Bebo un poco de jugo antes de responder y con la vista entrecerrada veo en mi estrecho campo de visión a todos muy atentos a mi respuesta.
Soy una tonta, pero estoy hermosa.
Pero sí, en serio, soy muy tonta.
— ¿Perdón? — cuestiono. Fingir demencia siempre ha servido para mí, pero la mirada inquisitoria de la abuela me demuestra que ella no se contentará con una respuesta que la esquive.
— Hice una pregunta, señorita.
—Abuela... —interviene Loann.
Ella le da una sonrisa y luego me carcome con la mirada.
— Solo quiero saber porque la señorita mostró tanta alegría al escuchar tu respuesta — vuelve a mirar a Loann—. Mi vida sabes que te amo, pero después conversaremos acerca de eso. Lilian es la mujer ideal para ti. Debes cuidarla, valorarla y respetarla.
Loann exhala y yo me pierdo por un momento en la manera en cómo bebe su jugo de naranja, hasta que un golpe en la mesa me devuelve a mi situación bochornosa. Aclaro la garganta antes de hablar, solo para darme un poco de tiempo y lucir más natural, aunque claramente estoy tan nerviosa y sudosa que podrían caer gotas de agua de mi frente ahora mismo.
— ¡Sí! — vuelvo a repetir, pero esta vez como si hubiera recordado algo muy gracioso—. Acabo de resolver el acertijo que encontré ayer en el periódico — tomo otro sorbo de jugo—. Dios, estaba tan difícil. No se preocupe señora, mi reacción no tuvo para nada que ver con la respuesta de Loann — miro a té helado ceñuda—. De hecho, creo que es una terrible respuesta, me parece realmente de mal gusto que no quieras casarte con esa chica tan fina, dulce, amable y tan auténtica, para nada mentirosa y embustera de Lilian. Muy mal Loann, muy mal — reniego.
Loann sonríe ligera y discretamente, estoy segura de que solo mis ojos captan la diversión en su rostro. Subo una ceja y él desvía la mirada hacia otro lado mientras intenta ocultar su sonrisa bebiendo otro sorbo de su jugo.
— No te creo — rechista la abuela.
Nuestras miradas se encuentran.
— Sara, basta ya de ataques por favor. Queremos tener un desayuno tranquilo —interviene Annie.
— Esta muchachita me está tomado del pelo — me señala.
Diablos, abuela, ya cállese.
— A mí no me cae Lilian — agrega Liana mientras devora sus frutas trozadas, giro hacia ella y le dedico una sonrisa de agradecimiento. Dios, no puedo amar más a esta pequeña. Es en ángel que el cielo se había negado en darme. La adoro.
— Lianita, ¿por qué dices eso? —cuestiona la abuela—. Lilian siempre ha sido muy linda contigo, además es la novia de tu hermano. Loann la ama mucho — en esta frase me lanza una rápida mirada y yo revoleo los ojos, claramente ella y yo nos estamos desafiando con demasiada evidencia—. No deberías decir ese tipo de cosas.
— ¿Por qué no? Además, es hermana de Chloe, y ella es cruel conmigo en la escuela. Nunca te cases con Lilian, Loann — le suplica.
Loann arruga la nariz, sonríe y niega con la cabeza. Liana da saltitos en su asiento y empieza a devorar las fresas de sus panqueques. Acaricio su cabello y le agradezco interiormente hacer que la abuela tengo ese gesto tan amargo justo ahora. Ojalá pudiera tomarle una fotografía, sería genial hacer un buen sticker de su cara para WhatsApp.
— Hablaré con la mamá de Chloe mañana mismo — asegura Annie.
— No te preocupes, mamá — dice Liana—. Defne me ha enseñado muchas maneras de defenderme.
— ¿Como usar las palabras "sucias ratas"? — cuestiona la abuela.
Me encojo en mi asiento. Nunca pensé que ser niñera llevaría tener un poco de responsabilidad y control en los consejos. De hecho, nunca pensé que Liana estaría hablando de mis consejos hoy y en el desayuno. Me muerdo el labio inferior, espero que los señores Cooper no se molesten por las nuevas palabras que le he enseñado a su pequeña hija. Pero... alguien debía enseñarle a defenderse, está bien que ella sea tierna y dulce, sin embargo, eso no significa que no pueda darles a esas niñas un poco de su propia medicina. Mamá siempre me enseñó a ser autosuficiente, quiero que ella tenga un poco de esa valentía.
— También decirles estúpidas lagartas y, si son muy malas conmigo, puedo decirles que son putativas.
Aunque creo que exageré un poco.
— Cariño — la interrumpe Annie, con una sonrisa algo avergonzada.
— ¿Qué mamá? — pregunta Liana, con gesto inocente. Mientras yo, con las mejillas más que rojas, me debato entre huir o seguir fingiendo que realmente merezco el puesto de niñera.
— Esa palabra usaba yo en la universidad para defenderme de las chicas que me atacaban — dice la señora Vega, de forma divertida. El señor Cooper ríe junto a ella y yo los observo con admiración. Ojalá tuviera recuerdos de mis padres juntos, pero lamentablemente solo vienen a mí imágenes de ellos discutiendo y a mamá echándolo de casa. Así que creo que esta es la experiencia más cercana que viviré de una familia realmente unida.
Loann tus padres son geniales, ¿por qué saliste tan amargado?
— Annie, por favor, ese no es un vocabulario para una niña decente. Ella debe comportarse de otras maneras.
Oh, ya veo de quién sacó la amargura.
— Hablaré con Liana después, pero primero tengamos un desayuno tranquilo, suegra.
La abuela toma un bocado de fruta y se lo lleva a la boca. Sé que ella no se detendrá y tengo un poco de miedo. Puede que estar cerca de Loann sea algo muy bueno para mí, pero más que eso necesito este trabajo. Mamá tiene gastos y no puede cubrirlos. No me puedo permitir quitarle este pequeño ingreso.
El resto del desayuno son anécdotas graciosas de los señores Cooper y una que otra de Loann, momentos en los cuales mis oídos agradecidos escuchan cada uno de esos datos graciosos e inolvidables. Los demás son ocasiones que agradezco haber podido presenciar en la primaria.
Aunque Loann era demasiado grande para mí en aquellas épocas, tengo vagos recuerdos de nuestros tiempos escolares. La señora Vega no me recuerda, porque yo estaba muchos grados abajo de él, pero al parecer Loann sí, ya que me lo ha mencionado un par de veces. Me pregunto si eso es una señal, lo digo porque, quiera o no, el destino nos ha mantenido en el mismo lugar muchos años de nuestra vida.