Si alguien me golpeara con un bate en la cara, seguiría sonriendo. Si alguien me empujara hacia un mar de tiburones, seguiría sonriendo. Si Disney se cruzara en mi camino, seguiría sonriendo. Por cualquier mal motivo, yo seguiría sonriendo. Nada malo puede pasarme ahora. Todo, absolutamente todo, es soportable si lo tengo a él.
— ¿Ya terminó la niña con toda esa mierda del amor? — me interrumpe Larry.
— ¿Qué? — pregunto, desconectándome de mis pensamientos.
— Que nunca te había visto así por un tío.
— Loann no es un chico, es el amor de mi...
Larry da una fuerte palmada sobre la mesa del cafetín. Me sobresalto.
— No, no, no lo digas. Es una frase maldita — masculla.
— No maldigas — sonrío.
Recordando esos hermosos labios diciéndome que deje de maldecir todo el maldito tiempo.
— ¿Qué brujería es esa? Tú amas las maldiciones — Larry más que confundido parece ofendido por mi corrección.
Sonrío como boba.
— A Loann no le gustan las maldiciones.
Larry toma mis hombros y me mira fijo. Quiere hacerme reaccionar, lo sé, pero estoy absorta en mi extraña relación con Loann, que no logro entender nada de lo que dice. Solo comprendo su última frase y es la única que una respuesta en mí.
— Me asustas, idiota — finaliza.
Sacudo mi cabeza.
— ¿No estás contento por mí? Acabo de contarte la mejor historia de tu puta vida.
Larry le echa una ojeada a la mesa contigua. La mesa en donde almuerza Trina, las gemelas, Gary y... JC. Sé que está preocupado por la denuncia que le hicimos, pero yo no estoy siquiera inquieta por ello. Todos mis problemas están resueltos ahora mismo.
— Es que no puedo estar contento, estoy preocupado — vuelve a mirarme—. ¿Recuerdas lo que hicimos con JC?
Lo señalo con un dedo para hacer énfasis en lo que voy a decir.
— Golpeó a Mónica y ella es tu amiga. Se merece toda la mierda que le caerá encima.
Larry vacila y yo aprovecho para convencerlo de que hicimos bien.
— JC no podía, no puede agredir a alguien y creer que no tendrá consecuencias. Es un niño mimado y cree que las personas son sus juguetes. Cree que yo lo soy — afirmo.
— Entonces lo hiciste en venganza, no por Mónica — concluye, mientras se recuesta en el espaldar de la silla.
— Lo hice por todo — le aclaro con firmeza — a ese imbécil le llegó su día.
Larry inclina el mentón hacia su mesa.
— ¿No crees que es extraño que ya hayan pasado dos días y no pase absolutamente nada?
Esta vez me animo a mirar hacia la dirección de "esa" mesa. Como en una película de suspenso, mi mirada se cruza con la de JC. La desvío al instante.
Mierda.
— No lo sé, pero espero que hagan algo — suspiro—. ¿Cómo está Mónica?
— Ella está bien, creo que la veré por la noche.
— Wou, ¿y eso pone celosa a Lesly? — cambio de tema drásticamente, porque hablar de JC hace agrio mi almuerzo.
Larry me enseña el dedo de en medio. Río como una tonta.
— Ella está rara conmigo. No hemos hablado hace mucho — le informo.
— Ella te odia — la rubia tose y yo me alarmo.
— ¿Qué mierda dices? — me escandalizo.
— Cree que entre los dos hay algo, qué asco — hace un mohín y yo golpeo su hombro.
— ¿Gracias?
Larry y yo reímos al unísono. Luego él empieza a ladear la cabeza. Por la forma en la que lo hace, sé que hay algo que lo inquieta.
— Less es una linda chica, pero — empieza a decir, lo codeo, pero en cuanto noto que no le parece algo divertido dejo de hacerlo—. Defne, ella va a sufrir mucho. Yo tengo mis mierdas, creo que puedo ser muy nocivo para ella. Además, estoy confundido.
— Aceptarlo es gentil de tu parte, pero no creo que alejándote de ella vayas a solucionar algo. ¿Por qué no hablas claro con Lesly? ¿Por qué no intentan solo tener una amistad y dejan el sexo de lado? Quizás eso te confunde más.
— Imposible — agranda los ojos cuando lo dice.
— ¿Por qué? — sueno tan inocente, que casi quiero abofetearme.
— Nos gusta demasiado — asiente varias veces y luego sonríe de manera pícara.
Llevo una mano hacia mi corazón.
— No comas delante de los pobres. Me has dado justo aquí, en mis diecinueve años de pureza y virginidad. Eres un maldito.
Larry bajas las pestañas y sonríe maliciosamente.
— Yo te doy una semana siendo virgen, pero Loann te dará algo más. Te dará en la cama, en el salón de clases, en el pupitre de River, en el cuarto de los Cooper, en...
— Cierra la maldita boca — gruño.
— Te recomiendo de perrito.
—¡Cállate!
Larry levanta las manos fingiendo inocencia.
Intento darle el primer bocado a mi sándwich cuando Larry empieza a hablar nuevamente.
—¿Qué harás con Stefan?
Suelto el sándwich en mi bandeja y suspiro.
—Él y yo no tenemos nada, pero...
—¿Pero?
—Puede que... — lo miro como una niña a la que están a punto de regañar—. Antes de que todo se arreglara entre Loann y yo, nos besamos.
Larry hace una mueca que dice: Uy, está jodida.
—¿Crees que deba hablar con él?
—¿Qué sientes por Stefan?
—Me agrada, es un tío excelente y es demasiado amable.
—Puaj, suena a un montón de mierda resumida en: Solo lo veo como mi amigo.
Achico los ojos.
—Si lo vuelves a ver, sé sincera con él.
Mi pecho se comprime.
—Quedamos en vernos pronto. Quiere que trabaje en una campaña publicitaria, pero la verdad, creo que no es buena idea. No quiero volver a hacer nada que él pueda llegar a mal interpretar. Metí la pata hasta el fondo, quiero remediarlo.
Larry coloca una mano en mi hombro y luego hala de mí para abrazarme.
—Intenta no pensar tanto. Sabes que esto del amor no correspondido es una jodida cadena. Detrás de ti, hay alguien que sufre por tu amor, y detrás de esa persona hay alguien más; así que, rubia, no creas que no volverás a romper un corazón porque lo harás. Loann rompió tu cadena, y estoy segura de Stefan correrá la misma suerte. No contigo, pero sí con otra chica.