Por la tarde, voy camino a casa de los Cooper como lo voy haciendo toda esta semana. Es mi último día de trabajo antes de mis días de descanso, así que planeo que estas sean unas horas mucho más productivas.
La conversación con Stefan me ha dejado intrigada. A esto le sumo el mechón de cabello y la actitud extraña de Loann Cooper frente a algo tan simple como estar enamorado. Sé que Loann Cooper oculta algo y que yo puedo ser quien lo descubra. Sé que soy terca, pero es algo que me caracteriza. Además, hoy estoy decida a usar un arma infalible.
Mi atractivo.
—¡DEFNE! — exclama Liana al verme. La abrazo y luego saludo a la señora Vega quien se prepara junto a su esposo para ir al trabajo.
—Ayer por la noche Liana y yo preparamos galletas de avena — me informa, va a decir algo más, pero Liana la interrumpe.
—¡Comeremos muchas! ¡Son deliciosas!
Annie acaricia su cabello y le sonríe, luego, me susurra algo en el oído.
—Que no coma más de dos esta tarde, por favor — me indica.
—Vale —digo, asintiendo.
Los Cooper salen de casa y pronto Liana y yo planeamos que juego realizar. Es viernes y, ya que mañana no hay clases, tenemos la tarde para divertirnos.
—¿Qué dices si jugamos a la pasarela? —sugiere Liana.
—La idea me gusta.
Miro hacia arriba, justo en donde el caracol de escaleras da hacia el segundo piso. Loann nos mira desde arriba con las manos apoyadas en las barandas. Cuando nuestras miradas se cruzan, decide marcharse.
Y entonces se me ocurre una idea genial.
—¿Tienes algún vestido lindo para mí? — le pregunto a Liana.
—¡Claro que sí! ¡Mamá tiene muchos!
Me sobo las manos como una mosca astuta.
—Dale, será nuestra primera pequeña travesura.
—¡Y comeremos muchas galletas!
—Eso no — levanto un dedo—. No se puede sobrepasar el límite de travesuras en un día.
Liana hace un puchero.
—Pero te maquillaré como una princesa.
Su sonrisa vuelve, luego de eso, nos vamos hacia la habitación de la señora Cooper. Al ingresar, lo primero que noto es que una habitación muy acogedora y ordenada. Tiene las paredes pintadas en color beige y granate, colores mucho más vivos que los del sobrio cuarto de Loann, y una cama gigante. También hay un escritorio en donde se encuentran dos portátiles y un juego de relojes de hombre que se ven un poco costosos.
—Mamá tiene muchos vestidos y todos son hermosos — dice Liana, abriendo el clóset de Annie.
Me gusta todo lo que veo. Hay muchos colores y telas para elegir, pero el que más llama mi atención es un vestido rojo de escote pronunciado.
—Quiero ese — le digo a Liana.
—Pues tómalo — me dice con obviedad—. Yo elegiré uno de los míos de princesas, ¿vale?
—Vale.
Tomo el vestido y luego salimos de la habitación como ratones traviesos. En la pieza de Liana, saco el maquillaje que preparé en mi bolso y empezamos la sesión de acicalamiento profesional. A Liana, le hago un moño hermoso alto que deja sus rizos a los costados de su rostro. La maquillo de forma tenue con un poco de brillo labial y glitter en los párpados, y le coloco una corona de plástico en la cabeza. Por otro lado, yo decido maquillarme los ojos de manera ahumada, pintarme los labios en color rojo y colocar un poco de iluminador en mis pómulos. Dejo mi cabello rubio suelto y pronto estoy lisa para enloquecer a medio Charlotte. El vestido es el boom.
—¡Estás linda, Defne! — grita Liana.
—Tú estás igual o más hermosa— le digo.
—Yo soy tu hada madrina y tú eres Cenicienta — me dice ella.
Sonrío.
El desfile de modas no salió como lo esperábamos, no tuvimos público, así que nuestros únicos expectantes fueron los osos de peluche y las barbies de Liana. Nos tomamos fotografías en mi móvil con caras graciosas y luego terminamos viendo "Cenicienta" en su versión Live Action. Me cuesta persuadir a Liana de solo comer dos galletas de avena y no comprendo por qué la señora Vega es tan estricta en cuanto al consumo de azúcar, pero termino obedeciéndole. Todo lo que sea referente a la salud de Liana es mi deber y responsabilidad, así que solo acato lo indicado.
Al final, Liana termina quedándose dormida después de haberse cepillado los dientes. Son las diez de la noche y los Cooper no llegan. Dos minutos después, recibo una llamada de ellos indicando que tardarán un poco más de lo debido y que por favor le pida a Loann que me lleve a casa.
Rayos.
Le doy un beso en la frente a Liana antes de salir de su habitación y camino hacia la de Loann. Me quedo quieta en la entrada, todavía llevo el vestido puesto y el maquillaje de hace unas horas no se ha arruinado. Entonces, mis manos vuelven a sobarse como las de una mosquita astuta. Puedo utilizar estar armas letales para sacar un poco de provecho. Quizás conseguir un poco de información...
Defne, no te engañes.
Toco la puerta de su habitación, está abierta, así que sola empujo.
Loann está en su cama leyendo un libro y, lo mejor de todo, es que tiene el torso desnudo. Cierro mi boca de inmediato.
—Tus padres están tardando — me animo a decir.
Su mirada pasa de inmediato hacia mi dirección. Lo he asustado un poco, pero su mirada se queda muy quieta sobre mí. El tiempo necesario para comprender que está admirando lo bien que me veo en este vestido.
Aclara la garganta.