When She Was Obsessed

DÉCIMO NOVENO INTENTO

Loann abre la puerta.

Aprieto los puños a mis costados, estoy lista para esto. Aunque suene y este ridícula.

Puedo oír el sonido de la puerta cerrándose y luego un par de pasos antes de que se detenga. Ojalá pudiera verlo, me gustaría ver sus labios semiabiertos y esos hermosos ojos confundidos al ver a una loca chica dentro de su habitación.

— ¿Quién eres tú? — lo escucho decir, es tan predecible.

Y yo estoy loca.

Aún tengo el mechón de cabello entre mis dedos, aprieto la mano tras mi espalda mientras ruego que el plan estúpido, porque sí que lo es, no me falle.

— Soy la niñera de Liana — digo, con una voz más gruesa de lo que normalmente hablo.

— ¿Y qué haces en mi habitación? — cuestiona, su voz se oye un poco molesta, me aterro, pero no tanto como el hecho de haber encontrado un mechón de mi cabello en su diario de notas.

Respiro hondo, no funciona para tranquilizarme, mi corazón sigue enloquecido.

— Solo buscaba su oso de peluche, no quise...

— ¿Qué traes en la cabeza?

Y aquí viene mi tonto y ridículo plan.

— Una bolsa de donas — sonrío tras el papel.

La risa de Loann se oye en un par de segundos. Me gusta ese sonido, es como el quejido de un bebé león mientras juguetea con sus hermanos. Sí, lo sé, es una comparación tonta, pero así de tonta estoy por él.

— Eres la chica que salvo a mi hermana, ¿o estoy equivocado?

— Sí— sonrío tras la bolsa de papel.

— ¿Y por qué llevas una bolsa de papel en la cabeza? — vuelve a reír—. Replanteo, ¿por qué aún no te la has quitado?

Mis dedos se retuercen nerviosos sobre mi blusa.

— Estábamos jugando, ella y yo... es un reto... bueno —colapso mentalmente cuando escucho pasos acercarse a mí. ¿Cuántas posibilidades hay de que me asesine? ¿Que intente forzarme a hacer algo que no quiera? Aunque, si eso implica que me bese, no tendrá que forzarme a nada. ¡BASTA DEFNE! Deja esos pensamientos cavernícolas y ahora piensa en algo estúpido pero creíble.

— Es un reto y si te sacas la bolsa de papel, perderás. Vale, lo entiendo. No hay problema — lo escucho decir, calculo, a unos tres pasos de mí. Desde mi posición puedo oler su perfume, me encanta, ¿qué es? ¿vainilla mentolada? ¿mora y cítricos? ¿por qué hueles tan delicioso Loann?

— Tomaste las palabras de mi boca — digo, y después de un par de segundos encuentro demasiado sexy mi expresión.

Loann tomando algo de mi boca sería la gloria entera.

Cuando no encuentro ninguna respuesta, aclaro la garganta. Es muy incómodo estar a ciegas frente a Loann, sin saber cuál es su expresión ni que está haciendo en este instante. Me siento vulnerable, pero no del todo. La estúpida bolsa de papel me hace ridícula, pero me protege. Me protege de su desprecio, no quiero pensar en lo que él diría si me ve aquí. No necesito sus palabras hirientes cuando intento ser mejor persona.

— ¿Por qué el silencio? — su voz ya no suena tan agradable como antes.

Llevo una mano a mi chaqueta y suelto el mechón en unos de mis bolsillos. Tiemblo, ni siquiera sé si me he visto lo suficientemente discreta.

— Creo que Liana está esperándome — desvío.

Bien, no debo forzar la situación más de lo que ya lo es. Tengo que salir de aquí ahora mismo. Camino hacia la salida, a ciegas, Dios estoy caminando a ciegas como un polluelo recién nacido. En poco tiempo, y sin preámbulo alguno, siento la mano de Loann en mi espalda, arde tan literalmente que el dolor empieza a ser real. No puedo evitar soltar un quejido cuando lo hace.

— ¿Qué fue eso? — pregunta, tan cerca que me impresiona. Es como si sintiera su aliento demasiado cerca de mi oído. Me agrada, pero me hace estremecerme tanto que casi no puedo hablar con claridad, además, es extraño. No necesita estar tan cerca de mí para ayudarme en el camino, es como si lo estuviera haciendo adrede.

— Nada... — murmuro, y luego suelto una pequeña risa nerviosa.

— Ojalá pudiera ver tu rostro.

Sus manos se posicionan en mi cintura. Inhalo y mis labios se abren con ligereza. Si estuviera en una situación normal, estuviera jadeando como una tonta, pero no ahora, él no puede saber que su piel causa electricidad en mi sistema.

— ¿Estás segura de que es un reto? — su voz rebota en la piel de mi nuca. Me aterro. Loann suena caliente y bastante cercano que me asusta. Es como una mezcla de calentura, miedo, ansiedad y un poquito de confusión. ¿Alguna vez han sentido que el corazón se les disparaba cuando lograban cruzar la mirada con el chico que les gustaba? Pues, comparen eso con tener sus labios muy cerca al lóbulo de su oreja. Es combustión, Dios, puedo arder ahora mismo y no quemar ni un solo centímetro de mi piel. Es pura y neta mezcla de emociones, lo sé, pero qué bien se siente. Loann causa en mí más de lo que un beso de JC me hizo. Una sola palabra de Loann logra desbordarme. Debo huir de aquí.

— Aposté veinte dólares — digo, en un intento de sonar divertida. Avanzo un paso, quiero escapar de la sensación. Podría hacer una locura si permanezco un segundo más cerca de él.

— Yo puedo guiarte hace la salida — susurra.

Aprieto los labios, agradezco infinitamente a la bolsa de papel que no revela las gotas de sudor que se han formado en el borde de mi frente, por dos motivos:

1. Hace un calor infernal aquí.

2. Loann me está enloqueciendo al grado de hacer que mi cuerpo se sienta más caliente de lo normal.

Estiro los brazos hacia adelante buscando la forma de no tropezarme mientras camino hacia la puerta, de repente, siento las manos de Loann sobre las mías, obligando que mis brazos bajen. Aclaro la garganta, no puedo con esto. Definitivamente, tengo que girar quitarme esta estúpida bolsa de la cabeza y besarlo.

— Tranquila, no te harás daño, yo te ayudaré. Conozco a mi herma, sé que, si te quitas esta bolsa, perderás los veinte dólares.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.