When She Was Obsessed

VIGÉSIMO OCTAVO INTENTO

Stefan es muy guapo, cualquier chica estaría encantada con él se los aseguro. Sin embargo, hay una electricidad que no siento en mi cuerpo cuando nuestras miradas se conectan. Y eso es algo que me impide ir más allá de una amistad con él. Solo hemos tenido una cita y fue genial, pero no pretendo jugar con él. No quiero hacerlo de nuevo.

— Te escribí un par de veces estos días — dice, tratando de sonar casual.

— Lo lamento, no pasaba un buen momento — digo, intentando sonar muy sincera—. He preferido alejarme un poco de los temas sociales. No lo tomes personal.

— Te entiendo, también tuve días así.

Empiezo a caminar por el pasillo y él va en mi costado.

— ¿Días en los que no quieres saber nada de nadie?

— Sí — mete las manos en sus bolsillos—. Hace mucho tiempo, pero... ya estoy mejor. Por eso te aconsejo que, si la estás pasando mal, no te refugies en el exilio.

— Exilio es algo exagerado, solo quería unos días para pensar.

— ¿Puedo preguntarte algo?

Asiento.

— No creo en los rumores, pero... hay comentarios de que saliste con Loann.

Me detengo, sabía que esa noticia iba a pasar a otras facultades de la universidad.

— Solo fue un error. Él y yo no tenemos nada — aclaro la garganta. Me duele, pero es la verdad—. Y si tu pregunta es por la fotografía que se subió a redes sociales...

— No, no, no — me corta—. No es necesario que me aclares eso. Si tú dices que no hay nada entre ustedes, te creo.

— ¿En serio?

— Esa foto no dice nada, además, me gusta creer en las personas.

Sonrío.

— Es muy amable de tu parte.

— ¿Es por eso que la estás pasando tan mal?

— Más o menos — respondo. No quiero dar más información acerca de mis sentimientos ni nada que esté relacionado con Loann. De hecho, no quiero hablar de él en estos momentos.

— Disculpa si estoy sonando entrometido, pero es que me encontré a Larry en una cafetería y él parecía no saber nada de ti.

Llevo un mechón de mi cabello tras mi oreja.

— Él y yo no nos hemos visto hace unos días.

— Entiendo, de todas formas... — sonríe amablemente—. Si quieres distraerte, caminar o simplemente hablar de lo que sea, tienes mi número. Dicen que soy bueno escuchando.

Antes de responder, mi vista se concentra en ver como Loann Cooper camina hacia nuestra siguiente clase. A su lado, Lilian Disney va con libros en las manos y la misma pose de siempre. Parece como si nada hubiera cambiado entre ellos. Desvío la vista y aclaro la garganta.

— Quizás puedas visitarme — ofrezco.

No tengo la amistad de Larry, pero podría empezar de nuevo con Stefan.

— Te tomo la palabra — dice, un poco más emocionado que hace uno segundos.

Sonrío.

Antes de irme, Stefan deposita un beso en mi mejilla. Siento demasiado bien el contacto de sus labios con mi mejilla, pero la electricidad sigue sin aparecer. Ingreso a mi aula intentado reunir una gran cantidad de fuerzas, agito mi cabello y mantengo una sonrisa triunfante.

La actitud siempre es primero.

...

El profesor River inicia su clase con la mitad del salón como espectadores. Hay muchos asientos vacíos, pero yo he decidido tomar uno diferente al que usualmente tengo. Estoy en la fila de en medio y en la tercera fila. Un lugar lejos de Larry y lejos de Loann, justo en medio para que no tenga que oír sus voces ni toparme con sus caras.

— Bien, muchachos, quiero saber cómo van con sus hijos adoptivos — pregunta el profesor.

— La mía es una tortuga y la verdad es que no hace mucho — comenta un alumno de la última fila.

— Mi serpiente se escapó y ahora mi madre va a matarme por ello, así que no creo que me esté yendo bien. Además, su veneno es mortal— comenta otro.

— No te preocupes, no es venenosa.

— Lo decía por mi madre.

Todo el salón ríe y el profesor sube una ceja.

— Bueno, yo todo el tiempo pienso que mi hurón me morderá el culo, pero todo bien — empieza a hablar el tercer alumno.

— Los hurones no muerden — rechista el profesor.

— No, así le digo a mi novia.

Todos vuelven a reír y el profesor exhala ofuscado.

— ¿Alguien quiere hablar con seriedad en esta clase? — cuestiona.

Disney levanta una mano.

— El caso de mi novio es aún peor, ya que una de las integrantes de su grupo se niega a circular el animal hacia los demás compañeros, así que ni siquiera saben cómo el comportamiento de este — nos retamos con la mirada por uno segundos.

— Señorita, Prinsloo — empieza el profesor—. Temo decirle que usted no está colaborando con su grupo y posiblemente eso pueda incurrir en una mala calificación.

Oigo las murmuraciones exasperadas de Disney y suspiro.

— He desarrollado un vínculo con esa cerdita, un vínculo afectivo muy fuerte — explico.

— Está de más que decir que es su obligación dejar que todo el grupo participe, agradezco mucho que haya interiorizado tanto el tema de nuestro taller, pero el tiempo máximo acabó. Hoy mismo debe pasar el animal hacia un integrante de su grupo.

Asiento.

Buscaré a alguien más confiable de entre los integrantes de mi grupo, le pagaré un poco de dinero y fingiremos que cumplí con la orden del profesor River hasta que encuentre algo que hacer. Es un buen plan, de corto plazo, pero lo es.

La mitad de clase del profesor, me mantengo muy concentrada, pero la otra... me la paso intentando elegir a alguien cuerdo de entre Dientes de ratón y Tania Siliconas. Lesly podría ser una opción, pero últimamente la veo tan unida a Larry, que la idea empieza a resultarme no tan buena. Si ellos permanecen tan juntos todo el tiempo, eso no quita que pueda cruzarme con él y no quiero. Todavía me duele su traición.

Envío mensajes de texto a cada uno de ellos para ofrecerles el turbio negocio, pero ambos se niegan. Todos les tienen temor a las venganzas de River, menos yo. Siempre he sabido esquivar a los profesores "malos". Un minuto después, me decido por última opción: Loann Cooper, quien probablemente me diga que no, pero siempre es bueno intentar.




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