Lunares.
Tomo mis gafas negras y me las coloco. Como si esa ridiculez pudiera cubrir la gran vergüenza que siento ahora. Tengo el corazón en la boca y el estómago hecho un revoltijo. Me siento mareada, quiero vomitar.
Quiero vomitarte té helado, literal, quiero hacerlo.
Tengo los billetes sobre la mesa, mi bolso sobre mi regazo, pero no el valor suficiente para alzar la voz y llamar a la pecosa. Loann y Lilian está a dos mesas de la mía, junto al gran ventanal que da para las calles de Charlotte.
Rezo interiormente, Dios, sé que no soy una buena persona algunas veces y siempre le deseo a Lilian que pise popo de perro al salir de su casa, pero... sácame de esta. Te lo suplico.
Maldita sea.
No quiero girar hacia ellos, pero mis ojos son torpes y cada que volteo hacia encontrar cualquier punto en el que pueda fijar la mirada, me choco con su imagen. Así que, rendida ante mi cruel destino, decido observarlos por el rabillo del ojo. Tengo un talento, puedo mirarlos sin que ellos se den cuentan, en verdad puedo hacerlo. Lo primero que noto es que conversan pausadamente acerca de algo, Loann tiene las manos sobre la mesa y Lilian usa las suyas para para sostener su mentón. Se miran fijamente sin importarle el mundo entero, están demasiado enfrascados en su diálogo. Dios, me enferma, solo les falta besarse y acabarían conmigo. Una sola acción y estaría llorando como una boba.
Esperen…
No soy boba, no soy la protagonista llorona que sufre de amor. Limpio la pequeña gota que empezaba a formarse en mi lagrimal, luego, camino hacia caja para cancelar mi consumo. La pecosa se disculpa por la tardanza y yo solo entrego el dinero con una media sonrisa. Acomodo mis gafas y salgo a paso rápido de la cafetería. Cuando estoy a punto de cruzar el umbral de la puerta, veo que ellos deciden ponerse de pie.
Mierda.
Apresuro el paso, voy camino a la estación de autobuses. Cuando llego, giro solo un poco para ubicarlos. Los veo en la calle de enfrente, siguen charlando, pero esta vez Disney parece un poco alterada, agita las manos a cada momento y Loann se mantiene quieto en su posición con los brazos entrelazados sobre su pecho. Incluso desde aquí se ve atractivo con esa camiseta negra, los jeans azules y zapatillas blancas.
Otro dato de Loann: Le encantan las zapatillas blancas.
Sigo observándolos como una tonta, ni siquiera me percato que se me acaba de ... ¡Oh maldita sea el autobús!
Chasqueo la lengua, y finjo para mí misma, sí para mí misma, estar realmente indignada porque el autobús no se detuvo. No obstante, y porque soy masoquista, los continúo observando. Ahora Loann tiene las manos sobre los hombros de Lilian, los deja ahí por unos segundos hasta que ella retrocede un paso. Él intenta detenerla, pero ella lo aleja con una mano. Y no solo lo aleja, lo hace con toda la brusquedad posible. Claramente están discutiendo.
Loann se alborota el cabello con una mano, señala un par de veces hacia el cielo y luego se toma el puente de la nariz, mientras tanto Disney es solo una roca a su lado. Loann es perfección en todo sentido, hasta enfadado se ve hermoso y ella es tan aburrida, es solo chiquilla engreída con los brazos cruzados y uno de sus pies dando toquecitos en el piso.
Dios, no debo mirarlo así. Debo ser más discreta.
Finjo tomar el móvil de mi bolso y atender una llamada, pero en cuanto lo hago mi atención solo se puede centrarse en las manos de Loann atrayendo el rostro de Lilian hacia él. Me hielo, podría soltar mi teléfono y provocar que se haga añicos, pero todavía tengo un poco de fuerzas. Quiero cerrar los ojos, pero no lo hago. Como dije, soy masoquista y quizás una parte de mí quiere dejar todo esto atrás y decepcionarse de una vez por todas. Y, después de todo, no tengo si quiera oportunidad de decepcionarme porque... ¿alguna vez Loann me dio ilusiones?
La está besando, si es que no lo mencioné.
Lo está haciendo como lo hizo conmigo hace unas cuantas noches, pero no la acaricia como a mí en aquella habitación y eso me reconforta solo un poco. Experimento un fuerte dolor en el pecho y luego el vacío extraño en mi interior acompañado de una gelidez en la espalda. Debo apartar la mirada, pero no lo hago. Estoy quieta, con el móvil en mi mano y observando como Loann acaricia sus labios con los de Disney.
Pero qué imbécil soy, está besando a otra y sigo pensando en que podría enamorarse de mí.
Giro la vista hacia otro lado, y en cuanto lo hago, ocurre lo siguiente que me deja helada. Disney da un paso hacia atrás y estampa su mano en la mejilla de Loann. Mis labios se entreabren, no puedo evitar sentirme un poco reconfortada. Loann se queda perplejo por unos cuantos segundos hasta que decide volver a acercarse a Lilian y ella lo vuelve a rechazar como al inicio. Sigo espiándolos como boba hasta que la mirada de Disney logra caer en la mía, rápidamente llevo mi móvil a mi oído para fingir tener una llamada telefónica. Doy un par de pasos hacia atrás y luego giro, ahora estoy dándoles la espalda. Aprieto los ojos y me maldigo interiormente.
Dios, estoy siendo demasiado ridícula.
Me mantengo así por unos minutos, incluso escucho el portazo de un auto y luego el motor arrancar, pero no giro, solo me mantengo en mi tonta actuación hasta que ellos desaparezcan. Cuando no escucho más ruido, exhalo. Me preparo para girar, pero escucho una voz al otro lado de la calle. La hermosa voz pertenece a Loann y él está gritando mi nombre.