Whispers in the Ice

Capitulo 15

Abrí los ojos despacio, sintiendo un ligero mareo en la cabeza y un dolor incómodo en el vientre. Lo primero que hice fue girar un poco el rostro: Iker seguía a mi lado, profundamente dormido. Su respiración era tranquila, su brazo rozaba el mío, y por un instante sentí una paz extraña, como si nada malo pudiera alcanzarme con él ahí.

Pero entonces, mi corazón dio un vuelco.
Me incorporé de golpe, con los ojos muy abiertos. El recuerdo me golpeó: estaba en mi periodo. Mi primera reacción fue mirar de inmediato la sábana bajo mí. La ansiedad me apretó el pecho. “Por favor, no, que no haya manchado…” pensé, mordiéndome el labio.

Con cuidado, me levanté y revisé. No había ninguna mancha visible, y solté un suspiro tembloroso de alivio. Aun así, decidí ir directo al baño a darme una ducha antes de que algo más pasara.

Tomé mi teléfono del buró, y en la pantalla brillaba una notificación: un mensaje de uno de mis compañeros de clase. Lo abrí sin pensar demasiado, y entonces lo vi.

Fotos.
Varias fotos.

Logan.

Logan semidesnudo en un sofá, con una chica encima de él. Ella estaba sin camisa, su boca pegada a la de él. Se notaba claramente que estaban en medio de algo más. Y en el fondo, las luces y la música dejaban claro que todo era en una fiesta… la del día anterior.

Sentí que la garganta se me cerraba.
Las manos me temblaban mientras sostenía el teléfono, repasando cada imagen como si mi mente no quisiera aceptarlo.

Él… se había acostado con ella. Mientras yo estaba aquí, vulnerable, sintiéndome morir de dolor, cuidada por Iker.

Un nudo se formó en mi estómago, mezcla de rabia, tristeza y decepción. Sentí un ardor en los ojos, pero parpadeé fuerte, negándome a llorar.

Con el corazón hecho un caos, apreté el celular en mi mano y caminé hacia el baño. Necesitaba una ducha, necesitaba calmarme, necesitaba… cualquier cosa que me hiciera olvidar esas imágenes.

Sin mirar atrás, cerré la puerta del baño, con la sensación de que, en cuestión de segundos, todo había cambiado otra vez.

Acababa de salir del baño, con el cabello aún húmedo y el cuerpo envuelto en la bata. Sentía la piel ardiendo, no por el agua caliente, sino por las imágenes que seguían quemándome la mente. Las fotos. Él. Ella. Logan.

No tuve tiempo de recomponerme cuando lo vi entrar a mi habitación. Sus ojos me buscaron de inmediato, cargados de rabia y de un rastro de orgullo herido.

—Se que ya viste las fotos —soltó, con voz seca, casi a la defensiva—. Pero no puedes culparme, ¿sabes? No después de que tú te acostaste con él. No lo niegues, Violet, yo los vi ayer.

Lo miré sin pestañear, la mandíbula tensa. Un torbellino de emociones me recorría, pero no iba a temblar frente a él.

—¿De verdad? —mi voz salió firme, casi cortante—. Logan, Iker me cuidó ayer porque tenía cólicos. Estuve doblada de dolor toda la maldita tarde, y él simplemente se quedó a mi lado. ¿Y tú? —di un paso hacia él, con el corazón golpeando fuerte en el pecho—. ¿Tan difícil era hablar conmigo? ¿Tan imposible era escucharme aunque fuera un segundo? No, claro que no. Era mucho más fácil para ti irte a revolcar con otra.

El silencio se instaló un instante. Lo vi tragar saliva, sus ojos nublados por algo entre arrepentimiento y furia contenida, pero ya no me importaba. Por primera vez no sentía que debía justificarme ni bajar la cabeza.

Le sostuve la mirada, firme, dolida, pero más fuerte que nunca.

La habitación estaba impregnada de un silencio áspero después de mis palabras. Logan me miraba con los ojos abiertos, como si no pudiera creer que lo había enfrentado de esa manera. Sus labios se abrieron para decir algo, pero antes de que pudiera, la puerta se abrió con fuerza.

Patrick entró primero, con esa presencia que llenaba cada rincón. Iker iba detrás, la mirada oscura clavada en Logan, y con ellos venían Luck y Marco, como sombras imponentes que hacían la atmósfera aún más sofocante.

—¿Qué está pasando aquí? —la voz de Patrick tronó como un disparo, fría, firme, imposible de ignorar.

Me quedé helada. Logan retrocedió un paso, nervioso, intentando recomponerse.

—Nada, señor —respondió con torpeza, apretando las manos en los bolsillos—. Solo estaba hablando con Violet…

Patrick arqueó una ceja y dio un paso al frente. Su mirada lo atravesó como cuchillas.
—Hablando —repitió, con un tono cargado de incredulidad—. Pues yo diría que tu “hablar” suena más a problema.

Logan tragó saliva, pero no se movió.

Vi de reojo a Iker. Su mandíbula estaba tan apretada que pensé que podía romperse. Sus ojos no se apartaban de Logan, tensos, posesivos, como si en cualquier momento pudiera perder el control.

—Patrick… yo solo—

—Basta —lo interrumpió mi padre, levantando la mano. La calma en su voz era aún más peligrosa que un grito—. No quiero excusas, Logan. Agradece que no hago esto en frente de todos. Desde este momento, estás fuera.

El silencio fue brutal. Sentí el aire escaparse de mis pulmones.

—¿Fuera…? —repitió Logan, con la voz quebrada.

—Fuera de mi casa, fuera de mi confianza, y fuera de la vida de mi hija —sentenció Patrick sin titubear. Luego giró la cabeza hacia Luck y Marco—. Asegúrense de que recoja sus cosas y no vuelva a cruzar esa puerta.

Luck dio un paso adelante, firme, y Marco ya esperaba en el pasillo. Logan me miró una última vez, con una mezcla de dolor y rabia, pero no dijo nada. Se limitó a salir, arrastrando los pies.

Cuando la puerta se cerró tras él, sentí que mis piernas temblaban. Iker dio un paso hacia mí, como si fuera a sostenerme en cualquier segundo, y Patrick me miró con una seriedad que me atravesó.

—Princesa… no volverás a sufrir por alguien que no te merece.

Y aunque quise responder, mi cuerpo no me obedeció. El mareo me golpeó de pronto, el dolor en mi vientre volvió más fuerte y, antes de que pudiera evitarlo, todo se volvió negro.




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