
— ¿Debería creerle? — se pregunta.
Han sido muy pocas las oportunidades que he tenido de charlar con Loann. En la primaria, cruzamos palabras un par de veces cuando jalé uno de sus rizos por pura curiosidad y él me dijo que era una loca. Recuerdo que la forma en la que ellos se movían al compás del viento me era hipnotizante. En ese entonces él era el niño más aplicado de tercer grado y yo solo una rubia nueva que iniciaba la etapa escolar. Luego, en la secundaria, cuando iba en segundo año y él estaba a punto de graduarse, lo pillé besándose con una universitaria bajo las escaleras. La tipa fue a dictarnos un taller de superación personal y era estudiante de psicología. Tenía el cabello rubio y un cuerpo infartante que me hizo desear salir de la pubertad. Ese mismo día después de llegar a casa, subí a mi habitación y lloré como si mi mundo hubiera colapsado. Desde ese entonces supe que Loann Cooper significaba mucho más para mí que el chico del cabello enloquecedor.
No me percato que aún no he respondido a su pregunta cuando lo escucho decir algo.
— Es justo por esto que odio estas frívolas fiestas— masculla mirando hacia el techo. Luego emite un pesado suspiro. Sus labios forman un círculo cuando el aire sale de ellos y me imagino la bella experiencia de tenerlos sobre mi mejilla.
Maldita sea, debo irme o le declararé mi amor justo ahora.
— Por alguna extraña razón, Loann Cooper ha decidido venir a una fiesta pija universitaria. ¿No es así como las llamas? — lo cuestiono.
Sí, nuevamente intento la vieja técnica del amor en la guardería.
Mi corazón late fuerte cuando capto su completa atención. Me siento dichosa de que sus ojos, aunque fríos, me observen y se centren en estos pocos segundos en mi rostro. Y por supuesto, estoy feliz de que Disney parezca estar conteniendo la respiración tras la espalda de Loann.
— Defne Prinsloo... — mi nombre en sus labios se escucha demasiado bien. Las piernas me tiemblan un poco, pero no lo suficiente para hacerse notar. No quiero verme como una tinta chiquilla deslumbrada por el físico irresistible de un casi graduado.
— ¿Crees que este lugar... — mira a su alrededor — está en mi lista de lugares en los que prefiero pasar mis últimas semanas como universitario? Toda esta mierda de tomarse fotografías ebrio y subirla a una red social, aparentar tener un gran clan de amigos, vomitar en los muebles y volver a aparentar que eres genial por hacerlo, no es más que la basura que hace que chicas como tú estén así de vacías. Lo lamento, pero personalmente yo... paso.
¿Perdón?
Entiendo su punto, también estoy cansada de la plática vacía en este club y de las amistades superficiales que solo me preguntan cuál será el nuevo evento al que asistiremos. No obstante, todo mi grupo me observa esperando que la figura principal del círculo social defienda nuestro estilo de vida. No somos malas personas, y de hecho no tenemos absoluta culpa de que nuestros padres puedan costearnos viajes, fiestas, coches y lo que se nos antoje. Además, Loann viene de una familia acomodada al igual que muchos de nosotros. No entiendo su extraña amargura hacia las personas populares. No pretendemos hacer daño a nadie, solo sabemos cómo divertirnos y tenemos los medios suficientes para hacerlo. Y es entonces que recuerdo con claridad que Disney pertenece a la comunidad becada de Jhonson Smith.
Ups.
— Si tu novia no se siente a gusto como becada, deberías explicarle bien lo que es superación personal y alta estima —sonrío con fingida inocencia—. Quizás debas llevarla al taller que nos dictó esa rubia pechugona con la que te besuqueaste bajo las escaleras en secundaria — miro a Disney—. Si sabes que tu novio era en la escuela líder de las fiestas a las cuales escupe con arrogancia ahora, ¿verdad?